Un científico mexicano sintetizó en unos cuantos párrafos la tragedia de Acapulco y compartió su punto de vista por WhatsApp. Alguien me envió su mensaje. Es el siguiente:

  • “15 horas antes, enfrente de las costas de Acapulco se había formado una tormenta tropical como en innumerables ocasiones”.
  • “La gran diferencia fue que esta vez el mar estaba exageradamente caliente, precisamente en esa zona, con una temperatura de 31°C. De agua caliente se nutren los huracanes”.
  • “Y en tan solo 12 horas la tormenta tropical se convirtió en un huracán grado 5″.
  • “Es insólito en toda la historia. Los pronósticos que venían operando hace décadas fallaron catastróficamente”.
  • “Imposible actuar a tiempo para proteger tu vida y propiedades”.
  • “Ahora toda tormenta tropical puede convertirse en huracán devastador en horas”.
  • “A la Riviera Maya y a Cancún se les fue el sueño”.

Lo que ocurrió en Acapulco, en efecto, puede presentarse en cualquier ciudad de playa mexicana. El científico citado menciona la Rivera Maya y Cancún, pero no están a salvo Puerto Vallarta y Los Cabos.

Pasarán varios años para que Acapulco vuelva a sus niveles de operación hotelera vigentes antes de Otis. Pero, pese a la terrible destrucción, el bello puerto guerrerense está lejos de los niveles de negocio y empleo de los principales destinos turísticos de México. Imaginemos lo que pasaría si la naturaleza castigara con tal furia a Cancún, la Riviera Maya, Vallarta y los Cabos. Con cualquiera de estos destinos en ruinas toda la nación sufriría una caída económica.

¿Politizada la tragedia de Acapulco?

No hay la menor duda. “Acapulco será el Ayotzinapa de la 4T”, han dicho personalidades de la oposición. Piensan que el huracán Otis logrará, al fin, acabar con la popularidad de AMLO.

Tal fantasía —que el presidente López Obrador caiga en las encuestas— moviliza ahora mismo a tres partidos opositores; a la campaña presidencial del Frente Amplio por México, que tiene como candidata a Xóchitl Gálvez y como director de orquesta a Claudio X. González; a los grandes medios de comunicación, sin excepción; a la comentocracia, una vez más en su perversa rutina de nado sincronizado para golpear a AMLO, y a no pocos potentados mexicanos inconformes con el la 4T.

De ahí la intensa campaña de agresiones contra AMLO basada en mentiras. La estrategia es muy sencilla y consta de dos etapas:

  • Primera etapa de la campaña contra la 4T: culpar de la tragedia de Acapulco a AMLO y a la izquierda mexicana porque, dicen, “desprecian a la naturaleza”, como afirma Enrique Krauze en su artículo de hoy en Reforma.
  • Presentar como solución a una candidata o a un candidato de derecha. Tendría que ser Xóchitl la opción, pero solo si mejorara en las encuestas —ir mucho más de 30 puntos abajo de Claudia Sheinbaum convierte a la senadora Gálvez en un lastre y no en un activo electoral—. Así que el plan b lo ofrecerá Dante Delgado si logra convencer a Marcelo Ebrard de buscar la presidencia por Movimiento Ciudadano. Marcelo está peor en las encuestas que Xóchitl, pero, ni hablar, es lo que hay en las filas opositoras.

Monero de Ła derecha

En el contexto de tal campaña contra el hombre más popular de México, AMLO, hoy dijo algo interesante el monero de la derecha, Calderón —monero, dije; que conste: no me refiero al monito que huyó a España para que no lo alcance el juicio por narcotráfico en Estados Unidos contra Genaro García Luna—.

El caricaturista Calderón hizo una pregunta que vale la pena responder: ¿Qué tipo de gobernante necesita México para enfrentar con éxito catástrofes como la de Acapulco? La respuesta que Calderón da carece de importancia porque él no se caracteriza por la objetividad, pero su pregunta sin duda es relevante.

México necesita en la presidencia a alguien, para empezar, con experiencia de gobierno de muchos años y, además, con conocimientos técnicos avanzados acerca de las consecuencias del cambio climático. No puede ser Xóchitl Gálvez, quien apenas ha gobernado una demarcación de mediano tamaño en la capital de la nación y que, si bien estudió ingeniería, no ha hecho nada que valga la pena relacionado con el problema del clima, ya que se ha dedicado a la construcción de edificios —y, como buena contratista mexicana, sin dejar de recurrir a los clásicos y lamentabilísimos conflictos de intereses—.

Claramente el perfil para ocupar el puesto es el de Claudia Sheinbaum:

  • Trabajó en el gobierno del Distrito Federal cuando AMLO fue jefe de gobierno, precisamente como secretaria de Medio Ambiente, y desde esa responsabilidad construyó los segundos pisos del Periférico.
  • Gobernó Tlalpan.
  • Gobernó la Ciudad de México.
  • Cuenta con estudios avanzados de física e ingeniería.
  • Desarrolló un proyecto de investigación —cito a Wikipedia— para documentar la vinculación entre la energía y el cambio climático.
  • Participó en el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático que mereció, en 2007, en Premio Nobel.
  • En 2008 publicó el libro Problemática ambiental de la Ciudad de México.
  • En 2016 fue coautora del ensayo “Consumo de energía y emisiones de CO 2 del autotransporte en México y escenarios de mitigación” en la Revista internacional de contaminación ambiental.
  • En 2017 fue coautora del ensayo Assessing the Impacts of Final Demand on CO2-eq Emissions in the Mexican Economy: An Input-Output Analysis (Evaluación de los impactos de la demanda final en las emisiones de CO2-eq en la economía mexicana: un análisis de insumo-producto)” en la revista Energy and Power Engineering.

