En medio de las campañas negativas,  Claudia Sheinbaum y los propagandistas del régimen no cejan en su empeño de llamar a Xóchitl Gálvez la “candidata del PRIAN” (hasta Arturo Zaldívar, el otrora “gran” presidente de la Suprema Corte)  en un claro intento de restarle legitimidad a su carácter de candidata ciudadana.

Es una buena estrategia, a mi juicio. Ciertamente no lo es desde una perspectiva moral, sino desde una óptica política. A la luz de los sondeos de opinión y del termómetro del ambiente político, las marcas del PRI y del PAN están claramente desgastadas y provocan animadversión entre una buena parte del electorado mexicano.

Sin embargo, como escribió Aguilar Camín en su columna, los morenistas “escupen hacia arriba” cuando buscan descalificar a Xóchitl por representar a los partidos tradicionales. Aguilar cuestiona: ¿Qué quedaría de Morena si se salieron todos los hombres y mujeres que surgieron del PRI, del PAN o del PRD? Pues nada, o casi nada.

No se equivoca. Por el contrario, parece haber dado en el quid del origen de Morena. Si uno echa un vistazo a las biografías de los personajes más conspicuos del partido oficial encontrará que la mayoría pasó por el PRI.

Uno de ellos es AMLO. Su trayectoria política está marcada por una militancia tanto en el PRI como en el PRD. Se afilió al Revolucionario Institucional en la década de los setenta, y fue nombrado en los años ochenta presidente del Comité Estatal del PRI en Tabasco. Más tarde, en 1988, se adhirió a la corriente democrática que postularía a Cuauhtemoc Cárdenas a la presidencia de la República.

En todo caso, la biografía de AMLO está marcada por casi 20 años de militancia en el odiado, vilipendiado, despreciado, rechazado, desprestigiado, vejado e  insultado PRI.

Sí, formó parte de las filas del PRI en tiempos de la presidencia de Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid. Fue un activo militante cuyas primeras experiencias políticas nacieron en el seno del Partido Revolucionario Institucional.

Algo similar ha ocurrido con el PAN. Tras los gobiernos de Fox y Calderón, y ante el desprestigio del partido, un buen número de oportunistas  políticos panistas decidieron dejar las siglas y sumarse a Morena.

Sin embargo, y en este punto sí que debo poner el acento, el objetivo de estas líneas no es descalificar al presidente por su pasado priista, sino de echar por tierra la voluntad de Claudia y de sus propagandistas de burlarse de Gálvez por ser la abanderada del PRIAN.

El PRI fue un gran partido político que reunió a un amplísimo sector del electorado mexicano; desde las clases empresariales hasta los sindicatos. Todos surgieron de allí (menos los del PAN). Algunos fueron corruptos y otros no. Muchos emigraron a Morena. Morena es el PRI del siglo XXI.