Más bien parece una novela. El caso de la línea aérea Transportes Aeromar se parece más a un melodrama, en cuya trama se mezclan un sinfín de sentimientos: coraje por parte de los trabajadores que ven cada vez más cerca la desaparición de su fuente de empleo, impotencia por el lento actuar por parte de los sindicatos, desencanto por los dueños que están dejando morir a una gran empresa de aviación.

Después de mucho tiempo en que los trabajadores de Aeromar han sido olímpicamente ignorados, tanto por la empresa como por los sindicatos -en especial el sindicato de sobrecargos- ayer se realizó un mitin en la puerta 8 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Ahí, la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) y la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), se reunieron para expresar (como si apenas se hubieran dado cuenta) algo que llevo meses, si no es que años, diciendo: a Aeromar la están dejado morir.

En dicha protesta los sindicatos ASPA y ASSA decidieron hacer la “valiente” declaración ante los medios de comunicación ahí congregados, de esta verdad, aunque lleva muchos meses siendo más que evidente. Hace más de un año que los compañeros de dicha empresa comenzaron a comunicarse conmigo para quejarse de la falta de pagos, y la indolencia de sus representantes sindicales. Aeromar está en quiebra técnica desde hace muchos, muchos meses.

Para entender este caso hay que tener presente toda, tanto la historia como a los actores responsables de que el día de hoy estemos a punto de presenciar el cese de operaciones de una aerolínea más de nuestro país. Todo comenzó en 2017; en aquel entonces los planes de crecimiento para Aeromar iban viento en popa, llegando incluso a declarar que iban a explorar la utilización de aeronaves de mayor capacidad a los aviones ATR 42 y ATR 72-600.

Ricardo Del Valle, es el actual Secretario General de ASSA y contumaz esbirro del Director de Aeroméxico, Andrés Conesa. Juntos planearon en 2017 el “llevarse” (robarse) más de 40 sobrecargos de Aeromar justo en la temporada alta, con muy claras y desleales intenciones: la más inmediata, afianzar el liderazgo de Ricardo al ofertarles a los sobrecargos de Aeromar la posibilidad de “brincar”, esto es, de pasarse directamente a Aeroméxico, ganando más que los sobrecargos del Contrato B. No crean que ofreció aumentos estratosféricos; en realidad fue una verdadera bicoca: en lugar de ganar poco más de 10 mil pesos al mes, ofreció darles 12 mil pesos mensuales.

Pero eso no era todo, este “robo de sobrecargos” también impidió el crecimiento anunciado por Aeromar, y echó por tierra la alianza que se tenía prevista con Avianca, acordada desde 2016, en la que la aerolínea colombiana invertiría 100 millones de dólares en Aeromar.

Fue el inicio de la debacle de la aerolínea. La jugada hecha por la mancuerna ASSA/Aeroméxico fue tan abyecta, que los pilotos de Aeromar denunciaron su gran molestia mediante una carta abierta, que a la letra decía:

“…las acciones de Del Valle, pues es evidente el conflicto de intereses que éste tiene al representarlas en esta revisión contractual, ya que derivado de eventos recientes pareciera que éste obra en función de los intereses de Grupo Aeroméxico, y no de la asociación que representa y mucho menos de sus representados en Aeromar.”

Pilotos de Aeromar

Lo planearon, y ejecutaron el “robo” de más de 40 sobrecargos de Aeromar para mandarlas a volar a Aeroméxico, llevando casi a la quiebra a la pequeña aerolínea a consecuencia de la enorme cantidad de vuelos que tuvieron que ser cancelados. Todo esto los hizo entrar en una espiral hacia abajo, de la cual Aeromar no ha podido recuperarse, evidentemente.

A raíz de este evento, comenzaron a incumplir con los diferentes pagos que se hacen a los trabajadores, y a eso se suma el adeudo que ahora mantiene con el gobierno por conceptos como la turbosina, renta de los mostradores, por uso de aeropuerto, y las más llamativa y escandalosa, una deuda con el Sistema de Administración Tributaria (SAT) por 3 mil 500 millones de pesos por concepto de ISR.

