¿Por qué si en el pasado la gente cuestionó, se irritó, se burló por la utilización, la renta o el préstamo del Teatro del Palacio de Bellas Artes a cancioneros o “artistas” populares, -el único espacio del país supuestamente dedicado en su integralidad a la expresión de las “bellas artes”-, por qué tendríamos que callar ahora cuando se ha utilizado para realizar un espectáculo-homenaje al líder de una secta religiosa, La Luz del Mundo? ¿Por qué callar sólo porque se apoya el proyecto llamado de la 4T?

Pues no, hemos dicho que daremos a la vez que un crítico apoyo, un apoyo crítico. Este es el caso, la ocasión para expresar la crítica y silenciar las lenguas viperinas, intolerantes y aun irracionales contra el nuevo gobierno que creen que sus simpatizantes son ciegos o “pejezombies”, como canallescamente califican.

Y no sólo se utilizó el espacio, también a otra institución del Estado, la Orquesta Sinfónica de la Marina. Y contó con la presencia y validación de varios políticos integrantes de esa 4T, entre ellos, el presidente del Senado, Martí Batres, y el titular de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Sergio Mayer.

Ayer ironizábamos cuando decíamos que Peña Nieto nombraría a Ninel Conde como secretaria de Cultura y a Lucerito como directora general del INBA, ambas bajo el cobijo y la asesoría de La Gaviota.

Antier, muchos se opusieron a que gente como Marco Antonio Muñiz, Lola Beltrán, María Victoria, Paquita “la del barrio” y Juan Gabriel, entre otros, se presentara en Bellas Artes.

Hoy, ¿qué decir?

Las autoridades han dicho que no se realizó allí el homenaje al pastor de La Luz del Mundo sino que se trasladó al Casino Español (de último minuto; “gracias” a que el personal del Teatro se dio cuenta). Que no se prestó el recinto a ninguna expresión religiosa violando así la laicidad del Estado Mexicano.

Lo cierto es que, impregnado de todo el cuestionable misticismo de La Luz del Mundo, como muestran los fragmentos video gráficos exhibidos, el evento se autorizó y se realizó. El acto resulta cuando menos vergonzoso.

El presidente de la república, más allá de su intimidad religiosa, ha declarado mil veces su laicidad y su juarismo. Por tanto, contrario a expresiones religiosas de personajes como Vicente Fox y Felipe Calderón, el Estado bajo su mando, el de López Obrador, tiene que observar estrictamente la Constitución.

Pues bien, es el momento de hacer valer dicha premisa. Como ha establecido el analista Alberto Barranco: “El gobierno está obligado a investigar, y en su caso castigar, la mercantilización de recintos culturales. Por más renta que haya pagado la secta religiosa ‘Luz del mundo’, este tipo de lugares no son salones de fiestas ni templos alternos”. Ya se sabe que aparte de quienes autorizaron el uso del Teatro, son legisladores ligados con el PRD y el Partido Verde quienes han sido parte de la organización del evento.

Y por supuesto, además de expresarnos crítica y libremente, se trata de que esta equivocación no se repita. Por el bien del presidente, de la 4T y del país.

El Teatro del Palacio de Bellas Artes, único espacio en México dedicado a las “bellas artes”, tiene que preservar su valor artístico y cultural. Tenemos que cuidarlo así como a todas las instituciones valiosas de la nación.

P.d. La ignorancia de los asistentes y participantes tanto religiosos como políticos de este espectáculo-homenaje es tal, que han dicho que no fue un acto religioso sino “una ópera”; ¡vaya!, se nota su desconocimiento del género operístico, mismo que es uno de los fundamentales en dicho recinto histórico junto con el ballet y la música clásica.