Llegó el año nuevo, y qué mejor manera de empezarlo que con una subida en los precios de la gasolina. El pasado 1 de Enero entró en vigor el anunciado aumento de la gasolina un 14.37% en Magna, 20.12% Premium y de 16.54% para la gasolina Diésel. Representando el gasto en transporte de una familia promedio de un 12% a un 15% de su salario mensual aproximadamente, no es sorpresa que el descontento a nivel país se haya manifestado en tal magnitud.

Los mexicanos no cesan las protestas por toda la República y la inconformidad ha suscitado a una pequeña minoría a actos de violencia y vandalismo como han sido los saqueos a tiendas departamentales de todo tipo. Y esto a su vez ha generado un oportunismo por parte de un sector marginado para tomar ventaja del caos y asegurarse una nueva pantalla plana el pasado Día de Reyes. Lo que separa a esta minoría de los otros protestantes son las acciones y los medios que realizan para mostrar su inconformidad.

En daños el gobierno reporta el atraso de 11 trenes cargueros que dirigirán mercancía a los Estados Unidos y a su vez el bloqueo ha amenazado con cerrar temporalmente la planta Ford Motor Co. en Hermosillo, por mencionar algunos.

En un comunicado, el Presidente Enrique Peña Nieto ha declarado que mantener el precio “ficticio” de la gasolina costaría alrededor de 200 mdp al año y que para eso el gobierno tendría que hacer una de tres cosas: Endeudarse más, aumentar los impuestos y/o cortar algunos programas sociales.

La respuesta de EPN y de los funcionarios de gobierno es que dar marcha atrás al aumento no es viable bajo ninguna circunstancia y llega a la mente de las personas la frase del presidente que ha suscitado las redes sociales: ¿Qué hubieran hecho ustedes?

Pienso que la economía actúa de una forma natural y los mexicanos de igual manera. La libertad de expresión es un derecho que tiene mucho poder en manos de un grupo informado y bien organizado, pero cuando se pierde esta misma organización y se recae en el caos y la desesperación, pierde su efecto, que ha logrado cambiar muchas cosas a lo largo de la historia.

El tablero de juego se encuentra en una encrucijada y tanto la corrupción como el vandalismo hunden más al Rey, que es la siguiente generación de mexicanos, que tiene que crecer viendo un país donde puede más la desinformación y la violencia. Es ahora más que nunca el momento en el que se tienen que usar las piezas de la manera más inteligente posible y una buena estrategia es clave tanto para peones como para alfiles, caballos, torres y demás.