Hasta hace unas semanas, muchos calculaban un triunfo apabullante de Morena. Hoy no. Después del registro masivo de 196 aspirantes por ese partido para la elección del 2 de junio, siguió la rebelión de fundadores, la infiltración de ciertos personajes, los cambios de última hora, los ceses y las impugnaciones.

Más grave aún: vino enseguida una ruptura entre las dirigencias nacional de Yeidckol Polevnsky y la estatal representada por Ricardo Velazco; arreció la pugna entre bandos locales claramente definidos, y el menosprecio con manifiestos nacionales hacia el Partido Verde, y en menor medida contra el PT, sus dos aliados.

Morena no ha encontrado la calma. Ha sido un proceso turbulento que ha obedecido increíblemente sólo al “fuego amigo”, porque la campaña comenzará el 15 de abril, cuando suelen recrudecer los ataques, las desbandas, los balconeos y las traiciones. Sus representantes y los “infiltrados” (a quienes se refieren con los peores epítetos) son los protagonistas del caos.

Algunos sostienen que el partido del presidente López Obrador “se entregó” al anunciar la alianza con ambos institutos, los que no gozan de buena reputación por los antecedentes de los gobiernos municipales y estatales anteriores.

Al PVEM le corresponden los distritos IV y VIII, ambos en Benito Juárez; y al Partido del Trabajo tres más: II, XIII y XV, en Benito Juárez, Bacalar y Othón P. Blanco, respectivamente. El Verde candidatea a Tyara Schleske en el IV y a Gustavo Miranda en el otro. En tanto, el infaltable Hernán Villatoro -su “líder histórico”- en el II; la maestra Ana Pamplona en el XIII, y el experimentado Roberto Erales en el último.

Tyara no pudo en su más reciente intento en busca de la diputación federal, y Miranda, que comenzó este sueño como “independiente”, se puso la verde justo en el marco de lo que pareció el fracaso de la coalición. Su registro obedeció a causas coyunturales.

Villatoro ha perdido influencia en su partido, lo cual quedó reflejado con el ascenso de Mauricio Morales, su pariente con el que está distanciado y quien hoy va en la primera de la lista de plurinominales. Pamplona podría dar la sorpresa en Bacalar, y Erales la tiene difícil en la capital frente a dos o tres bien arropados en el sur.

El “efecto AMLO” puede ser insuficiente para ellos y el propio Morena, y no hay ventaja pues el presidente no estará en la boleta. Los socios no ofrecen garantías a los morenistas casi en ninguno de sus distritos.