Fue inútil el llamado del presidente de México para que se disculpen los columnistas que creyeron la verdad histórica. No se disculpan y sí insisten en apoyar la versión que ya habían comprado. En la personal, en su momento me pareció creíble lo que dijo Jesús Murillo Karam, un político de buen trato que en corto puede ser convincente: un día me invitó a su oficina para darme una explicación, que no refuté de ninguna manera porque, la verdad sea dicha, nunca estudié suficientemente el tema: lo policiaco no se me da. Supongo que a otros columnistas el señor Murillo también les convocó a un cafecito o comida para darles los mismos argumentos. Después de haber leído el trabajo de Alejandro Encinas, hoy creo que tuvo fallas lo que hizo el exprocurador. Entonces, sí, me disculpo por no haber sido suficientemente analítico. Es lo que exigió el presidente López Obrador y es lo que hago sin mayor problema. Pero la mayoría de la comentocracia ni se disculpa ni se disculpará, están los periodistas subidos en sus machos y no se van a bajar. Véase la siguiente muestra de opiniones de hoy y ayer:
√ Carlos Marín, en Milenio, descalifica abiertamente —es “superchería”, ha dicho este martes— la investigación de la 4T sobre la tragedia de Iguala. Ayer, envalentonado, dijo que sigue pensando que los padres de los 43 estudiantes asesinados deben disculparse con el exprocurador Jesús Murillo Karam y con “Tomás Zerón de Lucio (sí, el satanizado, perseguido y prófugo ex director de la Agencia de Investigación Criminal)”. Cínico el columnista. Porque una cosa es pensar que Murillo y Zerón son inocentes —es derecho del colaborador de Milenio verlos de esa manera— y otra muy distinta ofender a las familias de las víctimas exigiéndoles que pidan perdón a las autoridades que no encontraron a uno solo de los jóvenes.
√ También en Milenio, Héctor Aguilar Camín ha visto el trabajo del equipo de López Obrador sobre los muchachos de Ayotzinapa como un “ejemplo de la facilidad con que el gobierno puede fabricar culpables en México”, además de que quizá se trate de “la redada de presos políticos mayor de nuestra historia”. ¿En serio habla de presos políticos? Se pasa el famoso escritor.
√ Roberto Rock, en El Universal, sostiene que “la precipitación mostrada por Palacio en el arresto del exprocurador Jesús Murillo Karam” está relacionada con la necesidad del presidente AMLO de que su partido, Morena, gane la gubernatura del Estado de México. Si el señor Rock analizara las encuestas entendería que en Edomex la candidata de izquierda, Delfina Gómez, derrota con facilidad a la oposición tanto si va separada como unida o revuelta. Es decir, no necesita de apoyos que, por su naturaleza, podrían más bien estorbar
√ Ayer, en El Financiero, Raymundo Riva Palacio criticaba que Alejandro Encinas hubiese hablado de un “crimen de Estado” en Iguala por “el faltante de elementos jurídicos” para demostrarlo. Hoy el mismo columnista presume que él fue el primero que habló de un crimen de Estado; lo hizo en 2018: a Peña Nieto “un crimen municipal se le volvió de Estado”. Chimoltrufio articulista, como dice una cosa dice otra.
√ En Excélsior, Jorge Fernández Menéndez opina que el trabajo de Alejandro Encinas y de la FGR es “una investigación inverosímil, controvertida, sin pruebas y que tiene fuertes aires sucesorios. No es justicia, es un ajuste de cuentas”. Palabras muy fuertes que el periodista no sostiene con argumentos; así no, querido Jorge.
√ En Reforma, Sergio Sarmiento cuestiona la investigación de la 4T porque tiene “una aparente motivación política”. Si se refiere a que con ello se trata de golpear al PRI, se equivoca el señor Sarmiento: el priismo de Alito Moreno no necesita ayudas para terminar de morir. Si por “motivación política” entiende que fue un compromiso de campaña de Andrés Manuel López Obrador, tiene razón.



√ También en Reforma, la columna Templo Mayor insiste en que el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, ha utilizado el caso Ayotzinapa “para sus fines personales”, como el de golpear a Omar García Harfuch. No se atrevería Gertz a enemistarse de esa manera ni con el presidente AMLO ni con la actual jefa de Harfuch, Claudia Sheinbaum. Muchos pensamos que Omar García es inocente y que no se le debería haber señalado en la investigación, pero alguien lo mencionó y ni modo. Por lo demás, el incidente le sirvió al secretario de Seguridad de la CDMX para fortalecer su imagen; es decir, con el escándalo salió ganando.
√ El que mejor trata al trabajo de Encinas y de la FGR es Jorge Zepeda Paterson, de Milenio, pero seguramente para no quedar mal con el gremio comentócrata afirma que si bien sido “una investigación admirable”, tiene el defecto de que su difusión se politizó. Es cierto, pero la politizaron los y las columnistas, no el gobierno; eso Zepeda no lo aclaró.