Eduardo Martínez Arcila es especialista en crear bonos, experto en gastar el presupuesto y obviamente justificarlo, experto en hacer adjudicaciones sin licitación y lujos, pero el diputado presidente de la Gran Comisión de la XV Legislatura en lo que no es especialista, es en hacer política, ni legislar.

 Martínez Arcila es decano de lo que no hay que hacer en política y cómo llevar a la deriva a un Congreso. Y es que Eduardo Martínez tiene mucho años militando en el Partido Acción Nacional, incluso ha presidido la dirigencia en Quintana Roo.

 Sin embargo el nivel de formación política es bajo, arrojándolo a la torpeza, conduciéndose bajo el oficialismo de un instituto pasando por encima del deber con los ciudadanos, siendo localista y territorial con sus intereses que están fincados en el municipio de Benito Juárez.

 Es en Cancún donde están los afectos del diputado panista quien cree su actual posición como presidente del Congreso le llevará a una candidatura sin más merecimiento que el haber obtenido su presidencia por circunstancias y alzar la mano para exhibir de acuerdo a su conveniencia lo que cree que apesta.

 Martínez Arcila, el diputado plurinominal sueña con presidir Cancún, pero cómo hacerlo sino puede o no dispone tiempo para asistir o participar en actividades fuera de su municipio de residencia, pudiendo ser el mejor ejercicio de acercamiento para enfrentar una campaña electoral que nunca ha encabezado.

El nulo concepto de hacer política de a pie ha llevado a Martínez Arcila a la demencia y la desubicación al limitar su paso por el Congreso a una demarcación, dejando de lado que una posición como la suya representa y legisla para un Estado por completo con sus once municipios, toda vez que ni Distrito tiene a cual rendirle cuentas.

Sin pena ni gloria parece pasará en su encomienda Martínez Arcila, que será recordado, solo a corto plazo por hacer los mandados y presidir una legislatura fallida, carente de investidura.

 EN EL OJO DEL HURACAN

Continúa el jaloneo al interior del Organismo Nacional de Mujeres Priístas (ONMPRI); la pelea por grupos del tricolor por el control de la dirigencia estatal ha caído en el fuego amigo y la grilla interna, mientras este sigue en un periodo de interinato a cargo de Judith Villanueva Rodríguez.

 Por un lado está el grupo que apoya a la ex diputada, Guadalupe Novelo Espadas, quien no es una figura sólida y muestra demasiada pasividad en el ejercicio político que requiere el tricolor.

 

Por otra parte está el grupo que apoya a la diputada Leslie Hendricks Rubio que representa la juventud y empuje, sin embargo varias damas priístas la consideran una imposición de apellido dando paso al rechazo a un número considerable de militantes.

 Y recientemente salió a la terna María Hadad Castillo, quien cuenta con los afectos en el norte y sur del priismo quintanarroense, respaldada por un grupo fuerte que considera que la ex diputada cuenta con el liderazgo y empuje que tanto necesita este instituto político.

El punto es que desde que Marina González Zihel dejó el cargo al interior del tricolor en donde se incrustó y dicho sea de paso nada trascendente hizo, no hay acuerdos ni disciplina partidista, luego están llore que llore las féminas de que no se les toma en cuenta para las decisiones políticas y de gobierno y cuando tienen la oportunidad se sacan los ojos.

 

LO QUE LAS COPETUDAS CUENTAN

 Personal de la Secretaría de Educación y Cultura de Quintana Roo (SEyC)  cuentan los días y anhelan cada mañana que llegue el momento para anunciar cambios en el gabinete y el primero en mencionarse sea el de Marisol Alamilla Bentacourt.

Nos cuentan la copetudas que el pasado 25 de Agosto con motivo del día de la lucha contra la violencia hacia las mujeres, en la SEyC se realizó una exposición alusiva realizada por los trabajadores, misma a la que se le invitó a Marisol Alamilla recorrer.

Sin embargo sola y desangelada recorrió la exposición la titular de educación, toda vez que la cita con el personal estaba marcado al mediodía y Marisol Alamilla llegó casi dos horas después.

 

En larga espera y con trabajo acumulado pendiente, estuvieron los burócratas educativos esperando a su titular y cuando se hizo el anuncio de que ya estaba llegando, a toda prisa emigraron.

 Y es que así como Marisol Alamilla no les perdona ni un minuto de retraso en la hora de entrada a las labores y hasta los manda a grabar, sus subordinados no le perdonan la impuntualidad a la hora de salir. Como dijera la Tía Jovita: Cada quien cosecha lo que siembra.