A lo largo de su historia, los animales van evolucionando con la intención de adaptarse a los cambios en el ambiente, pero también para protegerse de sus depredadores más voraces. Así lo ha hecho un pez de la Amazonía que ahora posee una armadura capaz de soportar el ataque de una piraña.

De acuerdo con investigadores de la Universidad de California en San Diego, el picarucu, es uno de los peces de agua dulce más grandes en el mundo pues pueden llegar a medir hasta tres metros, sin embargo, este no es el hallazgo más importante de la investigación publicada en la revista Matter.

El también conocido como arapaima gigas desarrolló a través del tiempo una capa de escamas que lo ayudan a mantenerse con vida ante una de las amenazas latentes de su hábitat: las pirañas. Aunque la “armadura” del pez puede perforarse ante un ataque del peligroso pez, las escamas no se agrietan ni se rasgan, por lo que una posible herida no pondría en riesgo a la víctima.

Similar al sistema utilizado en los chalecos antibalas que deben su efectividad a las capas de diferentes materiales con las que están construidos, las escamas del picarucu están dotadas de una capa interna resistente y flexible que se adhiere a través de colágeno a la lámina exterior mineralizada; la unión de la estructura se da a nivel atómico, por lo que crece como si fuese una sola pieza sólida.

Aunque otros peces también tienen colágeno entre sus escamas, ninguna capa es tan gruesa como la del pez gigante, hecho que Robert Ritchie, autor principal del estudio, considera clave para su supervivencia.  “Cuando se une un material duro con un elemento blando, lo gradúa, evitando el efecto devastador. En este caso, la estructura de unión es el colágeno mineralizado", explicó.

Con información de Matter y RT.