El 28 de junio, en una columna publicada en este mismo espacio titulada “En septiembre deja de operar Aeromar”, abordé la posibilidad de que la empresa quebrara. Actualmente de manera oficial, Aeromar reporta contar con 8 aeronaves, pero solo 6 están en funcionamiento; incluso el 2 de agosto de este año, los trabajadores me solicitaron que hiciera público lo que ocurría en el área de mantenimiento.

Sobre todo a raíz del incidente del avión de la aerolínea Transportes Aeromar, matrícula XA-UYL, al que “se le pegaron los frenos”, quedando en la pista de aterrizaje 05L/23 del AICM, para ser remolcado posteriormente. Por tal motivo el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México tuvo que cerrar la pista por un corto espacio de tiempo, acarreando con ello demoras y molestias con otras aerolíneas y sus pasajeros.

Según lo narrado por los propios trabajadores esto ocurrió porque están “canibalizando” los dos aviones que mantienen en tierra y que ya no prestan servicios, utilizándolos como fuente de refacciones. Claro, porque no hay dinero para la adquisición de nuevas piezas.

Como pueden ver, no solo estamos hablando del gran adeudo que mantienen con sus trabajadores y con el gobierno; la degradación a Categoría 2 en la que está la aviación nacional es un también por cuestiones de seguridad, y este tipo de incidentes no abonan para recuperar la tan necesaria Categoría 1, por parte de la Agencia Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés).

Decisiones como esta exponen tanto a pasajeros como a trabajadores; es imperdonable la indolencia de la empresa, cuyo dueño, Don Zvi Katz, está muy quitado de la pena refugiado en Israel, dejando todo en manos de su director Danilo Correa, de quien los trabajadores consideran, y así lo manifiestan, no da el ancho para el cargo y no sabe qué hacer, pues solamente se la ha pasado mintiéndoles a los trabajadores, retrasando sus pagos y escondiendo la cabeza como avestruz.

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Añadamos a todo esto el actuar errático de los sindicatos. En el caso de ASSA no me asombra, pues Ricardo Del Valle, durante sus 11 años al frente del sindicato ha perjudicado a la aerolínea de distintas maneras. Una de ellas el robo de sobrecargos, ya narrado, y la otra siendo totalmente abúlico ante la falta de pagos, al acumular años prorrogando una huelga, y al seguir a pie juntillas los consejos del asesor legal, Arturo Alcalde Justiniani, padre de la actual titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.

No hay plazo que no se cumpla, no se puede dejar al garete esta lamentable situación, sin tomar el toro por los cuernos. Debe darse una salida digna a los trabajadores; si la línea aérea ya no es viable, se tuvo mucho tiempo para bajar la cortina, liquidando conforme a la ley a todos los trabajadores y no dejando otro fantasma más en la gran lista de concesiones de aerolíneas que no vuelan.

Los rumores en el “radiopasillo” dentro de la industria están por todo lo alto, y abonan las declaraciones del propio Andrés Manuel sobre una nueva aerolínea a cargo de la SEDENA. Al respecto, en entrevista con El Financiero, José Alonso Secretario de Prensa de ASPA dijo:

“No, nosotros no tenemos conocimiento del plan del gobierno, Aeromar no entra en el plan de la SEDENA actual, el plan que nosotros habíamos propuesto era un esquema tripartita en donde el Gobierno tendría que participar en conjunto con los trabajadores y buscar un inversionista privado que le diera inyección de capital fresco para hacerla viable.”

José Alonso, ASPA

La fecha en la cual se tiene contemplado estallar a huelga es para el próximo 14 de octubre, un plazo breve, pero conociendo cómo se manejan los sindicatos -ambos asesorados por Alcalde Justiniani-, es muy probable que busquen de nueva cuenta prorrogarla, para ver si pueden obtener el apoyo solicitado meses atrás por parte del Gobierno Federal.

Sé que puedo sonar cansina, pero por este tipo de situaciones es que urge una política nacional en materia aeronáutica. No podemos ir por la vida poniendo parches en la aviación, no cuando seguimos dependiendo del regreso a la Categoría 1, y porque la industria aeronáutica debe tocarse de manera seria por el Estado.