“Es posible enamorarse en la vejez con la misma intensidad y pasión que en la juventud. La única diferencia es que hay una sensación de urgencia: no se puede perder el tiempo en tonterías.”

ISABEL ALLENDE

“Ya que navegas por mi sangre y conoces mis límites

y me despiertas en la mitad del día para acostarme en tu recuerdo

y eres furia de mí paciencia para mí

dime qué diablos hago por qué te necesito

quién eres muda sola recorriéndome razón de mi pasión

por que quiero llenarte solamente de mí y abarcarte

acabarte, mezclarme a tus huesitos

y eres única patria contra las bestias el olvido.”

JUAN GELMAN

Los artistas también se involucran en política. Algunas veces adecuadamente, otras no tanto. Los más tristemente famosos son los artistas que cada seis años invitan a votar por el PVEM.

Hay, en todo caso, desde los que buscan una curul en San Lázaro (de todos los colores) hasta los que con su trayectoria y popularidad apoyan a figuras varias.

En ocasiones la función que desempeñan en la esfera política dichos artistas es múltiple. Especialmente interesante los que buscan que los ciudadanos dejen la apatía, olviden el abstencionismo y se lancen a votar. Es lo que acaba de lograr Taylor Swift en Estados Unidos. Invitó a sus seguidores se inscribieran en el padrón y más de 157,000 ciudadanos lo hicieron en un solo día —cifra récord de registros— y así poder participar en las elecciones el próximo año. Ese tipo de figuras son las que interesan en este escrito.

¿Algún artista en México que haga lo mismo? Con un fin meramente participativo, al igual que en nuestro vecino país del norte, aquí sería positivo movilizar al voto abstencionista. Eso no lo hace ni lo puede hacer la comentocracia; tampoco el círculo rojo o los partidos. Vaya, ni siquiera el dinero. Movilizar el voto apático del norte del país, el de las mujeres, los jóvenes, las clases medias se hace sumando a figuras que tengan enorme poder de penetración en cada rincón de la República. Hablo de las grandes estrellas de la tele y del ámbito musical.

Además de sacar a quienes no quieren votar del marasmo de la abstención, para la oposición es requisito igual de urgente acercarle a Xóchitl artistas que le ayuden a sumar popularidad rápidamente. En las redes sociales, la hidalguense ha logrado posicionarse en tiempo récord. Pero los votos son de todo un país, de carne y hueso, y deben originarse de forma rápida y contundente desde muchos lugares donde aún no la conocen.

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Las estructuras, la operación política y la organización territorial de los hoy no tan notorios partidos de oposición es lo de menos. En el caso del PAN, PRI y PRD, uno supondría que estas debieran apoyarla y darla a conocer. Los partidos tan desdibujados deben sumarse a su candidatura, a su propuesta, a su arrastre y avance, ofreciendo lo poco que tienen, no al revés. Mas lo que resultaría realmente estratégico es lo otro que comento.

Asimismo, Xóchitl cuenta con el acompañamiento de una parte de la sociedad civil y del empresariado mexicano —en sus distintos niveles y ámbitos—, pero no es suficiente.

Sugiero hacerse de una o un puñado de personalidades que puedan hacer campaña por ella y con ella. Que abiertamente y desinteresadamente hablen en nombre de Xóchitl. Hay figuras que tienen suficiente independencia de sus patrones (televisoras y disqueras) que se pueden lanzar estos nueve meses a hacer la campaña para Xóchitl.

¿Alguien que levante la mano de entre un grupo tan variado como es el que conforma Livia Brito, Yalitzia Aparicio, Andrea Legarreta, Bárbara Morí, Eduardo Santamarina, Sergio Goiry, Daniela Romo, Susana Zavaleta, Angelica Vale, Benny Ibarra, Alejandro Ibarra, Mauricio Barcelata, Jaqueline Andere, Pablo Montero, Jaime Camil, Angelica María, Leticia Calderón, Sebastián Ruli, Jorge Salinas, Verónica Castro, Arturo Peniche, Eugenio Derbez, Eduardo Yáñez, Sylvia Navarro, Itatí Cantoral, Juan Ferrara, Kuno Becker, Carlos Rivera, Christian Nodal, Alejandra Guzmán, Alejandro Fernández, etcétera?

Recorrer con ella (o por su lado) el país, para apoyarla y darla a conocer.

Xóchitl no necesita que los partidos, la Sedena o el pueblo la cuiden. Requiere figuras del estrellato que la hagan conocida en cada hogar mexicano.

La vocería y la estrategia tendría que darse alrededor de figuras que ya son de por sí populares en México. El tiempo apremia.