¿Qué aprendimos después de dos años y medio de pandemia de Covid-19? Las lecciones, las dolorosísimas lecciones en la que familiares o personas queridas perdieron la vida o se afectó nuestro patrimonio, son muchas a nivel personal, familiar, social y gubernamental.

Reaprendimos todo lo que se supone ya sabíamos, pero que no hacíamos. La importancia de cumplir con las medidas de higiene básica, como lavarnos las manos y usar cubrebocas; de cuidar nuestro peso y alimentación, de hacer ejercicio y de acudir al médico de manera regular. Las restricciones sociales hicieron valorar nuestras libertades y derechos. Reconocer que la salud no es una cuestión personal o familiar, sino un asunto eminentemente social.

A nivel gubernamental se supone que la pandemia de Covid-19 reordenó las prioridades nacionales. La importancia de fortalecer los sistemas de salud pública, destinar recursos a la investigación científica, particularmente en la generación de vacunas y su producción; así como destinar recursos suficientes a la prevención, a través de campañas de información clara, que orienten a la población y que eviten la estigmatización de quienes la padecen. Sin embargo, en cuanto la naturaleza pone un nuevo reto en el camino, tal parece que las lecciones, supuestamente aprendidas, se olvidan, se pierden en los intereses políticos y la vanidad de los servidores públicos.

Así ocurre con la viruela del mono (monkeypox), una epidemia concentrada, pero con potencial de llegar a niveles insospechados, si no se atiende adecuadamente. ¡Que novedad! Es una enfermedad provocada por un virus que se transmitió originalmente de los animales a los humanos. La ONU dice que los síntomas visualmente son muy intensos, similares a los experimentados por los pacientes de viruela, aunque menos graves desde el punto de vista clínico. La tasa de muertes registradas entre quienes la contraen, no ha superado el 10% en ninguna de las epidemias desde hace medio siglo.

En México se han detectado 147 casos de viruela del mono en 18 estados; entre los que destacan CDMX, con 45 y Jalisco, con 22, en el resto, 16 entidades hasta el momento, se han registrado de uno a tres casos. Si el número es pequeño y la mortalidad baja, entonces para qué generar una campaña amplia de promoción. Los errores del pasado se repiten. Lo mismo que ocurrió con la epidemia de VIH y en sus inicios, con la del Covid. Desde la perspectiva del gobierno, se trata de no generar pánico. Se equivocan, lo que genera rumores, que puede llegar al pánico, es la información parcial o sesgada.

Efectivamente, la epidemia está concentrada en hombres que tienen sexo con hombres, pero no hay garantía de que ésta continue así. De no tomar las acciones necesarias, la viruela del mono continuará expandiéndose. Las autoridades sanitarias tienen la obligación de desplegar una amplia campaña de información, que sin estigmatizar, establezca lineamientos claros para la detección y el tratamiento de esta enfermedad; así como, la realización de pruebas, la compra y aplicación de vacunas.

El punto clave de la atención a la viruela del mono está en la cancha del subsecretario de Salud Hugo López-Gatell. Tiene la obligación de hacer lo correcto, espero que lo haga. Que rompa el círculo en el que se aisló, que escuche a sus colegas. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?La política es de bronce.