Los desastrosos años de Boris Johnson cómo Primer Ministro del Reino Unido de Gran Bretaña se reflejan en la crisis económica que enfrentan las islas europeas.

De manera similar a aquel videojuego noventero de los “Lemmings”, basado en la existencia de roedores que supuestamente se suicidan de forma voluntaria, así parece que Europa y las Islas Británicas están dispuestas a sacrificarse en aras del imperialismo estadounidense.

Cómo lo he comentado en anteriores entregas, la crisis energética y, posiblemente, alimentaria que enfrentará Europa producto de su innecesario enfrentamiento contra Rusia por su apoyo al régimen de extrema derecha, con elementos neonazis, de Ucrania, puede desembocar en protestas masivas en este invierno que se avecina cómo uno de los más difíciles de la historia reciente.

Además de los “recibos locos”, de 200 mil o más pesos que enfrentan pequeños negocios en el Reino Unido y en Irlanda, la inflación que enfrenta la Gran Bretaña, en comparación con Rusia, es bastante notable.

La realidad es que hasta tabloides cómo The Sun, que de vez en cuando presenta noticias serias, son incapaces de ocultar la situación de crisis que se vive en dicho país.

Por ejemplo, la inflación de los alimentos ha sido del 10.5% en promedio, mientras que en Rusia, en rumbo a la autosuficiencia y con un rublo fortalecido, los precios ¡han bajado! un 11.3%, con todo y sanciones y amenazas de sacarlos del sistema internacional de pagos SWIFT, mismo que el país liderado por Vladimir Putin ya trabaja por sustituir con un sistema propio, denominado MIR.

El precio de vegetales y frutas cómo las papas han subido 18%, los plátanos, 12%; el repollo, 10%, los tomates, 15% y las zanahorias, un 16% en el Reino Unido, mientras que en Rusia las papas han bajado su precio un 28%; los plátanos, un 14%, el repollo, un 33%; los tomates, un 14% y las zanahorias un 13%. ¿Me podrían recordar quién era el sancionador y quién el “sancionado”?

El caso más dramático es el de los precios de la energía eléctrica, que en el Reino Unido han subido (al menos) un 80%, mientras que en Rusia, apenas, un 10%. La definición precisa de un “balazo en el pie” y, cómo siempre, serán las clases trabajadoras las que paguen los fracasos de sus gobernantes...