Será en próximas horas que el político perteneciente a las filas del Partido Revolucionario Institucional, Fidel Kuri, salga del penal de Almoloya, donde estuvo preso por un año acusado presuntamente de fraude.

Según lo declarado por el también empresario veracruzano, a su salida pretende volver a tomar las riendas del equipo de fútbol, los otrora famosos Tiburones Rojos, cuya afición a decir verdad, los extraña y mucho.

Sin embargo, la tormenta se ve venir.

En junio pasado, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez declaró a la prensa que estaba en pláticas para que los jarochos tengamos de nuevo un equipo de fútbol, pero que no podrían llevar el mismo nombre ya que tanto el nombre como el escudo del equipo se encuentran en litigio.

El tema va más allá

Entre los problemas que enfrenta la afición futbolera tenemos el del estadio Luis Pirata Fuentes, lugar emblemático donde los Tiburones Rojos llegaron a la cima del éxito.

El estadio, ubicado en uno de los fraccionamientos de lujo de Boca del Río, desde que empezó este problema, y con la salida del personal que ahí laboraba en 2020, está prácticamente en ruinas.

La pandemia contribuyó a su abandono, y posteriormente, cuando comenzó la aplicación de vacunas contra el Covid 19, se usó (y sigue usando) para vacunar a los habitantes de la zona conurbada.

Hasta ahí, podemos pensar que todo bien. Lo más importante y urgente era controlar la enfermedad que enlutó a tantas familias en el mundo, pero incluso al usarse para este fin, debió tener mantenimiento.

Si usted ha estado por ahí, habrá notado que el pasto está seco, que los asientos están rotos, que no tiene pintura y que hasta se “mueve” más de la cuenta, cosa que da miedo y más ahora, después de tanto temblor.

El gobernador Cuitláhuac García Jiménez, en varios momentos, señaló a los medios de comunicación que se le iba a invertir al inmueble una cantidad “considerable”, sin especificar cifras, para poder escuchar las ofertas de los posibles inversionistas, pero todo quedó en promesa, pues ni un bote de pintura se ha comprado para darle al menos una manita de gato.

En junio de este año, cuando asistió al estadio Beto Ávila, ubicado a un costado del Pirata Fuentes, y mientras supervisaba el proceso de inscripción de los aspirantes al Bachillerato Tecnológico Deportivo, dijo que para el año próximo, 2023, se espera reanudar la actividad futbolera en el puerto, sin explicar en dónde sería, pues estamos finalizando el 2022 y el estadio está en condiciones desastrosas.

¿Qué inversionistas podrán interesarse en un lugar así? ¿Por qué ha pasado tanto tiempo sin que el gobierno del estado cumpla su palabra de remodelar el Pirata Fuentes?

Más allá de si Kuri es culpable o inocente del delito que se le imputa, más allá de si es el dueño o no de los Tiburones Rojos, para que el fútbol vuelva a renacer en Veracruz, se necesita un estadio digno, y no lo tenemos.

Con la próxima salida del político y empresario de prisión seguramente la afición querrá saber qué pasará tanto con el equipo como con el estadio, pues el deporte no solo es necesario para quienes lo practican, es un factor importante para la reactivación económica, genera empleos, en fin, un tema que sugiero no dejar en el olvido, pues pese a la disputa por el nombre del equipo, la afición quiere devuelta al “Tibu” y los que no somos “pamboleros” queremos ver el Pirata Fuentes remodelado, con deportistas, con espectadores, y sobre todo, con cuentas claras por parte de quien prometió invertir, y nos tiene a la fecha como el chinito: “milando, milando” o como novia de rancho, esperando….