Veo una nota informativa: “El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers, afirmó que la Máxima Casa de Estudios abrirá un espacio para que la ministra Yasmín Esquivel Mossa se defienda sobre el caso de plagio en el que está relacionada”.

Tal decisión no es para aplaudirle a Graue. Es un derecho que tiene la ministra de defenderse, de exponer su verdad. Es difícil sí, después del cúmulo de descalificativos en su contra por parte de la “crema y nata” de analistas que crearon entorno a ella un clima de linchamiento sin conocer la película completa, que la mayoría la acuse de “robo intelectual” y pida su cabeza a los ministros.

Es verdad también, como dice el colega Raymundo Riva Palacio: “La opinión pública y la publicada ya emitió su veredicto: Yasmín Esquivel es culpable de plagio, y la UNAM debe cancelarle su título de licenciada, que la obligaría a renunciar a la Suprema Corte de Justicia, que lo exige como requisito para ser ministro”.

Es verdad que al cotejar ambas tesis uno puede llegar a la conclusión, que sí, que alguien tuvo que copiar al otro. O Yasmín Esquivel copio a Édgar Ulises Báez Gutiérrez, o éste copió a la entonces estudiante de la ENEP-Aragón.

El autor de la columna “Estrictamente personal” que tituló “Yasmín y las dos mentiras”, señala que “no pueden ignorarse elementos que se desconocían públicamente, integrados en el expediente sobre la investigación del plagio (…), que arrojan una duda razonable sobre (…) quién escribió primero la tesis”.

Lamentablemente la cercanía de la ministra con el presidente Andrés Manuel López Obrador la convierte en una diana a la que todo mundo quiere apuntar y disparar para golpear políticamente al residente de Palacio Nacional.

En este cuento, desde luego, tiene mucho de responsabilidad la directora de tesis, Martha Rodríguez Ortiz, a la que la misma UNAM la ha acusado de “falta de probidad y honestidad”. Ella ha dicho que sí, efectivamente, le permitió a Báez Gutiérrez ver el trabajo adelantado que llevaba Esquivel.

En pocas palabras ha declarado a varios medios de comunicación que quien copió fue Báez y que el trabajo plagiado fue el de la ahora ministra.

A propósito de la preparación de su tesis, el ahora abogado Báez declaró: “En aquel tiempo recuerdo que cómo (sic) asunto relevante estaba el tema de los sindicatos, por lo que acudí con mi asesora de tesis que me mostró un trabajo que estaba realizando otra alumna sobre el mismo tema. De ese trabajo tomé varias referencias y texto porque necesitaba acabar la carrera rápido”.

Según lo publicado por Riva Palacio, Báez Gutiérrez habría reconocido que en aquel tiempo “tuve la oportunidad de analizar y estudiar varias partes del trabajo de otra alumna”, pero además de que (en estos días) vio en medios de comunicación que “la tesis de la cual se habla es de la Dra. Yasmín Esquivel Moza (sic)”, por lo que dijo, “quiero aclarar de manera libre y voluntaria que pude tomar partes importantes del trabajo de ella en el año de 1985 a 1986″.

Bien vale preguntarse, ¿sí después de reconocer que copió tantito del trabajo que llevaba adelantado para ese momento Esquivel, Báez está diciendo la verdad o en verdad copió toda la tesis y no sólo tantito con el consentimiento, desde luego, de la asesora Rodríguez?

De una u otra manera, después de que la UNAM acusó que la copiadora fue Esquivel, que con dicho fallo la llevó al paredón, ahora es posible que la máxima casa de estudios de nuestro país se haya dado cuenta de que cometió un grave error, es decir, que el trabajo robado fue el de la ministra, y Báez el ladrón, es de mínima justicia que Esquivel Mossa se defienda.

El derecho de réplica que anuncia Enrique Graue, no es un acto de bondad, es un acto de justicia que por cierto el derecho debe defender. Por lo pronto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, decidió desechar la petición para que dimita la ministra Esquivel.

Va a ser interesante saber qué argumentan los que han golpeado mediática y políticamente por adelantado a la abogada, si es que la UNAM llegara a decir, pues fíjense que siempre no, que a quien le robaron su tesis fue a la alumna Jasmín Esquivel Mozza.

Punto Cero

Que satisfactorio conocer que se reconozca la labor de Kenya Cuevas y su Casa de las Muñecas Tiresias con el Premio Franco-Alemán y de Derechos Humanos “Gilberto Bosques” quienes han contribuido con su trabajo a favor de la comunidad trans y LGBTI+ en México. Enhorabuena.

Periodista | @JoseVictor_Rdz