Hace unos días, Alejandro Encinas presentó el Informe de la Comisión de la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa. Al inicio de esta semana, Andrés Manuel López Obrador recomendó leer dicho informe y sus anexos.

Acepté la recomendación del Presidente.

El informe que Encinas presentó tiene 97 páginas, los anexos son documentos extensos. Me llevará varios días su lectura y quizá algunas semanas, su análisis. Debe considerarse que en varias partes dichos documentos, por obvias razones, están testados, lo que dificulta su lectura y comprensión.

Del Informe pueden decirse varias cosas. Primero, recupera buena parte de la información que todos sabemos desde hace ocho años. Segundo, sistematiza y ordena los hechos, así como la participación de los protagonistas en la desaparición de los normalistas.

Tercero, en una larga cronología detalla la actuación de delincuentes, autoridades municipales, estatales, federales y castrenses en la captura, tortura, asesinato y desaparición de los 43 normalistas.

Cuarto, detalla la participación y colusión de las autoridades de todos los niveles para obstruir la justicia; así como, la violación de los derechos humanos de sospechosos y detenidos.

Una parte interesante del Informe es un cuadro comparativo entre la llamada “verdad histórica”, presentada por el entonces Procurador General, Jesús Murillo Karam y la información actual, dicha por Alejandro Encinas. Por ejemplo, entre las principales diferencias están:

Respecto a la presencia de normalistas en Iguala, Jesús Murillo dijo en la Verdad Histórica que los estudiantes iban a boicotear el informe de labores de María de los Ángeles Pineda Villa, entonces presidenta del DIF.

Alejandro Encinas en el Informe de la Verdad, sostiene que los estudiantes iban a tomar autobuses para trasladarse a la CDMX el 2 de octubre.

Respecto a la aprehensión de los jóvenes , Murillo dijo que los alumnos detenidos por la policía municipal fueron llevados a la Comandancia de Iguala.

Encinas, que sólo los estudiantes asegurados por la policía de Iguala en la calle Juan N. Álvarez, autobús 1568, fueron trasladados a la Comandancia de Iguala. Que la instrucción inicial era solamente darles una “chinga”, porque A1 no quería disturbios, además de recuperar material que venía en uno de los autobuses.

Respecto a quien ordenó la desaparición, Murillo Karam dijo que ésta se realizó por instrucciones que “El Gil” transmitió al “Cepillo”, a través de “El Fercho”, encargado de los sicarios de Guerreros Unidos en Cocula.

Encinas sostiene que A1 dio la orden de recuperar la mercancía:

“me chingan a todos a discreción”.

"A1"

A1 ordenó la desaparición de todos los estudiantes, porque no saben “quien es quien” y se está calentando la plaza demasiado, “mátalos a todos, Iguala es mío.”

Respecto a la desaparición y asesinato. Murillo Karam sostuvo que fueron integrantes de Guerreros Unidos los que mataron e incineraron a los normalistas en el basurero de Cucula, por tratarse de supuestos integrantes de Los Rojos.

Encinas dice que los operadores de la desaparición de los estudiantes fueron: “El Gil”, “El Negro”, “El Tilo”, “El Chino”, “El Pato Landa”, “El Chuky”, “El Cholo”, “El Chango”, “La Gorda”, “El Duvalín”, “El Tony”, “El Pollo”, “El Cuca”, “El Feo”, “El Wasako”, “El Memo”, “El Moreno” y “El H1″.

Dice el Informe que las instrucciones originales eran quemar a los estudiantes, pero al ser muchos decidieron repartírselos, por lo que “El Chuky” les metió machete y los metieron en bolsas para que cada grupo se deshiciera de ellos como quisiera.

Se desconoce el método de ejecución del grupo de estudiantes que fue llevado a Huitzuco.

Hay mucho que preguntarle a Encinas y buscar en el Informe. Una pregunta. ¿Qué opinan los padres de familia de los normalistas? ¿Están satisfechos? Yo aún no.

Twitter: @onelortiz