El presidente del PAN y la presidenta del PRD han coincidido, antes que en la idea de un “frente amplio opositor” o una “gran alianza” a la Graco Ramírez, en objetivos e intereses personales. Anaya tiene puesto sus sentidos en Atlanta; Barrales en Miami. Ambos han requerido de muchos recursos para ello, para mantener a la familia lejos de México uno, para comprar un departamento no declarado, la otra. ¿Es este dato de carácter en apariencia privado importante para considerarlo en el análisis de su reciente encuentro para anunciarse como supuestos opositores del PRI y decir que irán juntos en búsqueda de la presidencia en 2018?

Es muy importante, pues muestra que ambos personajes son parte de lo que Pablo Gómez ha conceptualizado en entrevista reciente para El Financiero Bloomberg, como mercado político. Son piezas de compra y venta, son especulación de conveniencias, son acuerdo de complicidades, trueques de valores comerciales; “como veo, doy”, dice Gómez. Para ellos, con este acto en particular, desaparece el valor de la ideología y los proyectos políticos y sociales diferenciados. No importa para Barrales que el PAN ya gobernó y lo hizo peor que el PRI. No importa al PAN haber robado la elección del 2006, ¡si no le importa al PRD! No son derecha ni izquierda sino todo lo contrario.

Ya había escrito aquí la semana pasada sobre la formalización de la “gran alianza anti-AMLO” del gobernador de Morelos. Ese fue el primer acto concretado en Nayarit el 21 de mayo; un día antes, se dio el segundo acto, con la declaración Anaya-Barrales. La propuesta de Ramírez es unir a todos los partidos presentes y por venir, a los candidatos independientes y aun “sectores del PRI” en contra de López Obrador, para impedir que este llegue a la presidencia de la república pues es “un peligro para México”. Es descarada, pero abierta. La otra es enmascarada; máscara translucida. Pretende unir a todos los opositores contra su jefe actual, el PRI. Y si López Obrador quiere participar en esa “lucha” tendría que declinar a sus aspiraciones presidenciales.

Pero al dúo le “salió el tiro por la culata”. No quisieron ni pudieron responder por qué si tanto es su amor a la patria como para pretender “sacar al PRI”, por qué si es tan exitosa su alianza (con gobiernos fallidos en Sinaloa, Oaxaca, Puebla), por qué no aplicarla de inmediato en el Estado de México, por qué no unirse entre ellos como PRAND, o más aún, por qué no declinar por Morena que tiene reales posibilidades de ganar al PRI. La obviedad hizo presencia de gala: Su jefe, Peña Nieto (aliado de Anaya y de Mancera, jefe éste de Barrales) no les dio esa instrucción. El punto se reveló claro: dividir el voto, restar a Morena con los ataques de Josefina e hinchar al globo Zepeda para confrontarlo de manera violenta contra López Obrador. Es decir que el anuncio del “frente amplio opositor” es en realidad, como la “gran alianza” de Ramírez, un plan anti López Obrador. Y es probable que ambos se junten: Gran Alianza del Frente Amplio Opositor Anti AMLO.

Una vez descubierto su fácil truco, otro tiro se les salió al par: las reacciones en contra del torpe anuncio. 1. Quedó al descubierto su obviedad anti-López Obrador. 2. El PRI los regañó al considerar que dicho anuncio podría favorecer a Delfina Gómez. 3. La entusiasta Margarita, que se sintió como la elegida de tal frente, reculó al dudar sobre las conveniencias. 4. Moreno Valle tampoco se mostró feliz por la noticia. 5. Alejandro Sánchez Camacho, secretario de acción política del PRD, descalificó a su presidenta: “habló a título personal”. 6. Pablo Gómez acusó a Barrales de ilegítima frente a los estatutos del PRD; ella no puede negociar ni decidir nada. 7. Incluso Cuauhtémoc Cárdenas tachó el anuncio de “enorme torpeza”. 

Es decir que la ansiedad patriótica de Barrales y Anaya estimulada por sus intereses amados en Estados Unidos, ha chocado con una serie de intereses encontrados. Su anuncio de la alianza PRAND para beneficiar al PRIAND ha sido fallido. No obstante, algo ha quedado  muy claro: Los que han gobernado, el PRI y el PAN; los que han sido sus cómplices, el PRD y los partidos menores a través del “Pacto por México” y de decisiones mancomunadas como la elección del Estado de México; algunos que han manifestado querer ser candidatos “independientes” (excepto Fernández Noroña): Todos quieren destruir a López Obrador y Morena. Quieren derrotarlos en el 2017 y, sobre todo, en el 2018.

¿Les será posible materializar sus sueños? ¿Alcanzará el mercado de la política para darle una tajada a cada uno de los protagonistas? ¿Quién o quiénes tendrán más ambición, quién o quiénes derrocharán más odio y lodo? Interesante teatro el del mercado de la política, donde la ideología y los programas se diluyen o se enmascaran para que sus actores logren un solo objetivo: impedir el cambio que el país necesita para seguir medrando ellos, los mercenarios de la política.