Cual forajido anda a salta de mata, cartelones al estilo western: “Se busca”. Enemigo público número uno es su realidad. Después de Osama: next; el siguiente. 

Caído de los olimpos del poder, sus cómplices amagan con dejarlo. Su padre putativo, nunca reconocedor de sus hijos bastardos, hermanos en la raza de Caín -como los llama Truman Capote-, le pone precio a su cabeza. 

Caerá como debe de caer, rafagueado por las balas traicioneras, las cuales siempre creyó aliadas, pero el poder nunca mantiene complicidades prolongadas. ¿Una entrega pactada? Lo dudo, sabe demasiado. 

No soy agorero, pero todo indica que: ¡Adiós Chapo!   

Sin embargo no pasará nada, su caída, si se da, será la caída de un empleado, de un gerente general en su capítulo México. 

El Cártel del Pacifico, o de Sinaloa, como muchos los llaman indistintamente, es un conglomerado de empresas-empresarios  legales-ilegales trasnacionales, eso lo ha planteado desde hace mucho tiempo Edgardo Buscaglia. 

Caído el “líder” ipso facto está su repuesto, llámese “El Mayo” o “El Azul”, la fiesta continúa. El negocio no descansa, cuándo se ha visto que una empresa pare operaciones por la muerte o retiro de algún ejecutivo. 

El dinero seguirá fluyendo, la droga seguirá llegando, las muertes quizá se mantengan o se incrementen, tendrá que haber algunos caídos en honor del “Boss”. 

El Cártel no es “El Chapo”, sus estructuras financieras y políticas seguirán incólumes, nada más que en este negocio de sangre y dinero cuando se cambia a alguien se hace siguiendo su misma lógica, “morirse como vivieron”. 

Los golpes se acumulan, detenciones en el extranjero, planes top secret para ejecutarlo. Prioridad para los gobiernos que pretenden vender la idea de que “matando al perro se acaba la rabia”. 

Desde ahora está dada la línea, no se puede y no se debe negociar con “El Chapo”, con destinatarios en Los Pinos, para el que sale y para el que entra. 

Mientras tanto unos tiemblan y otros se regocijan, las piezas se mueven en este ajedrez global y local que son las drogas, sus delitos conexos y la administración de las ilegalidades. 

A nivel local se repite la historia un sujeto cuestionado que llega a gobernar-saquear, que tendrá su legitimación como en los ochentas lo hizo Carlos Salinas con Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Jefe de jefes”. 

También lo hizo Fox con Osiel Cárdenas. 

A nivel global lo hizo Colombia con Pablo Escobar, o Estados Unidos con Osama Bin Laden, matar a sus socios-monstruos. 

Como guión de película gringa taquillera: Va a caer, va a caer. “El Chapo” va a caer…