Qué peligro para nuestro mundo resultan aquellos aduladores, aquellos que temen dejar de serlo por perder lo que han logrado con base en ello, qué peligro representan para nuestras comunidades, nuestra sociedad, incluso para nuestros gobiernos, ya que no menos peligrosos son aquellos a quienes les gusta ser adulados.

Los temerosos, esos que no pueden expresar su opinión libremente, o más allá de lo temerosamente aceptable por la misma sociedad, que en ocasiones se caracteriza de vivir en la mentira, en la apariencia, en el engaño social.

Como adultos tenemos y debemos alejar la falsedad del pensamiento que emite palabras que en muchas ocasiones ni siquiera son verdades para nosotros mismos, son palabras que nacen por complacencia y a gusto del interlocutor para evitar con ello una confrontación de verdades. Esto no debe ser ejemplo para nuestros hijos, ellos deberían estar blindados contra la metralla de falsedades y los monumentos a la falta de sinceridad.

De seguir construyendo sociedades temerosas, fanáticas, llenas de bocas que emitan todo aquello que los adulados quieran escuchar, silenciando verdades, alejando sinceridades, de seguir este rumbo no nos extrañe que continuemos engrosando la lista de políticos, policías, ciudadanos, profesionistas, servidores públicos y un sin fin de personajes más, que basados en esos menesteres no alcanzan jamás a apoyar a las sociedades e individuos que más los necesitan, continuaremos viendo abusos en todos los sentidos, ya que todos ellos seguirán temerosos del juego limpio que sin mentiras y sin engaños no son, ni logran, nada.

No sigamos construyendo temerosos fanáticos, de esos quienes no callan sino gritan, no sus ideas, mucho menos sus ideales, no sus sentires, mucho menos sus sentimientos, sino que de una forma por demás buscona de la aprobación general solo atinan a vociferar y articular todo aquello que al adulado le genere ese falso placer, de una ilusoria verdad.

Es lamentable, que en este nuestro mundo al revés, la palabra emitida de aquellos que son los temerosos complacientes rinda frutos ante quien las dirigen, son aduladores empedernidos, frívolos, extorsionadores que lamentablemente se catalogan por encima de aquellos valientes  que tratan de emerger como ejemplos de lucha, de honra, de dignidad y lealtad pero a base de dignificar el sentido de la honestidad en cada palabra emitida. En este mundo errado, es valiente aquel que miente por encima del temeroso que calla.

Alejemos pues, estos conceptos erróneos de las mentes de todo aquel pequeño que maña tendrá que salir avante en esta jungla que se vive de prisa, sin remordimientos, cambiemos hoy para que ellos puedan tomar decisiones alejados de la temerosidad que da el ser sincero en un mundo ahogado en hipocresía.

No puede ser señalado, mucho menos excluido, aquel que dice lo que piensa sin el ánimo de ofender, simplemente por ser ello la actitud emitida de sus pensamientos, de esos pensamientos que jamás deberían ser mutilados para complacer absolutamente a nadie y mucho menos por el temor de perder cualquier dádiva que genera la ponzoñosa adulación.

Cambiemos de actitudes y pensamientos para poder cambiar sociedades y resultados.

 

William Shakespeare:

“Al que le gusta que lo adulen es digno

Del indigno adulador.”  

 

Luis Oscar Ruiz.

@raczoblue