¿Se imaginan que despojaran a Brasil de sus cinco Copas Mundiales, a los Celtics de sus 17 trofeos Larry O’Brien o a los Steelers de sus seis Super Bowls de la noche a la mañana? Pues eso le acaba de suceder a Lance Armstrong. Seguramente muchos de ustedes amanecieron enterándose que fueron borrados sus siete títulos del Tour de France y su medalla de bronce olímpica, obtenida en Sidney 2000.

La cacería sobre Lance lleva mucho tiempo, tampoco fue tan sorpresivo; inició en Francia y lo terminaron por ‘matar’ en su propio país, a manos de USADA (United States Anti Doping Agency). Para muchos resultaba increíble que después de sufrir cáncer testicular, con metástasis pulmonar y cerebral, alguien pudiera recuperarse de tal manera que se convirtiera, no solo en un deportista, sino en un superatleta. Para otros, simplemente era ejemplo de coraje, constancia, espíritu, lo hicieron su ídolo y ejemplo de vida.

Aquí la gran pregunta es: ¿Para qué demonios tomaron esa determinación? Para mí, la única respuesta razonable sería que las autoridades del ciclismo mundial, la UCI, y las de antidopaje, van a hacer una limpia de verdad y restructuración de esa disciplina. Otra cosa es inconcebible.

Me explico mejor. Yo no entiendo cómo decidieron cambiar de esta manera el libro de su historia, cómo le das un golpe de este tamaño a tu deporte, cuando la cruda realidad es que la batalla del doping la siguen ganando los tramposos. Digo, se tardaron siete años después de su último triunfo en los Campos Eliseos en determinar que sí hizo trampa. A estas alturas, la tecnología del dopaje va más de siete años adelante de quienes lo regulan, aún más, en uno de los deportes en los que se ha utilizado con mayor avance.

Y las preguntas no dejan de venir a mi cabeza. ¿Alguien puede garantizar que los ciclistas hayan finalizado en segundo lugar en cada una de aquellas siete ocasiones, y ahora serán ganadores, no hicieron trampa? No. ¿La USADA va iniciar la cacería de brujas en todos los deportes estadounidenses, profesionales y amateurs, como lo hizo en este caso para una limpia total? No creo. ¿La UCI va a limpiar, de una vez por todas, su disciplina? No puede, tendrían que iniciar un mucho más riguroso sistema de revisión y exclusión de atletas, previo a cada temporada o competencia, que los dejaría para arrancar de cero, sin competidores, y el negocio no permite eso.

Entonces pregunto yo de nuevo: ¿Para qué lo de Armstrong?

¿Para poner ejemplo de honestidad? ¿Tener al chivote expiatorio más grande posible? ¡Vamos! Dopado o no, que no me consta, Lance compitió en igualdad de circunstancias, dentro de un deporte donde la práctica del doping era, o es, común. Si hablamos de honestidad, no sólo la UCI,  la USADA o la WADA (World Anti Doping Agency), sino todas las asociaciones deportivas del mundo deben reconocer que, esto que ahora se considera trampa, existe y los tiene rebasados. Aventar a los lobos a Armstrong no va a cambiar la realidad, lo harán un mártir y borrará sus triunfo únicamente de sus libros, el tipo ya trascendió y es más grande que esas siglas grandotas.

En cuanto a la decisión de Lance de no pelear más y acatar, nos dejará siempre con la duda. De verdad ya se cansó de tratar de demostrar su presunta inocencia o sabe que tienen las pruebas que lo inculpan y lo dejan sin argumentos. Quizá nos cuente la verdad en un próximo libro, que venderá millones de ejemplares, seguro.

NOTA: Hay que dejar bien claro que el concepto del doping es sumamente subjetivo. Se considera doping a quienes consuman o lleven a cabo prácticas que existen en una lista y que de cada sustancia se han determinado cantidades máximas y mínimas, según el caso. Todo lo que está fuera de esa lista es completamente legal.