El dato que el discurso político mexicano evita no es el déficit fiscal ni la deuda, sino el PIB per cápita. Porque el PIB per cápita no admite narrativa: mide cuánta riqueza genera, en promedio, cada persona y, por tanto, el verdadero nivel de bienestar económico.
México ronda hoy los 14 mil dólares anuales por habitante. Es un nivel bajo para un país con acceso preferencial al mayor mercado del mundo, con tratados comerciales, estabilidad macroeconómica y una ventana histórica de nearshoring. Peor aún: el crecimiento del PIB per cápita ha sido lento y errático durante más de tres décadas.
La comparación internacional es contundente. Estados Unidos supera los 85 mil dólares per cápita y se proyecta por encima de 100 mil dólares hacia 2030. Canadá, socio pleno del T-MEC, ronda los 55 mil dólares y apunta a cerca de 70 mil hacia 2030. Chile se ubica por encima de México, alrededor de 16 a 17 mil dólares, con instituciones económicas más sólidas. Argentina, aun con una crisis macroeconómica crónica, se mantiene cercana a México gracias a su capital humano. Brasil, con un PIB per cápita menor, compensa con escala industrial, financiera y tecnológica.
México no lidera en América Latina y está años luz de Norteamérica, pese a compartir un tratado comercial. Esto no es ideológico: es estructural.
El error central del modelo: redistribuir sin producir
El gobierno presume haber sacado a millones de personas de la pobreza mediante transferencias directas, pensiones universales y aumentos al salario mínimo. Todo ello alivia el consumo, pero no crea riqueza.
Las transferencias no generan productividad. El salario mínimo, sin inversión y sin capital humano, tiene un techo bajo: se traslada a precios, reduce márgenes o inhibe empleo formal. El resultado es evidente: el PIB per cápita no despega.
México no está construyendo una economía de mayor valor agregado; está administrando pobreza con mayor gasto social.
Estado de derecho: la variable que explica todo
Aquí está el punto que conecta economía, banca y desarrollo.
Sin Estado de derecho no hay inversión productiva sostenida, crédito barato, innovación ni nearshoring de alto valor. México presenta debilidades estructurales en la ejecución de contratos, la protección de los derechos de propiedad y los tiempos judiciales en materia civil y mercantil.
Para un inversionista —nacional o extranjero— la pregunta central no es si existe mano de obra barata, sino si puede hacer valer un contrato, ejecutar una garantía o resolver un litigio en un plazo razonable.
Estados Unidos y Canadá no son economías prósperas por transferencias sociales; lo son porque sus reglas se cumplen. Chile ha logrado estabilidad institucional suficiente para atraer inversión. México, no.
Nearshoring y T-MEC: oportunidad histórica mal ejecutada
México debía ser el gran beneficiario del nearshoring. La realidad es más modesta.
Sí llegan plantas, sí llegan líneas de ensamble, pero no llega el control estratégico.
La ingeniería, la dirección regional, la investigación, el diseño y la propiedad intelectual se quedan fuera del país. México captura volumen, no valor. Esto explica por qué el T-MEC no se traduce en un aumento sustancial del PIB per cápita.
Sin Estado de derecho, el T-MEC se convierte en un esquema de maquila extendida, no en un motor de desarrollo.
Rezago académico: el factor silencioso
El problema no termina en lo jurídico. Continúa en lo educativo.
México se está rezagando frente a Estados Unidos y Canadá en ciencia, tecnología y formación directiva; frente a Chile en educación técnica alineada a la industria; frente a Brasil en formación financiera, industrial y corporativa; y frente a Argentina en capital humano avanzado, aun con su inestabilidad macroeconómica.
El sistema educativo mexicano gradúa profesionistas, pero no forma cuadros productivos y liderazgos globales. Predomina la baja exigencia técnica, el escaso pensamiento crítico, la debilidad en el dominio del inglés y la desconexión con la economía real.
Por qué directivos sudamericanos desplazan al mexicano
No es un fenómeno cultural ni anecdótico. Es estructural.
Las empresas internacionales que operan en México suelen preferir directivos chilenos, brasileños, argentinos o colombianos para posiciones regionales. Llegan con mejor formación técnica, mayor capacidad analítica, experiencia en entornos macroeconómicos complejos y dominio de estándares corporativos internacionales.
El directivo mexicano promedio se formó en un mercado protegido, con bajo cumplimiento legal y limitada competencia real. El problema no es el talento individual; es el ecosistema que no lo exige ni lo desarrolla.
