Ya sabemos por dónde va la cosa.

El pasado martes Xóchitl Gálvez oficializó su registro como candidata presidencial de la coalición Fuerza y Corazón por México ante el Instituto Nacional Electoral (INE) para las elecciones de este año.

Un acto que debería ser solemne tuvo como siempre el sello de la panista. Brincó, pegó un chicle en la silla y denostó al presidente López Obrador.

No creo que la campaña presidencial de Gálvez vaya a ser distinta. De hecho ayer, durante la llamada Mañanera de Verdad, volvió a brincar y decir de su ronco pecho “A huevo”, demostrándole a los reporteros que así se brinca de alegría... ¿O de nervios?

Con sus expresiones, vulgaridades y denostaciones, y ahora hasta con sus brincos, Xóchitl es ya la representación de lo que una mujer candidata no debe ser. A los posibles votantes no nos importa si brinca, masca chicle, dice groserías o replica mentiras sobre el presidente y Claudia Sheinbaum.

Xóchitl, de plano, no nos representa.

Como mal perdedora y digna candidata de una clase política que ha engañado a los mexicanos por décadas , ella y su equipo le apuestan a todo con tal de ganar, a sabiendas que eso no va a ocurrir.

El perdedor negará siempre que va a perder y lo único que le queda es la queja y el desprestigio del contrario, en palabras llanas, la guerra sucia.

Hartos de los #hashtags que divulgan mentiras sobre López Obrador y la ex jefa de gobierno capitalino en redes sociales, especialmente en X, asegurando que tienen vínculos con el narcotráfico el día de ayer Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, dijo que existen al menos diez operadores de “granjas de bots” que están detrás de esta campaña de desprestigio contra el primer mandatario y Claudia Sheinbaum.

Esta guerra sucia lleva casi un mes y por ello, Delgado dijo que se quejarán ante la autoridad electoral (INE).

En México como en otros países inflar tendencias en redes para “quemar” al adversario basándose en mentiras es común, y aunque es un cartucho muy gastado, quienes ostentan el poder económico recurren a ello, sin importar que se despilfarren millones de dólares.

Como dijera el finado Chico Che, ¿Quién pompó?

Y es que el tema de los xochitlbots está implicando un desembolso semanal de aproximadamente un millón de dólares a la semana. Mucha lana.

La cloaca se destapó tras salir a la luz una investigación realizada por un activista contra la desinformación de origen español, llamado Julián Macías Tovar, quien exhibió en la red social X el resultado de un análisis de alrededor de 10 millones de mensajes con contenido difamatorio hacia el primer mandatario y Sheinbaum.

Muchos de estos mensajes provenían de cuentas localizadas en países como Argentina, España, Colombia y Estados Unidos.

Pero no son cuentas orgánicas, son robots, programas informáticos que inundan la red hasta colocar las tendencias. Una porquería.

Pero como dicen por ahí, el que obra mal…

En efecto, por la prisa y las ganas de fregar, los tuitazos estaban plagados de faltas de ortografía, letras cambiadas y mensajes idénticos repetidos en hilo por usuarios inexistentes. Mucho descaro.

Y por ende, el teatro se cayó.

Xóchitl, por su parte, después de brincar en la conferencia de mediodía arremetió de nuevo contra el presidente y dijo que le preocupan más los bots que los muertos. Siempre queriendo taparle el ojo al macho.

Como dije al principio de estas líneas: nos queda claro por dónde va la cosa. Sabemos que nos esperan meses de mentiras, descalificaciones, despilfarro de dinero y desfiguros.

¿Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo?

Las encuestas siguen dejándola muy atrás de Claudia Sheinbaum y ni los bots ni las metidas de pata de Gálvez parecen modificar está tendencia.

Allá ella y su gente.