La Angela Merkel latinoamericana

Hay muchas otras publicaciones científicas de Claudia, una mujer que ha sabido combinar la política con la academia. Por este motivo se le ha comparado con la excanciller de Alemania. Hace no muchos días lo hizo Bloomberg: “Algunos la ven como la Angela Merkel latinoamericana: una política con la mente rigurosa de una científica”.

Seguramente el programa de gobierno en el que Sheinbaum ha pensado tiene varios capítulos dedicados al cambio climático, esto es, a lo que México puede aportar para evitar el caos global. Después de Acapulco, ella tendrá que multiplicar tales capítulos.

Ahora mismo la exjefa de gobierno debe estar concentrada en organizar a las estructuras de Morena para ayudar a la gente de Acapulco, pero en cuanto pase la emergencia tendrá que replantear sus propuestas, es decir, darle muchísima más relevancia a la lucha contra el cambio climático.

En la revista alemana Der Spiegel que ahora mismo está en circulación, la periodista Susanne Götze entrevistó a un experto, Hans Joachim Schellnhuber, quien durante años fue asesor climático de Angela Merkel.

Desde luego, Merkel iba a buscar la asesoría del mejor, y parece serlo Schellnhuber, “profesor emérito de física teórica y probablemente el investigador climático más destacado de Alemania”, quien fundó en 1992 el Instituto Potsdam para la investigación del impacto climático.

Como dato curioso que subraya la importancia de ese instituto, conviene decir que está ubicado en la misma zona de la Torre Einstein, que es un importante laboratorio astrofísico.

En la entrevista, la periodista de Spiegel preguntó al científico si tendrá razón el nuevo jefe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el escocés Jim Skea, quien a finales de julio dijo “que el mundo no se acabará si la temperatura aumenta 1.5 grados y pidió soluciones pragmáticas en lugar de un estado de shock”.

La respuesta de Hans Joachim Schellnhuber me recordó algo que dijo Jorge Luis Borges sobre quienes se dedican a la actividad política. El argentino afirmó que la ventaja de la gente dedicada a la política es que no necesita ser coherente. El alemán expresó a Spiegel: “Los desafíos dramáticos requieren acciones dramáticas”. Y el cambio climático es un desafío absolutamente dramático. Así que al nuevo jefe del IPCC lo calificó de excesivamente optimista: “Jim siempre fue un pragmático alegre. A los políticos les gusta eso, pero envía una señal equivocada al público”.

La periodista Susanne Götze quiso saber por qué Angela Merkel, política y científica, no le hizo mucho caso a Schellnhuber cuando este fue el asesor de la excanciller en cambio climático. El experto habló con sinceridad:

A menudo hablé con la señora Merkel sobre el cambio climático. Normalmente iba a la cancillería con un montón de gráficos, donde luego discutíamos los resultados científicos. Una vez tuve una conversación con el presidente ruso Putin en 2003. Sin embargo, no tenía la sensación de que mis mensajes estuvieran llegando”.

Para contestar la pregunta de por qué Merkel sólo después de 14 años presentó una ley de protección del clima, Schellnhuber fue claro: “Merkel me dijo varias veces: Esta sugerencia suya es buena, pero si la sigo, me explotará en la cara. Incluso los supuestamente poderosos están atrapados en un corsé de limitaciones, coaliciones y compromisos. Si no se quiere una dictadura, hay que buscar los difíciles compromisos de la democracia”.

En efecto, siempre hay sectores sociales, algunos muy influyentes, que se oponen a las medidas radicales. ¿Cómo regular, por ejemplo, los vuelos privados, que a veces transportan a una sola persona y contaminan lo mismo que un avión comercial con más de 100 asientos totalmente vendidos?

En un problema tan complejo que amenaza a toda la humanidad y no solo a las playas mexicanas. Esa es la mala noticia. La buena, que puede llegar a la presidencia una mujer con experiencia en la negociación política y muy calificada, en términos científicos, en la comprensión del cambio climático.

En cuanto pase la emergencia y la gente de Acapulco recupere algo de la tranquilidad perdida, Claudia Sheinbaum tendrá que ofrecer programas y proyectos sobre el tema.

Xóchitl Gálvez también deberá hacerlo, desde luego, aunque esta mujer no sea experta, y a pesar de un defecto horrible en su equipo de asesores: el de pensar que el crecimiento debe darse a cualquier precio, esto es, sin necesariamente beneficiar a todos y sin importar los costos ambientales. Es lo que ha caracterizado a economistas poco humanistas como Ildefonso Guajardo y Ángel Gurría. Hasta Carlos Urzúa es así: por algo AMLO lo corrió.

La aspirante de Morena no ha anunciado asesores técnicos, pero cabe suponer, por su experiencia académica, que Claudia encontrará a los mejores.