Sistema bancario y financiero: inclusión sin desarrollo
México presume inclusión financiera, pero confunde acceso con transformación.
Hoy existen más corresponsales, más cuentas digitales, más dispersión de recursos públicos y más fintech. Sin embargo, el crédito productivo sigue siendo bajo y caro.
La banca opera de forma defensiva porque el riesgo jurídico es alto, la recuperación es lenta y la informalidad domina. Sin contratos ejecutables y sin certidumbre legal, el sistema financiero no puede asumir riesgo productivo de manera masiva.
El caso del Banco del Bienestar
El Banco del Bienestar es, en esencia, un dispersor de recursos públicos, no un banco de desarrollo. Tiene cobertura territorial, pero no intermedia ahorro productivo, no financia inversión y no construye historial crediticio útil. Funciona para transferencias; no para crecimiento económico.
Analfabetismo financiero y digital: inclusión frágil
Millones de personas tienen cuentas bancarias, pero no comprenden comisiones, confunden crédito con ingreso, desconocen riesgos y no saben cómo reclamar.
La digitalización sin educación financiera ni protección jurídica expone al usuario, en lugar de empoderarlo. Un solo fraude puede expulsar a una familia del sistema financiero formal durante años.
Proyección a 2030: dos escenarios
Escenario inercial
PIB per cápita de 17 a 18 mil dólares, alta informalidad, banca defensiva, nearshoring de bajo valor y creciente dependencia de transferencias.
Oferta financiera en México: sucursales estables, corresponsales al alza… y la gran discusión de calidad. En 2025 se reportan, aproximadamente: 57,624 sucursales, 69,126 cajeros y 75,700 corresponsales.
Qué significa en zonas populares o marginadas
La sucursal ya no es el “centro”: es respaldo (conoce a tu cliente complejo, efectivo, aclaraciones, adultos mayores).
El corresponsal es la capilaridad (tienda, farmacia, cadena comercial): baja costo de llegar, pero eleva retos de:
- Calidad de servicio.
- Prevención de fraude.
- Educación financiera.
- Protección al consumidor.
Desincentivar el efectivo: no es un eslogan, es un rediseño de incentivos
Para reducir efectivo en segmentos de ingreso bajo, hay que resolver tres frenos:
Costo explícito e implícito de lo digital
- Comisiones.
- Fallas de red.
- Riesgo de fraude.
- “Costos de aprendizaje”.
Economía informal
Sin simplificación fiscal y sin certeza jurídica, el efectivo es el lubricante de la informalidad.
Confianza institucional (Estado de derecho)
Si la gente percibe que una reclamación “no camina”, preferirá cash.
Aquí el corresponsal y el canal digital son aliados, pero solo si el diseño empuja a “usar cuenta”:
- Pagos recurrentes (servicios, recargas, transporte).
- Microahorro automático.
- Crédito pequeño con reglas transparentes.
- Seguros simples (salud/vida/daños menores).
Banco del Bienestar: único dispersor de programas sociales… banco incompleto (y caro si se le exige lo que no es)
Banco del Bienestar opera más como infraestructura de dispersión que como banca universal con valor agregado. El problema no es dispersar; el problema es venderlo como “banca de desarrollo popular” cuando:
- No compite con una propuesta integral de crédito productivo.
- No crea ecosistema de pagos robusto por sí solo.
- Su estructura física puede resultar costosa.
CURP “nueva” y servicios financieros: la oportunidad (y el riesgo) de la identidad digital
Lo relevante no es la CURP en sí, sino identidad digital interoperable (conoce a tu cliente simplificado, firma, autenticación). Si México consolida un esquema de identidad con:
- Sutenticación fuerte.
- Resguardo de datos.
- Trazabilidad.
- Mecanismos antifraude.
Entonces podríamos ver:
- Onboarding casi inmediato.
- Reducción de suplantación.
- Acceso masivo a productos formales.
Pero el riesgo es igual de grande: centralizar identidad sin Estado de derecho y sin controles puede disparar:
- Robo de identidad a escala.
- Extorsión.
- Uso político de datos.
- Desconfianza masiva (que regresa a la gente al efectivo). Sin Estado de derecho, la digitalización se vuelve vulnerabilidad sistémica.
¿Qué tamaño tendrán Azteca y Coppel, y qué futuro para casos como Banamex/ Scotiabank/HSBC vs Nu, Mercado Libre, Klar?
