Ya no es solo su actitud bélica en los mares Pacífico y del Caribe, en donde ahora la marina mexicana tiene que limpiar el trabajo sucio del “Departamento de Guerra” de Estados Unidos bombardeando lanchas de pesca so pretexto de combatir a los “cárteles de la droga”. Ahora México tiene que lidiar también con las guerras comerciales de su “socio” y “amigo” estadounidense.

La decisión del Secretario de Transporte de Estados Unidos, Sean Duffy, un improvisado sin mayor experiencia en el rubro, pero leal a Trump, de suspender vuelos provenientes de su país dirigidos al AIFA se vuelve una simple estrategia extorsionadora por parte de algunas aerolíneas de carga que se quejaron con Estados Unidos.

Poco importa a un gobierno con actores irracionales la afectación que esta medida pueda tener en sus propios turistas estadounidenses, pero lo que si podría afectarse son eventos como el próximo mundial de futbol a celebrarse en los tres países “amigos” de América del Norte, mismo que podría terminar siendo un fracaso ante la cacería de migrantes ¡y turistas! de “aspecto latino” en la cada vez más fascista nación del norte.

Las decisiones soberanas de México sobre cómo utilizar sus aeropuertos no competen a otros países, menos a los Estados Unidos. Y como señala la experta Ximena Garmendía en este mismo portal, lo que Estados Unidos busca es “abrir los cielos” mexicanos a sus compañías aéreas, matando a la importante industria nacional, que en muchos casos es mas competitiva que sus aerolíneas, caras y malas.

De las otras decisiones “geniales” de Estados Unidos me gustaría no tener que hablar. Cabe destacar, únicamente, que Trump acaba de reunirse con el mandatario chino Xi Jinping y prácticamente acaba de aceptar todas sus condiciones para interrumpir los aranceles durante un año. ¿Y cómo no? Sin las tierras raras refinadas en China, su industria armamentística, tecnológica y automotriz –incluyendo sus sucursales en México– estaban al borde del colapso. Mucho cuidado, porque los coletazos geopolíticos irracionales de Estados Unidos pueden terminar por llevarnos, como se dice comúnmente, “entre las patas”.