Médicos tan serios, preparados y reconocidos de los más importantes hospitales de México algún día contarán sus experiencias y explicarán por qué recetaban en la pandemia un medicamento como la ivermectina, hoy desacreditado y tristemente utilizado para la peor grilla.

Denise Maerker interrumpió a José Merino: “Nos llaman por teléfono, alguien nos dice que la ivermectina la recetaban en los hospitales privados”.

La prestigiada periodista de Televisa y Radio Fórmula conversaba con el el jefe de la Agencia Digital de Innovación Pública del gobierno de la Ciudad de México.

La entrevista radiofónica se dio por la polémica —más que polémica: grilla contra la líder en las encuestas presidenciales, Claudia Sheinbaum— acerca de un artículo publicado por funcionarios de la CDMX y del IMSS en SocArXiv, una plataforma para dar a conocer artículos con contenido científico no verificados por pares, es decir, por gente con la misma especialización de los autores.

El escándalo surgió porque alguien logró que SocArXiv despublicara el mencionado texto firmado por José Merino, Victor Hugo Borja, Oliva Lopez, José Alfredo Ochoa, Eduardo Clark, Lila Petersen y Saul Caballero.

Lo que era solo un documento para la discusión, perfectamente válido e inclusive valioso en términos de informar ciertos resultados de una política pública de salud, fue denunciado como un fraude científico —sin serlo, desde luego: no era el reporte de una investigación; insisto, se trataba de evaluar un programa del gobierno capitalino, basado en la polémica ivermectina y diseñado en la primera etapa de la pandemia de covid para intentar ayudar, con el conocimiento y las herramientas disponibles, a la gente infectada.

Los mejores hospitales del mundo

El hecho es que tal artículo fue denunciado por un comentócrata dedicado a golpear todo lo relacionado con la administración del presidente López Obrador, el señor Juan Pablo Pardo-Guerra.

Y, ni hablar, la plataforma SocArXiv decidió dar de baja el escrito de marras.

José Merino, uno de los autores, explicaba ayer en Radio Fórmula a Denise Maerker el verdadero propósito de la publicación en SocArXiv cuando la periodista interrumpió al funcionario: “Nos llaman, alguien nos dice que la ivermectina la recetaban en los hospitales privados”.

¿Por qué es relevante eso de “los hospitales privados”? Porque, en México, las instituciones hospitalarias privadas tienen más prestigio médico que las públicas.

En la lista de los mejores hospitales del mundo realizada por Newsweek con la colaboración de Statista Inc, solo aparecen dos centros de salud nacionales, ambos privados, ambos entre las 100 y 200 organizaciones hospitalarias más importantes entre 25 países considerados: (i) Centro Médico ABC Campus Santa Fe y (ii) Médica Sur.

Tengo muchas y muy buenas relaciones con médicos y hasta directivos de esos dos hospitales; desgraciadamente la enfermedad grave y aun la enfermedad rara, la de más difícil diagnóstico y tratamiento, me han acompañado durante ya más de 20 años, tiempo durante el cual he visitado innumerables veces, sin ser yo el enfermo, salas de urgencias y cuartos de hospitalización.

Me consta que en 2020 sobraban médicos del mejor nivel en México que recomendaban la ivermectina como un tratamiento para combatir el covid; era un tratamiento no probado ni autorizado, pero que podía ayudar.

En efecto, a la ivermectina no la había autorizado la FDA de Estados Unidos... ni había autorizado esa ni ninguna otra medicina como confiable para eliminar el coronavirus.

A pesar de ello, había médicos destacados —brillantes, inclusive— en el Centro Médico ABC y en Médica Sur que sugerían utilizar la ivermectina. No estoy hablando de profesionales de la medicina menores, sino de algunos de los más importantes, y no solo de los mencionados hospitales, sino también de los otros centros de salud, privados y aun públicos, que encabezan la clasificación de las mejores organizaciones hospitalarias mexicanas: Hospital Ángeles, de Grupo Ángeles; Centro Médico Nacional Siglo XXI, del IMSS; Instituto Nacional de Nutrición y Hospital General “Dr. Manuel Gea González”, del sector salud; hospitales San José y Zambrano Hellion, del Tecnológico de Monterrey…

Cuando no se sabía nada acerca del coronavirus los especialistas, de México y el resto del mundo, recurrían a algo parecido a la prueba y el error para intentar curar a los enfermos.

