En mayo del 2011 el señor Marcelo Ebrard Casaubon actual jefe de gobierno del Distrito Federal fue  nombrado como el "Mejor Alcalde del Mundo 2010" por parte de la fundación inglesa City Mayor.

Dudo que esa condecoración sea por méritos propios de su administración, mismos que se hicieron presentes en tan contadas ocasiones que hoy mismo no recuerdo alguna con real y significativa relevancia para los millones de ciudadanos capitalinos, todo fue obra inconclusa y "populismo  esangelado", aunado al crecimiento desmedido de la selva de asfalto, sin políticas correctas que mejoraran los aspectos básicos de la vida de los habitantes de la urbe.

La contraparte de los carentes logros gubernamentales de Ebrard son esos grandes pendientes, quizá el mayor de ellos sea el de la carencia de agua, el vital líquido del cual la mayoría de capitalinos  carece día a día, sobre todo en las colonias populares como la GAM e Iztapalapa, en donde el agua puede irse 20 días o más para después regresar en pésimas condiciones e inutilizable para el consumo humano. 

 Así transcurre el calvario diario de los capitalinos, que se preguntan por qué el señor Ebrard no aplica políticas públicas que mejoren la distribución acuífera en vez de andarse paseando por el DF de la mano de su distinguida novia.

De esta forma es como llega a ser absurdo pensar que un gobernante que no puede siquiera garantizar el derecho al agua de sus gobernados pueda ganar la condecoración del Mejor Alcalde, pero peor aún, que el mismo Ebrard se siga jactando de ello en beneficio de su insaciante y voraz deseo de la  candidatura presidencial para el 2018.
De esta forma es como los capitalinos no tenemos agua pero sí al mejor alcalde del mundo.

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