Por Heriberto Araújo. EnviadoDharamsala, India, 11 Mar (Notimex). La vida de Migmar Tsering, un monje tibetano exiliado en la ciudad india de Dharamsala, está marcada por su periplo para escapar de China, cuando perdió sus dos piernas y cuatro dedos de una mano al quedarse congelado cruzando los Himalayas."Huí del Tíbet para ver al Dalai Lama y recibir una educación correcta, sin influencia de la propaganda china", relató a Notimex el religioso de 45 años."Al cruzar el Himalaya perdí dos piernas y cuatro dedos de la mano derecha, porque se me quedaron congelados en una nevada", señaló.Tsering tomó la decisión de huir en 1993, cuando la policía china quiso obligarle a firmar una declaración contra el Dalai Lama, el líder espiritual budista.El religioso, quien camina asistido por dos prótesis, explicó que fue rescatado por nómadas tibetanos cuando se encontraba perdido en la cordillera más alta del mundo."Cuando nos encontrábamos a medio camino, cerca de la frontera entre China e India, empezó a nevar. No se veía nada. Y nos perdimos", comentó Tsering, quien viajó acompañado de otras cuatro personas."Uno de ellos, un niño pequeño, murió en el viaje. Se lo llevó el viento", recuerda este monje que tras llegar a India rescatado por los nómadas pasó seis meses en prisión y en hospitales.Como él cientos de tibetanos escapan del Tíbet cada año para evitar la represión de China, que no permite tener imágenes o mencionar al Dalai Lama, considerado por Pekín como un separatista rebelde.Muchos mueren en el viaje, que generalmente se realiza en invierno, cuando la vigilancia de la policía china es menor.Interrogado sobre si se arrepiente de haber tomado la decisión de exiliarse, Migmar no tiene duda alguna."Cuando estaba en el hospital, esperando a que me amputaran las piernas engangrenadas, reflexionaba acerca de ello. Pero después, cuando el Dalai Lama me recibió en una audiencia privada, me sentí la personas más feliz del mundo", concluye.El líder espiritual budista, exiliado desde hace 50 años en la ciudad india de Dharamsala recibe uno a uno a todos los exiliados que se refugian en esta ciudad situada al pie de los Himalayas.