A diez días de la realización de la consulta del próximo 1º de agosto para juzgar o no a los expresidentes, Morena, el Presidente Andrés Manuel López Obrador desde sus conferencias mañaneras y algunos ciudadanos con los medios disponibles a su alcance, son los únicos que la promueven. El INE cumplirá con lo mínimo que establece la ley. Los partidos de oposición han hecho vacío y los mal querientes del gobierno federal auguran el fracaso y preparan una lluvia de críticas.

Lamentablemente la sociedad mexicana aún no valora suficientemente la importancia que tiene la consulta de agosto como el primer ejercicio de democracia directa de carácter constitucional en nuestro sistema político.

En otras partes del mundo las consultas, los plebiscitos y los referéndum son instrumentos utilizados para decisiones muy importantes. Fue por medio de un referéndum que Reino Unidos salió de la Unión Europea, con las consecuencias que todos conocemos. Quebec sigue perteneciendo a Canadá por medio de un referéndum. La regulación del consumo de la mariguana fue sometido a consulta en varios estados de la Unión Americana. En Chile un plebiscito sacó a Augusto Pinochet del poder y en la actualidad es uno de los instrumentos para la construcción de una nueva Constitución en ese país.

En México también hay importantes antecedentes de ejercicios de democracia directa: el 12 de septiembre de 1824, Chiapas decidió, por medio de un referéndum, ser parte de la República Mexicana. En tiempos recientes, desde la sociedad, se han hecho ejercicios relevantes. En 1993, el Plebiscito Ciudadano para elegir gobernantes en la Ciudad de México; en 1997, la Consulta del FOBAPROA para rechazar que el gobierno convirtiera en deuda pública el rescate bancario. En los meses de transición del actual gobierno, el entonces presidente electo y Morena convocaron a una consulta para la construcción o no, del nuevo aeropuerto en Texcoco.

La consulta del 1º de agosto, no es de Morena o de López Obrador, es un proceso con bases constitucionales, organizada por las autoridades electorales y que de acuerdo a sus resultados tendrá consecuencias. Es un logro de aquellos que desde hace décadas han impulsado las herramientas de democracia directa. Cuando el PAN y el PRD boicotean la consulta, diciendo que es únicamente un capricho de AMLO, traicionan buena parte de su historia y de su lucha por la democracia. Esta consulta con todas sus limitaciones y carencias es la puerta de entrada para que los ciudadanos tengan más injerencia en los asuntos públicos importantes.

Una de las reformas más trascendentes de este sexenio es la inclusión en nuestra legislación del proceso revocatorio del Presidente de la República y de los mandatarios estatales. Si así lo decide la ciudadanía este proceso constitucional podría aplicarse en el primer cuatrimestre de 2022 al Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador y en 2024 o principios de 2025 a las gobernadoras y gobernadores que fueron electos el pasado 6 de junio, lo cual es positivo para nuestra democracia.

Las acciones que dan más poder a la ciudadanía frente a la clase política son avances, sea la consulta, la revocación de mandato o la iniciativa popular. Eso pienso yo. ¿Usted que opina?

Mi twitter: @onelortiz