Hace rato escribí el artículo “¡Qué viva México! no es un churro y puede ayudar mucho a la 4T”. Dije lo siguiente:
√ Que es un filme bastante entretenido.
√ Que la película sí cuestiona y no cuestiona a la 4T.
√ Que la historia contada por el cineasta Luis Estrada es un diagnóstico de las causas —la pobreza, la desigualdad, la corrupción, el clasismo— por las que era necesario un gobierno como el que prometió AMLO, cuyo proyecto fue apoyado por una mayoría histórica en 2018.
√ Que el filme incluye también una advertencia sensata acerca de la razones que podrían hacer fracasar a la 4T: la corrupción que no termina de morir y las excesivas ambiciones personales de los políticos.
√ Que es cierto y falso al mismo tiempo lo que alguien dice en la película: que el de AMLO es un gobierno igual a los anteriores.
√ Que en mi opinión Andrés Manuel es distinto a todos los anteriores presidentes: mejor en sus capacidades políticas y en su ética que Peña Nieto, Calderón, Fox, Zedillo, Salinas, De la Madrid, etcétera.
√ Que en el equipo de AMLO hay personas muy superiores en el terreno moral y profesional comparadas con quienes quienes tuvieron relevancia en gobiernos del pasado, como Rosa Icela Rodríguez, Claudia Sheinbaum, la gente de La Jornada que rodea al presidente…
√ Que en la 4T también hay políticos perversamente ambiciosos; sí, como el alcalde corrupto de “¡Qué viva México!”.
√ Que viendo la película de Luis Estrada recordé un dato reciente sobre Marcelo Ebrard: su nombre aparece en los hechos más lamentables que han ensuciado a la 4T. Estos son tales datos:
- La tragedia migrante, ya que la política migratoria él la pactó con Estados Unidos.
- La tragedia del derrumbe de la línea 12 del metro, que el canciller construyó cuando fue jefe de gobierno y que por fallas de origen no ha funcionado adecuadamente.
- El juicio en Estados Unidos a García Luna, que enlodó a México y en el que el testigo principal dijo que dio dinero hace años a alguien que era colaborador cercano a Marcelo.
- El escándalo de corrupción de Segalmex, ya que uno de los detenidos trabajó con Ebrard.
√ Que AMLO se debería quedar con lo mejor de la película, que es lo que quizá le ha molestado más: las razones por las que un gobierno verdaderamente esperanzador podría fracasar.
El monero y “¡Qué viva México!”
Inmediatamente después de publicado lo anterior, alguien me envió una nota de SDPNoticias relacionada con cierta revelación del monero Hernandez, de La Jornada: que él no aceptó hacer el cartel de la película de Luis Estrada. Cito a Hernández:
“Si algo me parece valioso de la 4T es la gente y estoy convencido de que sí hay una revolución de las conciencias entre la gente. La película niega todo eso. Su premisa es que los mexicanos no tienen remedio y que todos, absolutamente todos son unos oportunistas, convenencieros y ojetes, y que los pobres, aparte de oportunistas, convenencieros y ojetes, son unos huevones y mantenidos. Todos. Y yo no podía hacer el cartel de una película que sostiene algo en lo que no creo de ninguna manera”.
MONERO HERNÁNDEZ
Creo que la película no presenta a todos los pobres como huevones. Ni a todos los ricos como ojetes.
Sí aparece un rico en el filme, uno solo, y sí es un patrón muy ojete. Pero nada en la historia puede usarse para concluir que todos los empresarios son así.
La obra de Luis Estrada trata más sobre la vida de muchos pobres en un rancho absolutamente marginado ubicado muy lejos de cualquier ciudad. Son pobres que no hacen nada, pero no por huevones, sino porque no tienen nada que hacer.
“¡Qué viva México!” más bien retrata la falta de oportunidades en México, que se traduce en ausencia de motivaciones para actuar productivamente. Queda claro al final de la película, cuando los personajes encuentran la motivación para trabajar, y trabajan incansablemente con picos y palas buscando encontrar un tesoro.
Antes, el personaje principal pide financiamiento a su hijo de clase media —este un hombre trabajador que tuvo que migrar para encontrar oportunidades de desarrollo—. Conste, pide financiamiento, es decir, un préstamo para trabajar la mina de la familia.
El señor que solicita apoyo tiene una idea empresarial y piensa que puede sacarla adelante, pero no cuenta con dinero. Inversionistas de Estados Unidos y Canadá piensan lo mismo que él, y como les sobran dólares terminan comprando las tierras de la familia—con la ayuda de un alcalde corrupto—. Tales inversionistas extranjeros rápidamente demuestran que era viable el proyecto del señor pobre y sin acceso a recursos.
El sistema mexicano está construido para que solo unas pocas personas pueden contar con financiamiento y asesoría técnica. Yo pensaría que esto es lo denunciado en la película. Al menos así quiero analizarla, y así la analizo.
¿Por qué durante toda la historia los pobres del filme no hacen nada? ¡¡¡Porque en ese rancho no hay nada que hacer!!! Cuando se convencen de que es viable encontrar un tesoro, entonces trabajan y mucho: muchísimo.
Guste o no, la principal motivación para entregarse al duro trabajo radica en la posibilidad de encontrar un recompensa en forma de salarios o ganancias.
El jefe de la familia tenía esa motivación —sabía que había oro y que podía ser para él—, pero carecía de recursos para ponerse en serio a explotar una gran mina. Buscaba dinero para eso, pero no lo encontraba. Y no lo encontró. La mina terminó en manos extranjeras, que contaron con la complicidad de un alcalde corrupto. La historia de México, pues.
Ojalá la 4T insista en remediar la crisis de oportunidades. Lo principal para no fracasar en ese, el mayor proyecto de AMLO, es ya hacer a un lado a la gente ambiciosa y corrupta que todo lo echa a perder. Como el alcalde de la película, que había militado en el PRI y se cambió a Morena. No es el único bicho malo que entró al proyecto de Andrés Manuel. Urge una fumigación profunda.