El proceso de la Cuarta Transformación, lo dijo el propio Andrés Manuel López Obrador, es una columna social en la que tienen cabida hombres y mujeres de buena voluntad. Su espíritu y los valores intrínsecos, que hay que poner muy en alto, de hecho, muchos cumplen con ese fin o compromiso porque hay, desde hace décadas, una consigna clara de profundizar la vida pública de México. Y donde prevalece ese posicionamiento claro, de atender las necesidades que aquejan, brota el humanismo, la solidaridad y el respeto por el tejido social. Por eso la izquierda, desde la llegada de AMLO al poder, se convirtió en una esperanza que absorbió un enorme compromiso luego del desastre que significó la era neoliberal.
Mejor que nadie sabemos que, luego de más de siete años, el proyecto de la Cuarta Transformación le ha cumplido a la sociedad. Hay progreso, bienestar y desarrollo, pero, lo más importante, habrá justicia social ahora que el Poder Judicial se reformó. Seremos, sin exagerar, un modelo a seguir para el mundo entero. Para que eso fuese posible, repito, se necesitó de la contribución y el trabajo territorial de quienes han dado vida a un auténtico movimiento de masas. Pudiéramos citar una cantidad sustancial de precursores que se entregaron al máximo para ver nacer un nuevo paradigma. En ese núcleo de protagonistas, sin duda, podemos aludir al nombre de Juan Salgado Brito, que hace poco fungió como secretario de gobierno, pero que, por los imponderables del universo, sufrió un padecimiento que le costó la vida.
Esa noticia, en efecto, trascendió velozmente el lunes a través de las cuentas oficiales de comunicación del gobierno de Morelos. Fue la propia Margarita González Saravia, encargada del despacho del ejecutivo, quien anunció esta lamentable noticia. Lo dijo con sus propias palabras: “Juan Salgado Brito fue un hombre de profundas convicciones, siempre comprometido”. Rápidamente, a propósito de ello, la noticia se propagó por los medios nacionales. Las muestras de cariño y solidaridad comenzaron en ese flujo de información. Todos, en definitiva, coincidieron en la trayectoria intachable que tuvo el exsecretario de Gobierno. Él fue, de esa camada de precursores, un activo importante para darle vida al proyecto de la transformación bajo las siglas de Morena. Fue fundador, militante y fiel creyente de que la política pública es, en su esencia, un mecanismo para ayudar. Así ejerció esa función en el periodo que estuvo al frente de una posición que, a nuestro juicio, juega un papel preponderante.
Quedará un enorme vacío, de eso no hay duda. Su larga trayectoria y las posiciones legislativas que ocupó, de igual forma, nutrieron de aspectos sustanciales la política pública en Morelos. Fue hombre de todas las confianzas de Margarita González Saravia. Precisamente por eso lo nombró el segundo al mando. Alguien con esa capacidad, que además logró promover siempre el diálogo con respeto y tolerancia, merece que lo honren. Y sí: los homenajes que se han llevado a cabo en el congreso local y el palacio de gobierno son, naturalmente, una muestra de afecto que se ganó a pulso. De hecho, mucho de ese cariño que recibió quedará grabado en el corazón de quienes tuvieron la dicha de compartir algún espacio con él. Dicen los que saben que, desde hace años Salgado Brito fue un ejemplo a seguir, de alguien que se prestaba siempre a construir consensos y acuerdos al más alto nivel.
Todo eso, ni más ni menos, le sumaron aspectos positivos a Morelos. Desde nuestra perspectiva, y la de miles de morelenses, la entidad, luego de que ganara Margarita González, quedó claro, podemos decir que inició la etapa de la transformación. Juan Brito, sin duda, aportó toda esa capacidad y sapiencia, sobre todo en temas medulares a las estrategias de seguridad y el trato con diversos sectores de la ciudadanía. Con oficio, para acabar pronto, operaba los asuntos para ofrecer una alternativa que beneficiara a ambas partes. Todo eso, naturalmente, hizo que Morelos se posicionará de nueva cuenta en el mapa del territorio nacional y, como tal, fuese un ejemplo a seguir. Por eso son tiempos de mucha reflexión y análisis, pero, de igual manera, son momentos de luto los que vive aquel enclave del país. Basta con ver los mismos testimonios que, de pies a cabeza, coincidieron con que el exsecretario de gobierno fue, evidentemente, un activo que trabajó a favor del pueblo.
Por eso él, que ha dejado un hueco en la política de la entidad de Morena, será un ejemplo, pero sobre todo un referente a seguir.
