A estas alturas, parece imposible saber qué es lo que impulsa a Vicente Fox en sus intentos, que ya lucen desesperados, por intentar seguir acaparando reflectores.
Desde sus exabruptos malsonantes en redes sociales hasta sus quejidos al presidente por supuestas “amenazas” recibidas, Fox no deja de intentar llamar la atención como si fuera un niño de 7 años, no un adulto mayor de más de 70.
Si lo de Fox es egolatría, ganas de figurar, o simple masoquismo, no lo sé. Pero lo que es innegable es que cargará con ese mote de “traidor a la democracia” hasta sus últimos días.
El hecho de que los “apartidistas” que participaron en la “Marcha Fifí” contra el presidente López Obrador le haya pedido a Fox, uno de los más recalcitrantes vociferantes contra el mandatario en redes sociales, que se retirara, dice mucho de su mala imagen hasta en el núcleo de personas con los que el ex presidente en teoría debería congeniar.
Fox, es un hecho, no tiene base social, a estas alturas no se sabe si aún tiene partido (un día apoya al PRI, otro al PAN, otro a quien se le ocurra) y quien sabe que principios tenga. Bien hacen los opositores al presidente al deshacerse de él en las protestas que realizan con la plena libertad de expresión de la que gozamos todos los mexicanos.
Lo que deben evitar los "fifís" en sus marchas es protagonizar escenas de violencia como las que fueron denunciadas en redes, en donde insultaron a un grupo de personas que practicaban zumba en un espacio público y otro caso de agresión contra periodistas y "YouTubers".
Que recuerden que durante las decenas marchas organizadas a favor del actual presidente cuando era candidato, no se quebró un solo vidrio ni se cometió desmanes de ningún tipo.