Hermosillo, Sonora, México. - Aunque parezca increíble, maestros de la escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Sonora,  Campus Hermosillo están renunciando en solidaridad con los maestros que fueron acusados públicamente en el Tendedero del Acoso, que fue instalado el martes 10 de marzo de 2020, dentro de las instalaciones de la Unison.

Este acto que me parece poco ético y sin nada de valores por parte de estas personas, porque están poniendo a sus compañeros hombres, por encima de las alumnas que demandan justicia, consecuencias por los acosos y un cese inmediato a las violencias de las que son objeto diariamente. Me parece que es un acto de revancha y de poco respeto hacia las alumnas y las propias autoridades universitarias, ya que están mostrando el poder del gremio médico, que sabemos es uno de los más fuertes dentro y fuera de la academia en México.

En entrevistas con universitarias de la Universidad de Sonora, la mayoría coincide en que han sido puestas sobre aviso del acoso que van a sufrir antes de entrar a la carrera y les piden tener cuidado de no llevarse o exponerse con los maestros para evitar malos entendidos porque ellos siempre tienen otras intenciones y aprovechan cualquier oportunidad para satisfacer su necesidad insana y cultural de acosar a las alumnas; hasta las propias académicas en la universidad, les hacen hincapié de que esto no es nada, comparado con lo que sigue después de terminar los estudios universitarios, y les piden callar para evitar poner en riesgo su carrera profesional, o sea, no hacer nada porque así ha sido y no tiene caso denunciar porque no les hacen nada. Es real y si existe este grave problema del acoso desde que inician hasta que terminan la carrera, el internado, las prácticas y la vida laboral, no es un tema nuevo y de hecho existen denuncias que no han prosperado. Por eso en la escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, en un hecho histórico, se tomó la decisión de exponer los casos de doctores acosadores para ver si así son tomadas en cuenta, te invito a dar un vistazo a los actos y mensajes misóginos que diariamente viven dentro y fuera del aula, es realmente vergonzoso.

Las doctoras han tenido que vivir con la violencia y misoginia de manera callada durante generaciones por el miedo a quedar excluidas de la profesión, solamente hay que platicar en lo privado con algunas de ellas para conocer, el sin fin de acosos y violencias que sufren desde el inicio de su carrera médica.

En una de las conferencias que he asistido sobre violencia de género, una doctora contó una de las tantas violencias vividas, dijo que: “Lo que se dice, o escuchamos no es nada, comparado con lo que se vive y lo que nos tenemos que aguantar, por ejemplo, una de las primeras veces que llegué a mi internado, empecé a escuchar las siglas PVH que hacen referencia a mujeres que llegan demasiado alteradas, sofocada, ansiosas, por lo que se les hacen preguntas básicas y ahí mismo, sin más, se le diagnostica como PVH que significa, ‘Pinchi Vieja Histérica’ y así queda asentado en el expediente, incluso por las mismas Doctoras que empiezan a normalizar ese tipo de violencias, pero lo que más me impactó es que si un hombre llega con los mismos síntomas que una mujer, a él si se le hacen todos los estudios habidos y por haber, porque pueden ser síntomas de un infarto”, comentó.

Debo confesar que me quedé en shock al escuchar la forma en que se expresan de nosotras las mujeres y la manera en que somos violentadas por los especialistas del cuidado de nuestra salud sin siquiera saberlo. Es urgente que se ponga un alto desde las altas esferas del Gobierno en México, para que las mujeres dejemos de ser violentadas, acosadas, violadas y hasta asesinadas dentro y fuera de las universidades.

El sistema patriarcal es un monstruo cultural que fomenta las violencias en contra de las mujeres y estoy de acuerdo en que no va a caer por sí solo, lo tenemos que tumbar y para eso, debemos estar unidas como mujeres feministas, para que nuestra voz se escuche y tenga eco en lo más profundo de la raíz de la cultura machista y patriarcal, que invade a hombres y mujeres por igual.

Ya basta de seguir normalizando las violencias, aceptando sin cuestionar que así nos tocó nacer y que nos tenemos que aguantar, que dejemos de escuchar a las personas que nos dicen que para que nos exponemos, que mejor no provoquemos, para que no nos sigan violentando. Pero la historia nos dice que tenemos que seguir luchando y levantando la voz para exigir que no sigamos siendo revictimizadas por la cultura machismo que mata.

Hacemos un llamado a las autoridades académicas y de todos los niveles de gobierno para que atiendan este grito desesperado de las estudiantes universitarias. Necesitamos que se enfoquen en proveer, escuelas, universidades, hospitales, clínicas, centros de investigación y trabajos seguros, donde nuestras hijas puedan desenvolverse sin miedo. Es una exigencia y emergencia nacional, porque están matando los sueños, las ilusiones, la autoestima y literal la vida de nuestras mujeres y estudiantes universitarias en México. ¡Ya basta!