Melina Roberge, de 24 años, estalló en sollozos en un tribunal en Australia el miércoles cuando fue sentenciada a ocho años de prisión por su participación en un intento de contrabandear 16 millones de dólares en cocaína a Sydney en equipaje a bordo de un crucero de lujo. 

La joven dijo a la corte de Nueva Gales del Sur que se arriesgó a ser condenada a cadena perpetua en Australia por la oportunidad de tomarse selfies en lugares “exóticos y publicarlas en Instagram para recibir atención” durante una vacación de 17.000 dólares por la que no podía pagar. 

Roberge fue sentenciada a un período de cuatro años y nueve meses sin derecho a libertad bajo palabra, antes de ser deportada a Canadá. 

La jueza Kate Traill criticó el motivo de Roberge, diciendo que es una “imputación muy triste” de su generación, que “busca conseguir una existencia vacua en la que lo más importante es cuántos ‘me gusta’ consigues”. 

 “Ella quería ser la envidia de otros. Dudo que lo sea ahora”. 

La cómplice con quien Roberge compartió camarote, Isabelle Lagace, de 29 años, que dijo haber participado en el contrabando para poder pagar una deuda, fue sentenciada a 7 años y medio en prisión. 

Un tercer cómplice, Andre Tamin, de 65 años, será sentenciado en octubre de 2018. Fue arrestado con 60 kilos de cocaína en su camarote. 

El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos y la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá identificaron a los tres como pasajeros de alto riesgo entre los 1.800 a bordo del buque. La confiscación fue un récord para cocaína contrabandeada en equipaje en puertos o aeropuertos en Australia.

Inevitablemente este caso nos recuerda a la joven que se fue a la quiebra luego de gastar miles y miles de pesos en ropa y viajes con el mismo propósito. 

Con información de AP