Una vez que pase el proceso interno de Morena, las piezas del ajedrez se moverán significativamente. De hecho, no fue suficiente para la dirigencia nacional el reclamo social que nació a raíz del piso disparejo y, así como inició, así culminará. Es decir, la profunda desigualdad que se ha vivido en dos años terminará por incidir en la toma de decisiones con un efecto que generó, a grandes rasgos, tanta publicidad anticipada y uso de medios de comunicación atribuida al gasto excesivo que algunas corcholatas han puesto en práctica.

Como dijimos desde un principio, no hay condiciones para que la contienda viva un proceso democrático; con ello fue imposible tener un equilibrio y, al final de cuentas, quienes más recursos invirtieron, por lógica, más posicionamiento acumularon en campo. Por desgracia, eso terminará por marcar el ejercicio presidencial de Morena, que, más allá de que aplique una metodología transparente a través de la insaculación, no hizo nada para remediar las desventajas. Y si no lo hizo en dos años al fijar criterios y reglas de participación, menos se va a pronunciar en 15 días que restan.

No hay duda: las cartas en el tablero político presidencial están echadas a pesar de la entrega de muchos aspirantes como Ricardo Monreal, que, en este proceso qué aún no concluye, ha sido el único que se apegó a los acuerdos pactados ante el Consejo Político Nacional de Morena. De hecho, Monreal ha dicho que honrará su palabra para reconocer a quien resulte ganador o ganadora de la encuesta. En una entrevista desde Tabasco, el zacatecano ahondó más en temas que, durante mucho tiempo, manejó con mucha prudencia.

Sabedor del termómetro político y ante la clara posibilidad qué desde hace meses trasciende, fue inevitable no hablar del tema de la Ciudad de México, a la que Monreal está ligado a partir de sus inicios estudiantiles. Y fue a pregunta expresa: ¿está en la mente de Ricardo Monreal la Ciudad de México? Así lanzó la interrogante el periodista de radio y, sin chispar, la contestó directamente. En efecto, el zacatecano sonrió un poco y, a los cuatro vientos, mencionó que la posibilidad está abierta.

O sea, la CDMX está en la mente del exlíder de los senadores de Morena.

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Eso sería, ni más ni menos, como un acto de justicia para reparar el hecho de haberle negado esa posibilidad en 2018, una vez de haber dominado todas las encuestas de pies a cabeza. Después de seis años, hoy el nombre de Monreal aparece con mucha fuerza en la Ciudad de México, incluso, encuestadoras como la de Roy Campos lo ponen como favorito para doblegar a la oposición con amplio margen de diferencia. Y como las condiciones se han venido acomodando a favor del zacatecano, él seguramente ya evaluó esa chance.

Pero Ricardo Monreal no es ingenuo. Debido al antecedente que pasó en 2018, no está dispuesto a ceder más terreno. Seguramente hay pláticas muy avanzadas al más alto nivel político y, esa hipótesis que está sonando ruidosamente, puede ser una realidad. De hecho, la entrevista en Tabasco, tiene un trasfondo muy especial porque es, si no mal recuerdo, la primera vez que Monreal habla con mayor claridad del tema de la CDMX. Lo esbozó en alguna ocasión, pero esta vez lo sentí más seguro y decidido en su respuesta.

Como sabemos, Ricardo Monreal inició sus actividades en la Alcaldía Cuauhtémoc y, en dos semanas, cerrará en la Plaza de las Tres Culturas. O sea, en la propia ciudad de México. De hecho, en ese tiempo Monreal ha recorrido 15 alcaldías; falta Iztapalapa, que seguramente la visitará, sin embargo, las 16 delegaciones tiene una fuerte estructura y presencia que coordina Néstor Núñez y Catalina Monreal, que, con seguridad, apretarán el paso en la gran urbe para seguir afianzando el nombre de Ricardo.

Dicen que hay muchos tiradores que apuntan a la CDMX, empero, el mismo proceso ha ido despejando el camino. Dicho en otras palabras, se ha ido allanando a favor de Ricardo Monreal. Cuentan que Mario Delgado y Clara Brugada, tienen en mente ese fin, sin embargo, desde Palacio Nacional hay indicaciones para el dirigente nacional de terminar hasta el próximo año su encomienda. Ese tiempo de ocupación le impediría tirar la función o dejarla a medias. En el caso de la alcaldesa de Iztapalapa, nos platican fuentes cercanas que -su futuro inmediato- puede estar en la Cámara Alta.

Y como Ricardo Monreal fue muy claro en entrevista desde Tabasco, no aceptará un puesto en el gabinete presidencial. Ya fue líder de los senadores de Morena; no lo veo como coordinador en San Lázaro, no porque lo menosprecie, sino que su labor legislativa parece haber concluido, por el momento, en la Cámara Alta. Su destino, todo apunta, es la Ciudad de México, lugar que lo acogió en sus inicios estudiantiles.

Notas finales

Nos informan que Alejandro Armenta entrega este lunes 14 de agosto buenas cuentas en su balance de un año al frente de la Mesa Directiva del Senado de la República y de la Comisión Permanente.

Y es que no sólo se realizaron importantes reformas como la Ley 3 de 3 contra la violencia de género, sino también en materia de protección a los jóvenes, al reducir las edades para que puedan ser elegidos diputados o titulares de las secretarías de Estado.

La presidencia del senador por Puebla transcurrió suavemente en su conducción con las bancadas de oposición, de entre las cuales algunos han reconocido que los trató con respeto y equidad en los -no siempre fáciles-, debates ante el pleno.

La presentación del informe de labores se realizará en la Casona de Xicoténcatl, y se prevé que presuma de los resultados del segundo año de la LXV Legislatura.

Por lo pronto, nos adelantan algunos puntos importantes como que se realizaron reformas sociales como la llamada Ley 3 de 3, una modificación constitucional en materia de violencia de género que prohíbe que los deudores de pensiones alimenticias, agresores sexuales o quienes hayan ejercido actos de violencia familiar puedan acceder a cargos de gobierno o de elección popular.

La reforma a la Constitución que permite que los jóvenes de 18 años en adelante puedan ser elegibles como diputados y redujo de 30 a 25 años la edad para ser titular de una secretaría de Estado.