El fin de semana pasado acepté ir a ver una película -Batman, The Dark Knight Rises- que, a pesar de que no es de un género de mi agrado, pensé que podría disfrutar de alguna manera. Intuí que una película donde actúan los grandes Morgan Freeman y Marión Cotillard no podría ser del todo mala.

Sorpendida me vi cuando desde las primeras escenas el filme hizo gala de un derroche de violencia extrema. En ese momento recordé el caso del asesinato de varias personas dentro de una sala de cine en Colorado hace algunas semanas precisamente en el estreno de esta cinta, lo que me llevó a pensar que, aunque tal matanza es completamente reprobable e injustificable, si tiene sus motivos en el tipo de información que reciben los seres humanos que se recetan este tipo de acciones dentro de películas, videojuegos y otras actividades de diversión.

Lo anterior, me llevó a reflexionar sobre la importancia de entender y analizar aquellas actividades de ocio en las que las personas de género masculino ocupan su tiempo y los gustos que llegan a desarrollar.

Algunos juzgan negativamente que en Estados Unidos se puedan adquirir armas con una facilidad cual si fueras a comprar una bolsa de papitas fritas a una tienda de conveniencia, pero cuando surge un problema personal con algún otro hombre lo quieren resolver con insultos o golpes.

Otros más aplauden, siguen, son fans de películas de super-héroes y series que promueven la violencia entre las personas pero reprueban la forma en que el narco defiende sus territorios o el uso de comportamientos de coacción. Esto es, sin duda, doble moral.

Desaprueban que existan personas que se dediquen a asaltar y robar con violencia, pero si un niño pelea o le “busca bronca” a su hijo en la escuela, le aconsejan que se defienda igual, usando violencia verbal o física, lo que sea necesario, provocando ira y odio.

La historia de las películas de acción está basada en la lucha entre el bien y el mal y creo que es muy buena hipótesis de la cual los seres humanos podríamos aprender cosas positivas, pero creo que en casos como en esta cinta se exceden el nivel de violencia.

En este espacio he criticado más de una vez la absurda e innecesaria guerra de Calderón bajo la premisa de que la violencia no puede representar una solución para ningún tipo de problema, desde mi perspectiva, en ningún caso. Agresión genera más agresión y eso se convierte en un efecto de una bola de nieve incontrolable.

Pregunto, más específicamente al género masculino: ¿Es necesario resolver los problemas con violencia para ganarse el título de “hombre”?

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