Lo dijimos hace un par de días: Mario Delgado hizo mal en hacer un comentario tendencioso e imprudente porque lo único que está efectuando es, sin lugar a dudas, una incitación a la polarización cuando se pronunció no de la mejor forma, especialmente por el cargo que representa en Morena. De hecho, lo más correcto hubiera sido mantenerse en un papel neutro y buscar una salida diplomática ante la prensa nacional.

No supo o mejor dicho no quiso exponer un gesto de equilibrio en una etapa donde lo que más necesita el partido es unidad. Sin embargo, parece que el presidente nacional de Morena come ansias y no evitó mostrar su inclinación por una corcholata. No lo dijo así, pero no era necesario hacerlo porque su narrativa tiene una lectura muy clara que apunta al favoritismo.

Entonces, Mario Delgado tuvo que ser más prudente y tolerante. De hecho, hablando del presidente nacional de Morena, el propio Ricardo Monreal les respondió, eso sí, con mayor categoría.

Muy a menudo la propia militancia y la simpatía del partido han alzado la voz para denunciar las irregularidades que se han cometido al interior de Morena. Hubo muchas observaciones de las anomalías del proceso de renovación de los Consejos Estatales y Nacionales porque se permitió y se avaló el desaseo que vivió ese ejercicio.

Y qué decir de los procesos que ha organizado últimamente el partido para elegir candidatos a puestos de elección popular. Voces como las del propio secretario de Gobierno reconocieron -con absoluta transparencia y juicio- irregularidades en la dirigencia como el caso de Chihuahua donde Cruz Pérez padeció en carne propia la manipulación de un proceso interno simulado.

Eso es solo la punta del iceberg de un proceso de selección que no tiene nada de democrático en la encuesta.

Pero no es solo eso: muchas voces han pedido frenar la guerra sucia y las discrepancias internas, y el dirigente nacional no hace absolutamente nada más que evadir. Está el ejemplo de Layda Sansores que actúa con total libertad, y Mario Delgado hace mutis pese a que eso está detonando más polarización hacia dentro de Morena porque no solamente lo ignora, sino que hasta lo avala, al menos eso nos da entender ante el silencio cómplice que es igual de dañino qué quién lanza el veneno soez.

Entiendo que Morena sigue gozando de buena respuesta de la sociedad, empero, mucho depende de la popularidad del presidente. Sin embargo, llegará el punto donde la narrativa y la imagen del mandatario no sean suficientes para sostener una base de apoyo de esa naturaleza y, entonces sí, se lamentarán de haber engendrado tanta polarización y odio a través de una lingüística que no abona a la unidad.

Recuerdo que, esa misma situación, la padeció el PRD en su mejor etapa como movimiento social. Empero, se fue disolviendo lo que por muchos años se construyó. Por ello, Morena debe abrirse a la democratización y no ser rehén de los grupos radicales que están contaminando la vida interna con tanta intriga y rechazo a quienes piensan distinto.

Antes no les molestaba que Ricardo Monreal dialogara y construyera acuerdos con la oposición para sacar adelante las propuestas del presidente en el Senado de la República a fin de buscar los votos necesarios, sin embargo, bastó que el mandatario saliera abrir el juego sucesorio para recurrir a la intriga y la difamación sinrazón.

De pronto, curiosamente llegó la intriga y fabricación de aquellos que se oponen a una aspiración legítima de Ricardo Monreal a la presidencia. Asimismo, los conspiradores se asomaron encumbrados desde la Cámara Alta a través de personeros que hacen el juego sucio a una de las corcholatas favoritas del poder con duros posicionamientos en el afán de tratar de debilitar al zacatecano con conductas que llamaron poderosamente la atención porque jamás ha existido motivo.

Por eso, el senador se ha mostrado firme en la determinación que ayer mismo ratificó de continuar en Morena pese a la guerra abierta que padece en su contra. No ha sido fácil resistir la metralla, sin embargo, la mayoría de Senadores de Morena lo apoya; asimismo, más de 207 diputados federales se han sumado al llamado de reconciliación.

Y, lo mejor de ello, es que un porcentaje importante de militantes y simpatizantes refrendan su apoyo para que sea Monreal quien encabece el proyecto de Morena. Desde esa perspectiva, un estudio metodológico mostró un crecimiento significativo de Monreal. Pasó de 10% de apoyo a 15% con Morena en tan solo un mes pese a la hostilidad que vive en carne propia. Eso significa que, la guerra sucia en su contra, no ha servido porque es un mecanismo superfluo que causa irritación en la ciudadanía.

De esa magnitud fue el saldo a favor de Ricardo Monreal que capitalizó perfectamente los golpes bajos que intentaron conectarle, pero que fracasaron porque la sociedad está girando o se inclina por la reconciliación, la tolerancia y el respeto.

Por ello, los comentarios que hizo Mario Delgado sí fueron malintencionados, sin embargo, Ricardo Monreal le replicó con categoría y con nivel de altura, así como lo ha hecho a todos aquellos que han lanzado en anzuelo para ver si logran que Monreal decline. A pesar de ello, ya lo dejó entrever el coordinador de los Senadores de Morena: no habrá tregua puesto que él se mantiene en Morena no solo porque ha cumplido con la misión que le fue encomendada de sacar todas las reformas del presidente y todas las que plantearon en la campaña, sino porque debe haber democracia interna en un partido que dice abanderar la pluralidad.