AMLO llena el Zócalo cada vez que se le antoja. El INE —esto es, Lorenzo Córdova— ya lo llenó dos veces. Conste, la primera no llegó la marcha a la Plaza de la Constitución, pero como si hubiera llegado.

Si las clases medias y los partidos de oposición vuelven a salir a la calle ya no será para defender al Instituto Nacional Electoral, sino para celebrar que la corte suprema haya echado abajo el plan b del presidente López Obrador y Morena.

No estoy diciendo que en la SCJN se ha decidido ya que no es válido el plan b: eso lo discutirán próximamente siete ministros y cuatro ministras después de analizar el contenido de las reformas a las leyes electorales que la oposición y el INE han impugnado.

El segundo gran mitin de la oposición, del pasado mes de febrero, se centró en exigir a quienes integran la Suprema Corte de Justicia de la Nación que voten contra el plan b. La reacción de Morena y el gobierno —incluido el propio AMLO— ha consistido en cuestionar a la ministra presidenta, Norma Piña, y en la organización de su propio mitin para refrendar el apoyo popular del que goza el titular del poder ejecutivo.

Se ha comentado, y sin duda es cierto, que lo peor del evento encabezado por López Obrador en el Zócalo fueron las protestas contra Norma Piña. Simpatizantes de la 4T llegaron al extremo de quemar una piñata con la imagen de la ministra presidenta. Se trató de acto tan lamentable —y tan peligroso— que inclusive lo condenó la esposa del presidente de México, Beatriz Gutiérrez Müller. Ojalá el propio AMLO lo haga para que acaben las manifestaciones de odio contra la jurista.

Lorenzo Córdova, no

Él es la figura más conocida del INE que dos veces llenó la Plaza de la Constitución, pero no puede ser candidato presidencial. Sería la mejor opción para una alianza opositora que se ve sin liderazgos capaces de competir con Morena. Pero, más allá de si Córdova quiere o no la candidatura para el 2024, la ley se lo impide: no renunció a tiempo.

Admitamos que la popularidad de Córdova —que la tiene— se la dieron AMLO y Morena. Tantas y tan duras críticas contra ese consejero del INE lo convirtieron en líder, pero él no entendió su papel en el actual momento histórico y no hizo nada para ser candidato. Y si cambió de opinión después de ver dos veces el Zócalo lleno para defender al instituto que ha presidido varios años, seguramente se frustró: la Constitución se lo prohibe porque debió retirarse antes de terminar su periodo. No lo hizo y se perderá en la irrelevancia.

Hay cierta desesperación en la oposición porque no aparecen liderazgos capaces de entusiasmar a la gente inconforme con AMLO y la 4T:

  • La senadora panista que encabeza las encuestas, Lilly Téllez, alcanza números que no impresionan a nadie y, además, por su falta de experiencia ejecutiva no es aceptada por quienes mandan en el PRI y el PAN —nunca ha dirigido nada, ni un municipio menor ni un negocio pequeño: solo ha sido periodista sin cargos gerenciales y legisladora—.
  • El diputado Santiago Creel no está lejos de Lilly en las encuestas, pero si las estadísticas de ella no impactan, las de él todavía menos. Es el favorito de la dirigencia panista, pero en no pocos sectores se le percibe como alguien que no conecta con la gente.
  • Un sector de la comentocracia quiere que la candidata presidencial de la alianza opositora sea la senadora panista Xóchitl Gálvez, pero esta mujer se siente fuerte solo en la Ciudad de México y no a nivel nacional. Las encuestas le dan razón. En todo el país está muy abajo, pero en las mediciones capitalinas es líder, prácticamente empatada con quienes encabezan los sondeos en Morena, Omar García Harfuch, Rosa Icela Rodríguez y Clara Brugada. Así las cosas, Xóchitl no escuchará a quienes pretenden hacerla candidata presidencial.
  • Las opciones priistas son todavía peores. Alfredo del Mazo solo sería un fuerte aspirante presidencial si la candidata de su partido ganara las elecciones del Estado de México. Pero Alejandra del Moral tiene 15 puntos de desventaja frente a la morenista Delfina Gómez, así que no triunfará, y esto significará el fin de Del Mazo. Por lo demás, no representan gran cosa Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid, Claudia Ruiz Massieu e Ildefonso Guajardo.
  • Los aspirantes empresariales, como Gustavo de Hoyos y Claudio X. González, son una vacilada.

Entonces, ¿quién para la oposición? Norma Piña, si se anima

Si el plan b no pasa en la corte suprema, la ministra presidenta Norma Piña será la mejor opción de la oposición. No depende solo de ella la suerte de las reformas electorales, pero Morena y el presidente López Obrador la han puesto en el centro de las críticas, y una parte creciente de la ciudadanía está dispuesta a defenderla. Se siente en los medios, las redes sociales y en las conversaciones cara a cara.

El plan b, cuyo primer análisis ha correspondido al ministro Alberto Pérez Dayán, será constitucional o inconstitucional por decisión de todos y todas en la SCJN, esto es, el mencionado ministro y diez juristas más:

  • Norma Lucía Piña Hernández
  • Arturo Zaldívar Lelo de Larrea
  • Ana Margarita Ríos Farjat
  • Yasmín Esquivel Mossa
  • Javier Laynez Potisek
  • Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
  • Loretta Ortiz Ahlf
  • Juan Luis González Alcántara Carrancá
  • José Mario Pardo Rebolledo
  • Luis María Aguilar Morales

Seamos objetivos, si votan a favor de que se mantenga el plan b electoral, la oposición se rendirá porque sienten sus dirigencias que las reformas electorales se diseñaron para favorecer a Morena. Pero si ministros y ministras votan para invalidar el plan b, la oposición se fortalecerá, aunque seguirá teniendo el problema de encontrar una figura que la encabece.

¿Habrá un siguiente lleno en el Zócalo?

  • Sí, lo habrá y será un gran mitin de AMLO y Morena si la oposición deja de pelear desanimada porque se mantenga el plan b.
  • Sí, lo habrá y será un gran mitin de la oposición, pero ya no con la bandera de #ElINENoSeToca, sino #LaCorteNoSeToca o, más personalizado, #NormaPiñaNoSeToca.

¿Legalmente podría la ministra presidenta renunciar a su cargo para ser candidata en 2024? A diferencia del consejero presidente del INE, la Constitución se lo permite. Pero tendría que renunciar, correr el riesgo, ir a la aventura y aceptar las consecuencias: si ganara las elecciones, sería presidenta de México, pero si perdiera no podría volver a la SCJN y sería maestra del ITAM los últimos años de su vida profesional; del ITAM, porque creo que con esa institución educativa se identifica.

Desconozco si en caso de renuncia anticipada a la corte suprema los ministros y las ministras tienen derecho a la pensión de la que por ley gozan quienes concluyen sus periodos. Este no es un dato menor, en términos prácticos desde luego.

¿Se animaría Norma Piña, cuya imagen fue quemada en el Zócalo, si acaso la multitud se reuniera en esa plaza para gritar #NormaPiñaNoSeToca?

La historia llama una sola vez a ciertas personas que tienen suerte. Hay quienes atienden el llamado y emprenden el camino más difícil de todos —como Andrés Manuel López Obrador y Luis Donaldo Colosio— y quienes prefieren hacerse a un lado, como Lorenzo Córdova. Ya se verá si la historia insiste en tocar la puerta de la ministra presidenta, y si esta la abre a pesar del riesgo de derrota, o si prefiere seguir en la importantísima tarea y sin riesgos que ya desempeña con notable éxito.