La invitación de Platón

La ivermectina fue utilizada en varias naciones de América Latina por dos razones: (i) parecía funcionar y (ii) a las dosis adecuadas es inocua para las personas.

De ahí que el IMSS y la Ciudad de México la incluyeran, en el momento más complicado de la pandemia, en un kit de apoyo en el que también había otros medicamentos, como la azitromicina.

Fue una política pública de 2020 cuyos resultados, con toda honestidad, algunos funcionarios decidieron compartir en un escrito que era una simple invitación a la discusión.

Leí hace años que alguien le preguntó a Bertrand Russell si no le parecía que Platón había sido un fascista por sugerir que el mejor gobernante es el filósofo —esta es una tesis de Karl Popper—. Russell respondió que era una tontería pensar que Platón defendía ideas como un fanático: el sabio griego planteaba modelos de discusión que sirvieran para defenderlos o rechazarlos y así avanzar en el conocimiento.

Es falso lo que ha dicho la crítica politiquera sobre lo realizado por Merino y los otros autores del cuestionado texto sobre la ivermectina: que ellos generaron evidencia falsa con el fin de justificar un programa de gobierno.

Nada de eso. Se diseñó un programa para, con la información disponible —y sin hacer daño a nadie: la ivermectina no produce efectos secundarios—, intentar ayudar a la gente enferma.

Después, los resultados se compartieron para que se analizaran. Tristemente, el primero y tal vez único analista que los leyó fue un crítico fanatizado de Sheinbaum y de AMLO, seguramente a las órdenes de políticos interesados en que fracasen la jefa de gobierno y el presidente de México, y el asunto se politizó excesivamente.

Lícito ofrecer medicinas no aprobadas si no hacen daño y no hay otras

El propio señor Juan Pablo Pardo-Guerra —quien fue el grillo que maniobró para sacar el artículo de Merino de SocArXiv— admite en un texto de Nexos que “a casi dos años del inicio de la pandemia, no se ha encontrado ni una cura ni un tratamiento altamente efectivo contra el covid-19″.

Como se lee en una nota de la Organización Mundial de la Salud de 2020:

“En muchos países, los médicos están administrando a pacientes con COVID-19 medicamentos no aprobados para tratar esta enfermedad”.

“Puede ser éticamente lícito ofrecer a determinados pacientes tratamientos experimentales de emergencia al margen de los ensayos clínicos, a condición de que no exista un tratamiento de eficacia comprobada”.

OMS

En 2020 era eso o la inacción. Entonces, si se podía dar medicamentos que parecían funcionar sin poner en peligro a nadie, había que hacerlo. Es, pues la razón por la que los gobiernos de las naciones y las ciudades, cada uno en función de su muy particular circunstancia, han recetado toda clase de medicamentos que después se han dejado de usar, al menos contra el covid.

Eso es exactamente lo que se hizo en el IMSS y en la Ciudad de México en 2020 y que antes prescribieron importantes especialistas de nuestros mejores y más respetados hospitales.

Aquí una lista de medicamentos o tratamientos sin eficacia reconocida que se usaron en muchos lugares del mundo, algunos de ellos, a diferencia de la ivermectina, muy caros y con efectos secundarios serios:

√ Tocilizumab.

√ Hidroxicloroquina.

√ Paxlovid.

√ Remdesivir.

√ Ivermectina.

√ Molnupiravir.

√ Baricitinib.

√ Dexametasona (recomendación de expertos: en caso de no haber dexametasona, usar prednisona, metilprednisolona o hidrocortisona).

√ Plasma de personas convalecientes.

√ Células madre mesenquimales.

√ Anticuerpos monoclonales.

√ Casirivimab.

√ Imdevimab.

√ Bamlanivimab.

√ Etesevimab.

√ Tixagevimab.

√ Cilgavimab.

√ Amlodipina.

√ Losartán.

√ Lopinavir.

√ Ritonavi.

√ Azitromicina.

√ Interferón-β.

Posdata 1

Las polémicas generadas por grillos enemigos de la 4T no refutarán un hecho: en la Ciudad de México fue simple y sencillamente ejemplar el manejo de la pandemia.

Posdata 2

Aquí los audios de la entrevista de Denise Maerker con José Merino en Radio Fórmula: