“La Petenera, señores

no hay quien la sepa cantar

sólo los marineritos

que navegan por la mar.

La petenera, señores

vino por la mar salada

ay, llegó en una barquita

allá por la madrugada.

Petenera, petenera

dame de tu palo un ramo

quién te puso picarona

que petenera me llamo.”

SON JAROCHO

Estaba difícil superar en maldad, corrupción y violencia el sexenio de Javier Duarte. Los veracruzanos creyeron que no podía haber un gobernador peor que ese hoy preso. Sin embargo, todo indica la meta de Cuitláhuac García, actual gobernador de Veracruz, es superar a ese otro. Tan mal gobernante resultó que la misma Sedena le señala de permitir la entrada del Cártel del Noreste a Veracruz…

Esto se supo gracias a la filtración de informes de esa dependencia federal realizados por Guacamaya Leaks. Lo que es más, en particular un informe fechado el 16 de marzo de 2019 resalta que el Cártel Jalisco Nueva Generación inició una guerra en contra del gobernador porque este permitió la entrada y protege al Cártel del Noreste.

Otro informe, también de la Defensa Nacional, advierte que en Veracruz ya hay actualmente presencia del Cártel del Pacífico, de los Zetas Vieja Escuela (ZVE), de la Fuerza Especial Grupo Sombra, de Los Pelones, de células independientes, además de las dos organizaciones antes mencionadas y que predominan —muy por encima de la media nacional— los delitos de secuestro, extorsión, homicidios dolosos, trasiego de drogas, cobro a indocumentados, robo de vehículos y de hidrocarburos. Todo con el conocimiento de Cuitláhuac. Repito, la información es de la Sedena; la de ahora, de esta administración de la 4t.

Quizá la presencia de esos grupos delictivos en parte explica que la entidad veracruzana se ubique en el segundo lugar nacional en delitos de género, en sexto lugar en casos de violencia familiar, en el tercer lugar con mayor número de feminicidios (datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública).

En lugar de tomar las medidas necesarias para disminuir la violencia que no solo no cesa, sino que campea a sus anchas en Veracruz, el gobernador García prefirió llevar a miles de acarreados a la Ciudad de México para injuriar a los ministros de la Suprema Corte de Justicia. Y ya entrados en agravios, ultrajar también de palabra a los periodistas que señalan sus acciones y una que otra de sus trapacerías.

Cuitláhuac y sus compinches llevaron ataúdes mostrando el rostro de la ministra presidenta de la SCJN, Norma Piña. El ejecutivo local los exhibió y luego, en el colmo del cinismo, espetó: “Pero no se desea la muerte de la ministra Norma Piña, es infantil que se diga de esa manera, se quiere ocultar el verdadero sentido de esa manifestación”.

Vamos entendiendo: llevar dos ataúdes (a falta de uno), poner las efigies de dos ministros dentro, ponerles una cruz, ¿no es desearles la muerte? Para García, no; lo que hizo dice tener otro sentido.

El gobernante hace apología del delito, las cosas por su nombre. Un delito de acuerdo con los artículos 169 y 171 del Código Penal Federal (“Anunciar a alguien la intención de causarle un mal o provocarle un peligro directamente a esa persona o bien a otras personas de su entorno más cercano”).

Pero supongamos —por suponer— que su acción no es tal, para los estándares que él mismo ha establecido sí califica como delito lo que ha hecho. De acuerdo con el artículo 331 del Código Penal de Veracruz (a iniciativa del gobernador Cuitláhuac y aprobado por el congreso local morenista): “se impondrían de seis meses a dos años de prisión y multa a quien amenazara o agrediera a un servidor público en el momento de ejercer sus funciones o con motivo de ellas”. Así las cosas, al hipócrita gobernador hay que decirle: “lo que usted realizó frente a la SCJN no lo permitiría afuera de sus oficinas”.

En el colmo de los colmos, durante los meses de febrero y marzo de 2022, la Suprema Corte resolvió la acción de inconstitucionalidad de antes mencionado artículo. Pues aunque la iniciativa pugnaba porque son “ultrajes a la autoridad”, como tipo penal básico, además se agregaron y se reformaron agravantes de este. La SCJN reiteró que es una violación al principio de taxatividad, al derecho de libertad de expresión y además por ser una norma desproporcional.

En pocas palabras: ¡el que las hace, no las consiente!

Cuitláhuac García tiene tan mal al estado de Veracruz, que la 4t ya ni difunde su encuesta (la de aprobación y desempeño de gestión) y minimiza el hecho de que una de las primeras matanzas de este año en el país sucedió… ¡en Veracruz! No solo eso, aunque hubo menores de edad entre los fallecidos, el gobierno de la 4t en Veracruz se limitó a decir que se trataba de un ajuste de cuentas entre grupos de delincuentes… Sí, esa cantaleta.

Los informes, datos y el día a día en Veracruz muestran que aunque la vara de corrupción, violencia y cinismo estaba alta, Cuitláhuac la ha superado y con creces. En lugar de ser ejemplo de civilidad y civismo, prefiere denigrar su investidura, la de su equipo, descuidar a la entidad en la que funge como titular del ejecutivo local y dedicarse a todo menos a gobernar.

López Obrador dice que Cuitláhuac García: “no es rata, no es corrupto y eso hace la diferencia”, pero el gobernador se afana en llevarle la contra al primer mandatario. AMLO —en su mañanera respaldara a Cuitláhuac (a su apología de la violencia en la SCJN “porque convocó a una manifestación para protestar por la corrupción de jueces… lo hizo bien”)— ya no sorprende. Mas, ¿saben una cosa queridos lectores? NO se puede decir que García lo hace bien cuando la cifra de homicidios dolosos en Veracruz se ubicó en 189 personas, de los cuales 108 fueron con violencia (primer trimestre de 2023).

De seguir así (claro, siempre y cuando el INE pueda garantizar elecciones libres e imparciales), Morena dejará de ser gobierno en Veracruz muy pronto. Regeneración Nacional triunfa donde y cuando no ha sido gobierno; una vez que lo ha sido, la tendencia es que los ciudadanos le van retirando la confianza.

Cuitláhuac García es de ejemplo de todo lo que no debería ser un servidor público: más rata que Duarte y, encima, apologista del crimen. Así es Cuitláhuac, el gobernador que no quiere gobernar su estado, tan solo bailarlo.