El pasado 2 de junio, la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes (SICT) hizo público un comunicado informando: “Concluye Auditoría en Materia de Seguridad Aérea”; y ¿qué significa esto?

El tema, lo sabemos, estaba “caliente”, así es que antes de responder, y para tener un pulso más claro de lo que pasaba en redes sociales, demos un vistazo. La noticia trascendió en medios, que desde temprano filtraban que México ya había logrado regresar a Categoría 1. Como si se tratase de ver quién ganaba la narrativa, defensores del gobierno de la 4T y opositores tomaron el tema e hicieron lo que mejor saben hacer: pelearse en redes sociales.

Argumentos, posturas y descalificaciones llovían de un lado al otro; sin abundar en este asunto, diré que es importante. Y es que por un lado salió a flote un estado de ánimo extremadamente optimista porque por fin se concluyó la auditoría de la Agencia Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés).

Pero de manera inversamente proporcional, otro sector se sintió obligado a “apaciguar” esta euforia, incluso calificando la noticia de “fake news”, pues hubo quienes se comunicaron directamente con los auditores norteamericanos, que declararon que seguimos degradados a Categoría 2.

Pero en este duelo de narrativas se olvidó lo importante: ¿qué fue lo que realmente pasó? Es aquí donde voy a echar mano de la experiencia personal de haber estado en primera fila durante la degradación a Categoría 2 que tuvo la aviación nacional en 2010. Quiero narrar con calma, pero sobre todo explicar a detalle; un hilo de Twitter no es cómodo ni suficiente, así que vayan por la bebida de su preferencia, tráiganse una botana mientras les aclaro todos y cada uno de los pasos que siguen en este proceso.

Es importante considerar los antecedentes; en julio del 2010, durante la auditoría hecha por la FAA, la autoridad aeronáutica de nuestro país salió reprobada y fuimos degradados a Categoría 2; entre otros temas, los diversos accidentes suscitados en el país fueron la causa. No obstante que Mexicana de Aviación había sido bajada de vuelo en agosto del 2010 por órdenes de Calderón, la empresa brindó todo el apoyo posible al entonces Gobierno Federal, y se logró regresar a Categoría 1 en poco más de 6 meses.

En su momento se subsanaron la mayoría de los hallazgos, pero no todos; y este es un punto importante al que regresaré líneas más abajo. Por ahora diré que el gobierno de Felipe Calderón hizo un cambio de titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. El 7 de enero del 2011 dejó la cartera Juan Francisco Molinar Horcasitas, y el cargo como Secretario lo asumió Dionisio Pérez-Jácome Friscione y para el 24 de febrero ya habíamos obtenido el regreso a Categoría 1.

De acuerdo con las reglas de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), de la que México es miembro desde 1944 estas auditorías sobre seguridad se realizan cada 10 años. El gobierno de Calderón se comprometió a subsanar los hallazgos no resueltos para que en la siguiente auditoria (2020) estuvieran subsanados plenamente. La historia demuestra que no fue así, no se subsanó nada y el gobierno siguiente (de Peña Nieto) de plano “nadó de a muertito” en ese tema; era obvio que a alguien le tenía que estallar la bomba.

Es así como llegamos a la segunda degradación por parte de la FAA. Y en honor a la verdad, el estilo con el que el presidente de la nación maneja la comunicación social no ayuda a la comprensión de estos temas, que no son sencillos de comprender, y que flaco favor le hace al erigirse en un púlpito para aseverar:

“Lo digo con todo respeto, porque se ponen muy exigentes del gobierno de Estados Unidos, lo digo con todo respeto, que la agencia encargada de calificar el aeropuerto, que regrese el aeropuerto a Categoría 1. Entonces, se cumple con todos los requisitos. Coméntales amablemente, a los de Estados Unidos que cuando los narcos manejaban el AICM era Categoría 1 ¿y dónde estaban ellos?”.

Andrés Manuel López Obrador

Claro ejemplo de que la brújula, si no está perdida, por lo menos está muy mal calibrada. Esa declaración me hace pensar que el primer mandatario no tiene claro qué es lo que hace la FAA, ni cuál es la razón de que exista la auditoría.

El presidente está confundiendo la Seguridad Pública con la Seguridad Aérea. Otro punto que es imperante aclarar, una vez más (ya perdí la cuenta de cuántas veces he escrito esto), la degradación a Categoría 2 no fue a un aeropuerto (me queda claro que el presidente está pensando en el AIFA), ni siquiera fue a los aeropuertos del territorio nacional; la degradación obedece a lo que la autoridad aeronáutica del país hizo y dejó de hacer; para ser más clara: la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), antes Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).

Insisto, la FAA no degradó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM); tampoco nos degradó porque se canceló el NAIM, menos porque se construyó el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). La injerencia de la FAA es el cumplimiento de los anexos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). En los años 90 se implementó este tipo de auditorias en aras de tener una aviación más segura.

Muchos me han preguntado en redes sociales, ¿por qué la FAA?, ¿por qué los gringos nos tienen que auditar?, la respuesta es simple: porque hasta la fecha ellos son los que manejan los más altos estándares de seguridad. La OACI realiza esta auditoría en los 193 países miembros; además, México tiene firmado un acuerdo dando el consentimiento para que esta auditoría se pueda realizar; así es que no es ninguna imposición, sino un acuerdo bilateral.

Dicho lo anterior -porque sin ello no podemos avanzar-, recordemos que no hay un número determinado de audiencias, juntas, sesiones o visitas durante la auditoría por parte de la FAA; no es que exista un examen mensual, uno final y el extraordinario, y que esas son las tres únicas oportunidades para pasar.

Al contrario, como lo pudimos constatar en octubre del año pasado. La SICT consideró que ya tenía todo listo, y ¡sopas!, que la FAA le dice que no, que todavía había hallazgos no subsanados. Por tal motivo en diciembre sale el presidente Andrés Manuel con las iniciativas de reformas, tanto a la Ley de Aviación Civil, como a la de Aeropuertos, con la intención de darle cuadratura al círculo.

En ambas cámaras se cabildearon las iniciativas enviadas por el poder ejecutivo, e incluso hubo un fuerte movimiento oponiéndose al tema del cabotaje. Yo misma fui invitada por la bancada del Partido del Trabajo a exponer el por qué era urgente el regreso de la Categoría 1, así como los peligros que tendría la industria aeronáutica en caso de aprobarse el cabotaje.

Otros gremios, como el de pilotos, con más presencia mediática (y con presupuesto y recursos económicos) lograron que el tema se tratara en foros y conferencias dentro del del mismo Palacio Legislativo.

Una vez que el ejecutivo “sacó” el cabotaje de la mesa, se pudo negociar con ambas cámaras y aprobar las reformas a dichas leyes, para con ello subsanar los hallazgos que hacían falta. El 3 de mayo se dio a conocer a través del Diario Oficial de la Federación (DOF) el “DECRETO por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley de Aeropuertos y de la Ley de Aviación Civil.”.

El 15 de mayo se llevó a cabo la siguiente auditoría, misma que concluyó el pasado 2 de junio. Punto importante, solo se concluye -con conocimiento de causa- hasta que se subsanen al 100% los hallazgos. Y es que ahora, a diferencia de lo ocurrido la primera vez, no quedará ningún pendiente a resolver; ese fue uno de los factores por la cual en esta segunda ocasión fuimos degradados. En pocas palabras, ante la falta de cumplimiento del pasado, ahora no van a confiar en la promesa de que sí lo haremos en el futuro.

Debo ser puntual, en caso de que la autoridad norteamericana notara hallazgos sin subsanar, simplemente hubieran fijado fecha para una nueva auditoría, y así hasta lograr el objetivo. Otro dato innegable: si al gobierno de México no le interesara regresar a la Categoría 1, no pondría todo su empeño en ello.

¿Existen países a los que no les interesa tener Categoría 1? ¡Por supuesto! En todo el mundo: países del Medio Oriente como Pakistán, Bangladesh; del lejano oriente como Tailandia, Malasia; de África como Ghana; y de América Latina como Curazao y la Organización de Estados de Caribe Oriental, que incluye a Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, Montserrat, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, así como los territorios asociados británicos de Anguila, Islas Vírgenes y los franceses Guadalupe y Martinica… y obviamente Venezuela y Cuba. No es nuestro caso, a nuestro país sí le interesa regresar a Categoría 1.

Una vez dada por concluida la auditoría ¿qué sigue? Que los auditores de la FAA regresen a su país y rindan un informe pormenorizado desde que se degradó a Categoría 2, pasando por todos y cada uno de los trabajos que se llevaron a cabo para subsanar los hallazgos hasta el cierre. Realizar esta encomienda no es fácil, y tienen como plazo 40 días.

Después de esa fecha -o antes, si es que se ponen las pilas y hacen rápido su informe-, la FAA estará en posibilidad de emitir un comunicado informando sobre el regreso a la Categoría 1, especificando el cómo y de qué manera se va a regresar.

Ojo con esto: no se regresa de un día para otro; la FAA, autorizada por la OACI, puede establecer un cronograma y ruta a seguir, que no necesariamente son acelerados; no podemos olvidar que estamos hablando de “seguridad aérea”.

Por supuesto, en varios medios ya he visto cómo especulan alrededor este trámite burocrático, intentando que permee entre la gente la idea de que todavía “nos pueden reprobar”, pero no es así, no funciona de esa forma.

De la misma manera, una vez obtenido el regreso a Categoría 1, nuestro país elaborará el Libro Blanco, donde detallará de la misma forma que el informe de la FAA, toda la historia de la degradación a Categoría 2 hasta la salida de esta.

Básicamente eso es lo que sigue después del cierre de la auditoría por parte de la FAA a la AFAC. Es exactamente el mismo procedimiento que la vez anterior, pero sin la promesa de “mañana voy a ir”, que Chava Flores eternizó en su canción “¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano”. Espero que les quede más claro el panorama.