La toma de protesta del gobernador del Estado de Quintana Roo; Carlos Joaquín González y el acto ciudadano que se efectuó en la explanada de la bandera dejó el sabor de boca de la desorganización. Se dirá que fue el primer día, que van iniciando, que hay que dar la oportunidad de hacer bien las cosas pero al gobernar no se puede improvisar.

Es un hecho que el mandatario estatal se queda ajeno a muchos detalles, por obvias razones no ocupa el tiempo en revisar listas de invitados o si las sillas quedaron en orden para ello tiene un grupo que organiza, decide y supervisa a quien en definitiva les falló.

No se puede poner de pretexto que es el primer acto público que encabezan puesto que para ello se contrata a gente experta que no cobran nada barato, fueron tres meses de supuesta organización, además de que los recursos no fue el motivo toda vez que a la vista de todos está que por gastos no repararon.

Entre autobuses, cientos de personas a pie, taxis y vendedores ambulantes el centro de la ciudad de volvió un caos. Ya al interior de las grandes carpas la situación se volvió caótica toda vez que pese a que estaban seccionadas nadie sabia donde acomodarse o los espacios ya estaban ocupados y entonces aplicaron la dinámica de “jalo mi silla y la acomodo donde vea y pueda” lo que terminó en desparecer la línea imaginaria de filas.

Todo ello derivó en que muchos dieran marcha atrás y se retiraran del lugar, algunos otros invitados no llegaron ni siquiera al primer acceso y quien decidió quedarse lo hizo de pie.

A eso hay que sumarle lo que de verdad –NO CAMBIA- que es la educación cívica, orden y limpieza de los ciudadanos los que dejaron toneladas de basura fuera de su sitio, los que colaboraron a la desorganización, disciplinas muy lejanas de la alternancia.

Pero la desorganización no termina ahí, a ello se le suma que parte del staff que fue contratado previo al evento de toma de protesta nos cuentan algunas fuentes que no tenían la menor idea de quienes eran los invitados especiales, no identificaban rostros de personajes emblemáticos de la historia de Quintana Roo.

A estos foráneos tuvieron que ayudarles a resolver de último momento chetumaleños que durante muchos años se han hecho cargo de la organización de este tipo de eventos. Ojalá les sea reconocido su trabajo y sean incluidos en futuras encomiendas sin la necesidad de hacer un gasto extraordinario con empresas que se venden carísimas pero ejecutan poco.

EN EL OJO DEL HURACÁN

En dos ocasiones el gobernador del Estado, Carlos Joaquín González subrayó que será respetuoso de la libertad de expresión y de prensa.

Dejó en claro que su gobierno y la figura del ejecutivo será abierto a la crítica pero también será garante de información.

Hasta ahí todo va muy bien, lo cierto es que de buenas intenciones está lleno el infierno y otro detalle más en donde requiere el Ejecutivo del Estado le hablen al oído y le subrayen la palabra “inclusión”.

 Pese a la batalla campal que desató durante la campaña y posterior a ella antes de asumir la gubernatura, Carlos Joaquín González ya como mandatario dispuso prácticamente borrón y cuenta nueva pero ni son todos los que son, ni son todos los que están y quien se encarga de ello pareciera no entendió el mensaje y prefiere mantener la puerta cerrada.

Del bando bueno o del bando malo según consideren es su labor y tarea proporcionar información y sumar si este es el gobierno diferente y no represor, entender que su tarea es sumar, lo hagan o no esa no será su responsabilidad.

LO QUE LAS COPETUDAS CUENTAN

Y la que sigue sin dar una y debería de invertir una quincena en clases de regularización es la diputada panista  Eugenia Guadalupe Solís Salazar de quien hace unos días exponíamos no se sabe el himno a Quintana Roo.

Resulta que durante la sesión solemne para la toma de protesta en su calidad de secretaria de la mesa directiva demostró su falta de dicción y lectura durante el repaso de la orden del día, la legisladora fue incluso motivo de burla en redes sociales ya que pareciera que la primaria la pasó de noche.

 En otros asuntos que malicia de las damas de sociedad de la capital del Estado en no informarle a la Senadora Luz María Beristaín Navarrete alias #Lady Senado que el “baile de chetumaleñas es hasta el próximo 14 de octubre.

 O es que acaso portó el traje típico la legisladora el pasado domingo para recibir como comisión de cortesía a los invitados especiales que arribaron a la capital y tener el detalle cultural a pie de escalinata del avión con agua de coco en mano para refrescar a las visitas e interpretar “leyenda de Chetumal” COMO DIJERA LA TIA JOVITA: La simplicidad es la clave de la verdadera elegancia.