Más allá de mis actuales filias o fobias, escribo esta columna con plena convicción de que los esfuerzos que los que aún siendo jóvenes puedan dar son muestras del espíritu revolucionario del que Allende habló. Un verdadero cambio en la política mexicana deberá darse desde la trinchera de lo disruptivo, desde la integridad de las convicciones fuertes y desde los intereses más puros.

Conozco a Toño desde hace poco más de 8 o 9 años, ambos estudiábamos y desde nuestras entonces trincheras apostábamos a que los esfuerzos que hacíamos abonaban a nuestro deseo de tener un mejor país. El romanticismo es, sin lugar a dudas, una de las principales características de Antonio, hay amor y pasión en cada cosa que hace, en cada palabra que dice y en cada lucha que da.

Con sus aún 30 años, las aspiraciones de Antonio Attolini para llegar a la Secretaría General de MORENA marcan un referente que de llegar a concluirse de manera favorable se traducirían en un hito casi místico porque se plantearía la posibilidad de que alguien, sin grupos, sin millonadas de dinero y sobre todo alguien que ha realizado una lucha desde la base, pueda ser parte de la toma de decisiones del partido que en este momento más poder tiene.

El mayor problema que ha tenido MORENA desde el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en el 2018 ha sido el desencanto y distanciamiento con sus militantes; grillas, juicios, peleas, tuitazos, gritos o sombrerazos han sido la normalidad en el interior del partido y sin un o una dirigente que haya sabido tomar las riendas, puede llegar a perderse muy rápido lo que durante más de 18 años se ha construido.

La propuesta de Toño no es mala: El ‘Obradorismo’ como movimiento y MORENA como la vía. Entendiendo al ‘Obradorismo’ como el simple hecho de coincidir con la filosofía o manera de pensar del presidente sin la necesidad de militar en un partido, puedo asegurarles que hay más obradoristas que militantes morenos.

Los retos para alguien de su tamaño, además de su más de 1.90m serán sin duda difíciles de alcanzar; las demandas que el partido tiene aunadas a las que la ciudadanía presenta después de 2 años de gobierno, han pintado una línea muy clara de sana distancia a la realidad del 2018, sobre todo la electoral.

Será un mes complejo. Sin reglas muy claras y sin definiciones aún sobre la mesa, el reto del más joven contendiente para la Secretaría General será impostar la voz de los muchos que seguramente piensan como él y de llegar, cuando esté ahí, no olvidarse del Toño que al inicio de esta columna describí.

El logro de Toño es, porque simplemente con estar en la lucha ya está logrando, también un logro generacional, representa los anhelos de muchos que se quedaron en el camino, representa la esperanza de quienes claudicaron o los hicieron claudicar, Toño hoy es una voz, la voz que muchos ubican solo por un partido pero en realidad es la voz un movimiento generacional multipartidista que desde hace muchos años quiere lo mismo que él.

Sobre el autor

José Martínez Galaviz es consultor político especializado en comunicación digital y redes sociales; socio fundador del periódico Mexican Times y actual Director de la agencia IDEA. Economista egresado de la Facultad de Economía de la UNAM, y diplomado en “Marketing Político” por el ITAM.

Su experiencia incluye campañas presidenciales, estatales y municipales en todo México, fue Director de Comunicación Digital en el Gobierno del Estado de México.

Tiene una columna en SDP noticias y comentarista de La Octava, además de haber sido panelista en diversos programas de radio y televisión.

@ElPepeGalaviz