1) Azteca y Coppel: seguirán siendo “máquinas de capilaridad popular”.
Su ventaja comparativa no es glamorosa, pero es determinante:
- Presencia física (y, por lo tanto, manejo de efectivo).
- Conocimiento del cliente popular.
- Originación con data de retail.
Mientras el país mantenga alto efectivo+informalidad+baja educación financiera, Azteca/Coppel conservan un piso sólido (aunque con riesgos de sobreendeudamiento y costo reputacional si no mejoran prácticas).
2) Banamex: el futuro depende de foco estratégico y ejecución.
Hay un hecho corporativo relevante: Citi acordó vender una participación y avanzar en la separación/reestructura de Banamex (con horizonte 2026 según reportes de ellos mismos).
El futuro competitivo de Banamex no depende de “tener infraestructura”, sino de:
- Volver a ganar en experiencia digital.
- Reconectar con pymes/cadenas.
- Ejecutar impecable en riesgo, cobranza y servicio.
3) Scotiabank y HSBC: grandes en activos/infraestructura, pero expuestos al “estancamiento por modelo”, se han vuelto un banco de nicho de gran tamaño.
Cuando un banco grande se frena, suele ser por mezcla de:
- Legado tecnológico.
- Apetito de riesgo conservador.
- Procesos lentos.
- Foco difuso.
Si no se reposicionan, se vuelven “bancos de nómina/hipoteca” con crecimiento limitado.
4) Nu/Mercado Libre/fintech: ascenso fuerte, pero el “techo” lo pone regulación +fondeo+riesgo.
Nu reporta crecimiento de clientes (ya en decenas de millones en la región; y en México presume más de 13 millones y cobertura municipal alta).
Y en el plano regulatorio, se ha documentado el avance hacia licencias bancarias para neobancos.
Su ventaja: Costos bajos, big data, y velocidad de producto.
Su reto:
- Fondeo estable.
- Manejo de morosidad en ciclos malos.
- Cumplimiento robusto (PLD/KYC/seguridad).
Klar y otros jugadores pueden crecer, pero el mercado tenderá a consolidar: pocos ganadores con escala real y varios nichos.
Canadá, Chile, Brasil, Argentina y EU: por qué “sí despegan” o “se atoran” (y por qué directivos sudamericanos desplazan al mexicano), se premia al directivo que domina ejecución, datos, gobierno corporativo, visión global y disciplina operativa.
Canadá/EU: Estado de derecho más confiable, enforcement contractual más predecible, ecosistemas universitarios/industriales más conectados a productividad.
World Justice Project +1
Chile: suele destacarse en métricas institucionales regionales (sin ser perfecto), y eso se traduce en costo de capital y gestión.
World Justice Project
Brasil: mercado enorme, sofisticación financiera alta, pero con fricciones; aun así, su músculo corporativo produce ejecutivos con “calle” regulatoria y de escala.
Argentina: macro volátil; paradójicamente produce ejecutivos muy fuertes en crisis, pero el país paga costos por inestabilidad.
México tiene T-MEC y nearshoring como oportunidad histórica, pero si el “sistema operativo” (Estado de derecho+justicia local+seguridad+educación) no acompaña, el país se queda como:
- Gran plataforma manufacturera.
- Con valor agregado limitado.
- Con baja transmisión a PIB per cápita.
El punto fino: el nearshoring exige certeza contractual y rapidez judicial. Si no, la inversión se fragmenta, se encarece o se va a jurisdicciones más predecibles.
Propuestas concretas:
- Reforma operativa de justicia local (civil/mercantil) con metas medibles.
- Plazos máximos, tableros públicos, sanción por dilación, digitalización real.
Esto es política económica, no solo jurídica.
- Identidad digital (CURP) con arquitectura de confianza.
- Antifraude, privacidad, auditorías, y canales de reclamación eficaces.
- Sin eso: retroceso a efectivo.
Corresponsales+Open Finance+pagos de bajo costo interoperabilidad real, comisiones transparentes y protección al consumidor en punto de venta.
Alfabetización financiera y digital como infraestructura
- Muestra brechas territoriales fuertes; sin cerrar conectividad y capacidades, la banca digital no llega donde se necesita.
- Incentivos para formalidad (micro y pequeño comercio).
- Menos costo de formalizar, más beneficio directo (crédito, seguros, compras públicas, logística).
Mario Sandoval. CEO FISAN SOFOM ENR. Banquero y abogado con más de 30 años de experiencia profesional a nivel directivo.


