El clasismo, la discriminación y el desprecio por los adultos mayores de nuevo brotó de la boca de Xóchitl Gálvez.

Y es que ayer, en un mitin en el Estado de México, la candidata de extracción panista dijo: “Si a los 60 años no has podido hacer un patrimonio eres bien güey, con todo respeto”. Recordemos que en el primer debate presidencial Claudia Sheinbaum dijo que vivía en un departamento rentado, en tanto que Gálvez habitaba en casa propia.

El clasismo de Xóchitl raya en lo grotesco y ni hablar de su desinformación.

El año pasado diferentes estudios económicos demostraron que siete de cada diez personas, especialmente los jóvenes, deseaban independizarse de sus padres buscando una casa o departamento en renta, debido a los altos costos de la vivienda. Incluso rentar parece una tarea titánica, pues hay que invertir cerca del 54% del salario mensual para cubrir los gastos del lugar donde se vive. Una locura.

Los llamados millennials, son los que más sufren para encontrar un lugar digno donde vivir y por ello optan por compartir la vivienda con otras personas, (roomies) ya que sus ingresos no alcanzan para pagar un alquiler, sobre todo en ciudades donde hay más oportunidades laborales, como la Ciudad de México.

Este sector de la población, nada pequeño, pues estamos hablando de 30 millones de personas según el INEGI, algún día serán adultos mayores y quién sabe si compren una casa o departamento, ya que se enfrentan a inestabilidad laboral y bajos salarios, herencia de los gobiernos neoliberales que saquearon el país y solo vieron el beneficio de ellos mismos y sus cuates. No son flojos ni güeyes, son adultos que cargan con la herencia maldita del neoliberalismo, como usted o como yo, que no somos jóvenes pero que nacimos y crecimos bajo el yugo de gobiernos emanados de partidos corruptos, mismos que hoy representa en coalición la señora X.

Gálvez ofende con descaro a una población vulnerable, los adultos mayores, a quienes califica de “güeyes” por no tener un patrimonio, sin pensar en la historia personal de cada quien.

Yo también rento una vivienda y mi pequeño patrimonio es herencia familiar y no me considero “güey”.

¿Me van a criticar bajo el criterio mediocre de “cuánto tienes, cuánto vales”?

El supuesto origen humilde de la candidata del PRIPANPRD, con raíces indígenas según sostiene, se viene abajo cuando la escuchamos valorizar a las personas de acuerdo a su patrimonio, a su apariencia o sus cuentas bancarias. Si en verdad es una mujer “echada para delante” que viene de abajo, parece que ya se le olvidó.

Y es normal. El que nunca tuvo y llega a tener, loco se puede volver, dicen.

Claudia Sheinbaum, por su parte, no hizo eco al absurdo comentario pues de sobra ha demostrado que vale por lo que es, no por lo que tiene.

Es muy claro que Xóchitl ha perdido noción de todo y su deshumanización es alarmante. Sacó el cobre, de plano.

No es la primera vez que aflora su desprecio hacia los adultos mayores, a quienes ha mandado a trabajar, a ganarse el pan, los ha calificado de “huevones” y ha dicho veladamente que son una carga.

Si queremos tomar una decisión inteligente, votar por ella no es opción.

Estamos hasta la madre de personas que se fijan en la apariencia, en el dinero, en la edad y esto precisamente tendríamos si Xóchitl gana la presidencia. Qué terror, ¿no creen?