Cada vez más Chiapas se aleja de aquel estado fuerte y libre, hoy se encuentra atrapado en la ineptitud, desinterés, chabacanería y holgazanería de un político inmaduro, al que la política la ve como un espectáculo vulgar y ruin.

Los chiapanecos nos hemos convertido en víctimas no solo de “movimientos sociales”, marchas y plantones, sino del mismo gobierno que está -se supone- para proveer, procurar y proteger, y todo indica que hace todo lo contrario.

Una y otra vez el procedimiento se repite: secuestro de camiones de pasajeros Conejobus, ataques violentos a empresas privadas entre ellas la Coca y Oxxo’s; Manuel Velasco Coello, como gobernador del estado, desde su castillo de cristal, impoluto, intocable e inmutable se la pasa al tanto de los “cumples” de sus cuates y amigos, y el chiapaneco de a pie, aquellos que utilizó para llegar a donde está ni los ve ni los escucha. Y aun así, cree que en el 2018 “su” candidato va arrasar en las elecciones por él, no por lo que vaya a representar el personaje en cuestión.

Es un hecho que estamos solos, así hemos funcionado desde siempre y en este periodo de gobierno se ha magnificado, los sectores más necesitados de Chiapas, se las han visto más que negras; han salido solos, se han rascado con sus propias uñas, está claro que los programas que cacarea Manuel Velasco son federales, no hay uno solo que sea creación de su gobierno.

El gobierno de Chiapas actual es una especie de delegación del gobierno federal en su conjunto, es un reducto en donde el corrupto se hace millonario en unos cuantos meses; en donde el desconocido se hace un “influencer” a base de cañonazos de dinero público, para eso sí hay, pero no para los chiapanecos necesitados.

Vemos desfilar carretadas de dinero con una impunidad cínica con el pretexto de estar haciendo trabajo y beneficio social a través de asociaciones y fundaciones con actividades focalizadas y con fines electorales y políticos. El objetivo de esas agrupaciones ya perdieron toda credibilidad. ¿En dónde estarán después del 2018?

Partido políticos van y vienen, es un exceso. Si los que están no cumplen con el cometido, imagínense los que vendrán, que harán el cambio, que son diferentes, todos dicen lo mismo; al final de cuentas se rinden a los pies del mandatario estatal en turno que con migajas los vienen comprando.

En fin, que este sea una prueba fehaciente, un preámbulo de lo que nos puede pasar si seguimos votando por esta gente que usa y abusa de la necesidad de los chiapanecos; y éstos -los chiapanecos-, deben hacer de tripas corazón para resistir y comprobar que su tarjeta de elector vale más que 500 pesos, una torta, una camiseta, una gorra; hay que atreverse a romper las cadenas, somos esclavos de nuestras propias necesidades, los  gobiernos de los tres niveles lo saben y están convencidos que en el 2018, harán lo mismo que en el 2015 y en el 2012, 2016 y así decisivamente.

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