Está por demás decirlo, pero algo no está bien en la lógica del presidente espurio Felipe Calderón.
A escasos 7 años del final de su sangriento sexenio, el recuerdo de su fallida guerra contra el narco, surgida de su ilegitimidad derivada de su fraude electoral, sigue presente entre las actuales generaciones.
Si bien no todas las personas que resultaron afectadas por su genocidio, por ese acto sangriento e irracional que bien podría tratarse de un delito de lesa humanidad y juzgarse en la corte de La Haya tuvieron la capacidad para votar en las pasadas elecciones, la imagen de Calderón está destruida para siempre.
Por eso se juntaron más de 25 mil firmas de ciudadanos y alumnos que se oponían a su malhadada visita al Tec de Monterrey y por eso la seora Rosa Elvia Mercado, madre del estudiante asesinado Jorge Antonio Mercado, se opuso a la visita del espurio, a un evento en la casa de estudios regiomontana.
Calderón, también conocido como “Comandante Borolas” puede afirmar que su decisión derivó de las opiniones de la señora Rosa Elvia, pero en realidad el repudio en su contra y contra su proyecto político aún sigue siendo generalizado.
No estoy seguro de que Calderón pisará la cárcel por su genocidio, pero el juicio del pueblo de México ya lo coloca como un apestado, quizás como el político más repudiado en la historia reciente de México.