Pues no... Las ciudades del siglo XXI no son lo que nos anticiparon las películas de ciencia ficción, o dibujos animados como aquellos entrañables Supersónicos.

Y no... Tampoco se parecen a las típicas ciudades gringas que a mediados del siglo pasado se convirtieron en nuestro modelo a seguir.

La visión urbana ha cambiado, así como ha cambiado también esa compleja maraña de procesos económicos y sociales que nos definen como sociedad.

Y sin embargo, en medio de tantos cambios, se sigue tratando de lo mismo... De asumir el objetivo de lograr que las ciudades sean ese espacio de seguridad y oportunidades que todos necesitamos.

Y ojo, que si bien es cierto que hoy vivimos tiempos muy urbanos, ello no debe ser motivo para dejar atrás en el proceso a quienes siguen viviendo en comunidades rurales.

Se sigue tratando de lo mismo, de que llegue el día en que los gobiernos cumplan con la misión de planear y conducir la transformación de ciudades y comunidades de todos tipos y tamaños.

Se trata de generar espacios amables... Bellos... Eficientes... Competitivos... Y justos...

Se trata de crear espacios que permitan reducir la brecha de desigualdad que separa a ricos y pobres.

Se trata de que la transformación urbana multiplique las oportunidades para que la gente, sin importar sus ingresos, encuentre una solución de vivienda acorde a sus capacidades.     

No hay forma de que alguien no comparta estos objetivos... Lo difícil empieza cuando se trata de conciliar voluntades a fin de unificar objetivos y proyectos...

El reto no está en los “qués”... Sino en ponerse de acuerdo en los “cómos”.

El inicio de nuevos gobiernos tanto en el país, como en la Ciudad de México, coincide con las fiestas de fin de año, que son ocasión perfecta para buenos deseos, hacer peticiones y tomar compromisos.

A la gente común... Los ciudadanos... Nos toca asumir un profundo compromiso con el futuro y traducir este compromiso en un claro interés por la agenda urbana.

A quienes están en el gobierno y en sus diferentes órganos relacionados con los procesos urbanos, correspondería el de asumir el compromiso de planear y conducir la transformación de nuestras ciudades y comunidades.

Todos juntos, gobiernos y sociedad, debemos hacer un enorme esfuerzo para entender en una forma integral que nuestras ciudades tendrían que ser puentes que nos lleven a mejores escenarios de futuro, y que estos escenarios no se logran solo a partir de buenos deseos.

Hacer ciudad es un proceso complejo en el que todos debemos participar.

Hay quienes dicen que no es posible hacer ciudad si antes no se ha hecho el esfuerzo de construir ciudadanía.

Porque hacer ciudad implica planeación, regulación, inversiones en infraestructura y gobiernos eficientes y alejados de la corrupción.

Pero implica también la necesidad de que la ciudadanía se convierta en parte fundamental de las soluciones...

Para poder hablar de hacer ciudad es necesaria una hoja de ruta que tenga como punto de partida un extraordinario Proyecto Integral de Ciudad, debidamente sustentado en instrumentos de planeación, regulación, inversión y gestión urbanas, al que se sumen los diferentes actores que definen una sociedad.

Es necesaria la participación de una iniciativa privada que realice inversiones y construya los activos inmobiliarios que se requieren...

Y es necesaria una ciudadanía dispuesta a fortalecer sus reglas de convivencia y a hacer las actualizaciones necesarias a sus formas de relacionarse como sociedad.

Hacer ciudad implica entender lo macro... Pero entendiendo que la eficiencia del todo va de la mano con la eficiencia y éxito de cada uno de los barrios.

El reto es enorme... Porque implica atender en forma integral y armónica las diferentes necesidades de todos los segmentos de población.

Hay que hacer viviendas... Muchas viviendas... Pero no hacerlas donde se puede... Sino donde se requiere.

Hay que hacer viviendas que respondan a las diferentes necesidades de cada uno de los segmentos que integran la demanda.

Hay que aprovechar muy bien el territorio y lograr que ese aprovechamiento se viva en lo cotidiano y en la administración de la ciudad.

Hay que plantear objetivos y hacer procesos de planeación encaminados a cumplirlos.

Porque las ciudades deben ser un vehículo que permita atender, aunque sea en la parte que le toque, pendientes nacionales tan relevantes como la inseguridad, la educación o la salud.

No hay pierde, siempre que se hable de ciudad el eje de la planeación, la inversión y la gestión debe ser la gente.

Las ciudades deben hacerse y transformarse para la gente... Para toda la gente... Y profundizando en la atención a los grupos más vulnerables.

Hay que pensar las ciudades desde las muy diferentes perspectivas que se puedan dar con respecto a las mujeres, los niños, los ancianos o quienes padecen una discapacidad.

Es simple... Se trata de hacer ciudades más eficientes, justas, sustentables y competitivas... Pero, sobre todo, más humanas.

Deseo a todos unas muy felices fiestas.

Horacio Urbano es presidente fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas inmobiliarios y urbanos

Correo electrónico: hurbano@centrourbano.com

Twitter: @horacio_urbano