Es momento, por muchas razones, de reestructurar la esencia de un movimiento social como el de la cuarta transformación. No fue casualidad, así lo percibimos, que el Consejo Nacional, detallada y organizadamente, vaya a salir a territorio a constituir comités para la representación, sobre todo para los retos que enfrentará Morena de reafirmar esa consagración que, a nuestro juicio, es una realidad. El respaldo pleno de los sectores sociales, sumado a la voluntad de seguir profundizando las políticas públicas, siguen abonando para que Claudia Sheinbaum siga siendo merecedora de ese apoyo que, en sí mismo, es producto del trabajo. Es verdad, todo gobierno arranca con grandes desafíos, pero, de igual forma, atraviesan por situaciones en las que hay que recurrir a la sobriedad y la autocrítica.

Claudia, al igual que AMLO, han sido muy objetivos en la narrativa. A nuestro juicio, sin duda, Sheinbaum es más mesurada en sus pronunciamientos. Ella, con certeza, sabe lo que significa este asunto mediático que ha cimbrado los titulares de la prensa nacional. El caso del exfuncionario de Seguridad Pública de Tabasco, evidentemente, ha provocado una turbulencia que, por su relevancia, impulsó al mismo gobierno a sacar a la luz pública algunos detalles no por verse forzados, sino por transparencia. Con ello, naturalmente, la presidenta ha lanzado un mensaje claro de que no se pasará por alto aquellas actividades que estén al margen de la ley. Entonces el reconocerlo, más allá de lo ruidoso que sea, no le provoca ningún efecto negativo a la jefa de Estado.

En lo político, ciertamente, habrá un reacomodo y una reconfiguración de fuerzas. Desde luego que Adán Augusto, por el tamaño de la noticia, verá mermada cualquier aspiración que tenga a futuro. Pensar en el 2030, desde la perspectiva crítica, tendrá un costo muy elevado para ir acortando la lista de aspirantes que, por cierto, vemos con mucha claridad desde ahora. En verdad, es muy prematuro ir analizando los posibles escenarios, sobre todo en una política tan cambiante como la nuestra. Claudia, indudablemente, tiene previsto lo que ella misma vivió en carne propia. Hablamos de un clima sucesorio que, pasando el ejercicio democrático del 2027, comenzará a brotar porque así nos hemos acostumbrado. Suponemos que así será si echamos una ojeada en el post del 2021. Recordemos que eso, como tal, marcó un nuevo precedente en el proyecto transexenal. De hecho, la irrupción de presidenciables logró sucumbir a un contrapeso que, de por sí, mostraba signos de debilidad como lo es el PRIAN.

No sabemos, de igual forma, si Claudia Sheinbaum otorgará el título de corcholatas, como en su momento lo hizo Andrés Manuel López Obrador. Puede ser que sí. Su enorme legitimidad le dan margen de maniobra para realizar un pronunciamiento de esa naturaleza. Desde luego que la lista crecerá en la medida que los años transcurran. Lo que es un hecho es que, para algunas excorcholatas, las condiciones serán distintas. Unos, que darán un paso al costado al anunciar su retiro, fortalecerán las aspiraciones de otros. En el caso de Adán Augusto no solo ha terminado esa aspiración presidencial depositada, sino que ha acotado su poder político con esa correlación de fuerzas que habrá. Es una realidad que las piezas del ajedrez se acomodarán. Veremos si hay algunos perfiles que Claudia decida incorporar. Si somos objetivos, de aquella lista que avaló y aprobó AMLO en un cónclave, solo existen dos personajes que, en activo, llegarán sólidos.

La misma encuesta de MetricsMx –para SDPnoticias– periódicamente realiza una evaluación al desempeño de funcionarios del gabinete de Claudia Sheinbaum. En este contexto, en definitiva, podemos darnos una idea muy clara de quienes se asomarán. Dar ese paso adelante, desde luego, dependerá del nivel que mantengan. Hoy, en efecto, ese reacomodo de fuerzas que habrá les allana más el camino para quienes, además de sostenerse, han mantenido bajo perfil. De eso se trata, especialmente, para medir el termómetro. Obviamente, llegará el momento de apretar el acelerador y comenzar a operar los territorios. Algunos de esos perfiles, de pies a cabeza, cuentan con una estructura nutrida a nivel nacional. Esa representación en los 300 distritos velan por los intereses de esos liderazgos que, sobra decir, sabemos a quienes nos referimos.

Hoy, pese al tiempo, seguramente Claudia Sheinbaum está pensando en el futuro. Hay elementos que han reconfigurado el mosaico electoral y, para tal efecto, la presidenta, como lo hizo AMLO, tomará el control total de las definiciones a las 16 gubernaturas. Tenemos la impresión que así será, sobre todo, por la comunicación fluida que existe con Luisa María Alcalde, y el mapa que ha comenzado a dibujarse entre duros y moderados.