Cuando llegó al poder aseguraba -y lo sigue diciendo- que en su gobierno no se permite el amiguismo, el influyentísimo y el nepotismo, “ninguna de esas lacras de la política”.

Cuando creó Morena, dijo que no se permitirían “el caciquismo, amiguismo, influyentísimo, nepotismo, sectarismo y el clientelismo”. Pero bueno, Morena es un club de amigos de AMLO y de la 4T.

Su gobierno y su partido son la representación absoluta de lo que dijo no permitiría.

A su voluntad

AMLO quiere ser recordado como el presidente con mayor popularidad en la historia, sin embargo, como van las cosas, la historia consignará sus mentiras y obsesión por el poder.

Los libros hablarán de un presidente que llegó a gobernar por la vía de la democracia y con un amplio respaldo popular; con mayoría en el Congreso, que pudo, sí, que tuvo todo para hacer historia y enarbolar el cambio que prometió, pero que poco a poco se fue desdibujando a causa de políticas públicas que parecen salir de simples ocurrencias sin ir al fondo de la problemática nacional.

Es decir, no se trata de restar méritos a programas como el de apoyo a adultos mayores y el haber tenido el buen tino de no tocar los fundamentos macroeconómicos que han permitido que nuestro país se haya mantenido con una importante estabilidad, pero, tampoco se trata de pasar por alto los costosísimos e inoperantes megaproyectos, la creación de organismos como la Segalmex que sólo sirvió para el desfalco y el desmantelamiento del sector Salud, solo por mencionar algunos ejemplos de decisiones que tardarán décadas en resarcirse de su daño.

Ataque a la democracia

Podría parecer paradójico que el presidente desde el inicio de su gobierno se dedique a atacar a las instituciones que garantizan la rendición de cuentas y la democracia, dos factores de lo más relevantes para que lograra arribar al poder.

Apenas llego, se dedicó sistemáticamente a descalificar e intentar destruir todo tipo de contrapesos democráticos, profesionales y sociales, y así dar paso a que todo aquel allegado a la 4T, familiares, amigos, socios y compinches puedan hacer negocios, sin importar la salud, la seguridad ni el bienestar de los mexicanos.

Eliminar obstáculos

En una acción más en contra del pueblo de México, este jueves publicó un nuevo decreto por el que se expide el Reglamento Interior del Consejo de Salubridad General y con el que se excluye a la UNAM y a 9 vocalías, entre los que se contaban el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Coordinación General de Protección Civil y la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica, entre otros, así como Fundación Mexicana para la Salud, la Academia Mexicana de Pediatría, la Academia Nacional de Ciencias Farmacéuticas y la Asociación Nacional de Hospitales Privados; que significa la eliminación dentro del organismo de todos los contrapesos frente a las decisiones del gobierno federal en materia de salud.

La autonomía del Consejo de Salubridad General se había convertido en un obstáculo para la 4T; durante la pandemia lo redujeron a nada y ahora le dan el tiro de gracia para convertirlo en una oficina dependiente de los caprichos de Palacio Nacional, que ya no estará obligada a escuchar a la comunidad médica, ni a los expertos.

Al respecto, el diputado del PAN Éctor Jaime, afirmó que la bancada del PAN en la Cámara de Diputados ha presentado iniciativas para que el Consejo de Salubridad General cuente con total independencia de la Secretaría de Salud, brindándole capacidad de respuesta ante situaciones de riesgo para la población, con recursos presupuestales, materiales y humanos propios a fin de que goce de absoluta autonomía operativa y de financiamiento.

Pero no, la decisión del inquilino de palacio va en sentido contrario, va por el control completo del sector salud.

¿Qué debemos entender los mexicanos cuando pide que en 2024 se le dé continuidad a su proyecto?

¿Que el pueblo está de acuerdo en que le deje el camino limpio a su candidata? ¿Para qué? Para garantizar que continúen amiguismos, cuatismos, nepotismo y, sobre todo, corrupción e impunidad.

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Ataque a otros poderes

En cuanto al poder judicial desde el principio de su administración AMLO inició una guerra en su contra por actuar como un verdadero contrapeso y no permitirle hacer su voluntad.

La SCJN “Está completamente al servicio del bloque conservador, que es sinónimo, que es el equivalente a una pandilla de rufianes, muy corruptos y eso impide que nuestro país vaya más rápido hacia la prosperidad con justicia”. Y cierra esta frase con otra declaración que raya en el cinismo, asegurando que en la actualidad la vida política del país se caracteriza por la independencia de los poderes que no sucedía en sexenios anteriores.

Pero ha querido destruir a la corte e imponer ministros “a modo” como Loreta Ortiz, esposa de su compadre, el Fiscal Contra Delitos Electorales, Agustín Ortiz Pinchetti; la ministra plagiaria, Yasmín Esquivel, esposa de su amigo, mecenas y asesor, José María Riobóo y ahora para sustituir a su incondicional que pasó al equipo de Claudia Sheinbaum, propuso a Lenia Batres, hermana del impresentable Martí Batres y a Bertha Alcalde, hermana de la secretaria de Gobernación e hija de Bertha Lujan fundadora de Morena.

Al final, AMLO no solo mando al diablo a las instituciones, sino todo lo que prometió y sigue prometiendo ¿todavía habrá quién le crea?

X: @diaz_manuel