Si bien la narrativa del presidente sorprendió a propios y extraños en la postura que tomó en conferencia mañanera de Palacio Nacional, el planteamiento o visto desde un ángulo de propuesta, puede quedar en una sola manifestación; no lo veo como proclama ni mucho menos una decisión que exhiba un rompimiento en la relación bilateral con España.

Poner pausa o darnos un tiempo” no es una concepción que sostiene un rompimiento bilateral. Quizá la respuesta del presidente fue más bien una réplica o confesión que nace a través de una postura concretamente en contra de la corrupción. Cabe recordar los señalamientos, pero también las evidencias o signos de clientelismo para favorecer a compañías extranjeras señaladas y acusadas de beneficiarse con contratos en otros períodos o coyunturas políticas.

Realmente no veo otro motivo o circunstancia para iniciar una fractura bilateral, máxime cuando España constituye un gran aliado en desarrollo e inversión ampliamente reconocidos por las acciones económicas en distintas materias.

Así pues, es impensable suponer una postura de esa naturaleza, sobre todo porque existe un abanico extenso en la integración de acciones en muchos temas y puntos clave para fortalecer la relación bilateral que liga a ambos países.

Repito, más bien fue un comentario que surgió de un malestar que provocó tal vez una política mal ejercida en otros periodos que llegaron a ser marcadas bajo el flujo de la corrupción o la demagogia de un esquema de contratación; no obstante, eso no puede ser, al menos en el papel diplomático, una señal de rompimiento o pausa para ponderar un vínculo que ha sido provechoso no sólo de amistad, sino buena relación comercial.

A pesar de las reacciones de la clase política y de algunos politólogos que mostraron su actitud, fue muy oportuna la reacción del coordinador de los Senadores de Morena, Ricardo Monreal, quien, con una postura política atinada, comentó que no existe ninguna fractura con España.

De hecho, hizo énfasis en las atribuciones legislativas de la Cámara Alta al momento de manifestar el interés por nombrar representante diplomático en aquel país propuesto, eso sí, por el mismo presidente López Obrador.

Por esa razón, no podemos caer en la polarización de este tema; lo dicho por el mandatario federal puede ser, en conclusión, solamente una respuesta después de haber recordado quizá episodios donde se incurrieron en situaciones que provocaron exacerbación.

A raíz de eso, buscaron una respuesta o posicionamiento del líder de la fracción de Morena en el Senado. Fue el mismo Ricardo Monreal ante los medios quien dijo, con mucha seguridad, que la situación se va a recomponer si se antepone en diálogo. Tal vez él puede ser un propio comisionado o representante para entablar interlocución con la cancillería de España en dado caso que se necesite.

Recordemos el buen desempeño que tuvo con la secretaria de Energía de EU, Jennifer Glanholm en uno de los temas más medulares de esta segunda mitad del sexenio lopezobradorista. Este es, sin duda, el proyecto de Reforma Eléctrica que será la madre de todas las discusiones; por ello, se necesita una estrategia eficiente con buenos negociadores que buscan priorizar el interés del presidente López Obrador, aunque también que sean productivos para impulsar los consensos.

Ricardo Monreal es, en esta coyuntura, un elemento clave de cohesión y unidad que pueden ser un buen puente de interlocución para propiciar encuentros que fortalezcan la amistad, así como para reiterar una relación no sólo económica, sino cultural, tecnológica y educativa.

A nadie le conviene romper una relación bilateral, en cambio, la buena coordinación siempre trae beneficios positivos para ambos países.

Justamente en menos de un mes el senador tuvo dos encuentros de primer nivel internacional; primero fue Jennifer Glanholm, secretaria de Energía de EU; y, en esa misma coyuntura, hace unos días se reunió con el embajador del mismo país en México, Ken Salazar.

Por ello, bien Ricardo Monreal puede ser, llegado el momento, un buen embajador del diálogo para fortalecer los lazos con España.