¿Qué delito cometió Omar García Harfuch al asistir a dos reuniones del caso Ayotzinapa? Preguntó hace unos días Ciro Gómez Leyva. La verdad sea dicha, ninguno.
Andrés Manuel López Obrador respondió indirectamente a este cuestionamiento al contestar una pregunta similar en al menos en dos mañanera. AMLO dijo: “En la investigación aparece que hubo una reunión de funcionarios públicos estatales y federales, una o dos, cuando sucedieron los hechos (…) Entonces cuando le preguntan a Alejandro Encinas si había participado Harfuch, él dijo que sí porque es cierto, pero es distinto a que haya participado en la desaparición de los jóvenes”.
Las palabras presidenciales terminaron de alinear los astros. Despejaron el camino para que el ex secretario de seguridad de la CDMX fuera incluido por consenso en la encuesta de Morena para la elección de su coordinador de defensa de la cuarta transformación y si gana, llegue a la la antesala de la jefatura de gobierno, el segundo puesto de poder en el país.
En opinión de analistas, algunos militantes o simpatizantes de Morena se oponen a que García Harfuch coordine la 4T en la CDMX. Argumentan que su oposición está sustentada en fobias ideológicas o en un prurito por haber tenido como jefes a Genaro García Luna y a Luis Cárdenas Palomino.
Al menos en mi caso no es así. No quiero que sea candidato en la CDMX por tres razones.
Al hacer la pregunta ¿qué gobernante necesita la Ciudad de México en los próximos seis años? Respondo. Alguien que pueda resolver los grandes problemas de la capital, como son el impulso a la economía, la vialidad y los servicios, como el agua.
Por supuesto que la seguridad es un problema importante, pero afortunadamente no es el más importante, como si lo es en otras entidades del país. En la jefatura de gobierno se necesita un organizador, un político que conozca a fondo los hilos del poder de la ciudad y, sobre todo, alguien con visión de futuro. Omar García Harfuch no posee ninguno de estos atributos.
El gobierno de Enrique Peña Nieto, el presidente de mejor apariencia física que se ha tenido en la historia reciente de México y el gobierno de Miguel Ángel Mancera, el eficiente procurador capitalino, dejaron un mal sabor de boca en sus sexenios. Omar García Harfuch parece que reúne la buena apariencia física de Peña Nieto y la eficacia operativa de Miguel Ángel Mancera, lo cual presagia una gran decepción como gobernante. No por una cuestión del azar sino, por la falta de experiencia en el ejercicio de gobierno.
La popularidad puede llevar a una persona a ganar una encuesta y una elección, pero eso no lo hace un buen gobernante. La capital necesita tener en el timón a una mujer o a un hombre con experiencia. Espero que la población capitalina que responda la encuesta no se deje llevar por las apariencias. Eso pienso yo.
¿Usted qué opina?... La política es de bronce.