Como les había comentado, el drama con la fabricante de aviones norteamericana Boeing sigue al rojo vivo. Ahora con dos fallecimientos encima -uno por un supuesto suicidio, y otro por una “rara” infección- de quienes estaban dispuestos a dar su testimonio sobre las fallas que tiene esta armadora en temas de seguridad.

Y como si no fuera ya suficiente para Boeing, los escándalos recientes en lugar de menguar, continúan y con más ahínco. Apenas la semana pasada se dio a conocer que posiblemente Boeing “falsificó registros”, en el modelo de avión 787Dreamliner.

Debemos tomar en cuenta que apenas el 17 de abril hubo una audiencia en el Senado norteamericano, en donde varios denunciantes aseguraron haber sufrido amenazas y represalias tras señalar a la fabricante la existencia de errores en la fabricación de los equipos que ponían claramente en riesgo la seguridad aérea.

Según explicó la propia Agencia Federal de Aviación de dicho país (FAA por sus siglas en inglés), el asunto deriva de verificar si la fabricante Boeing llevó a cabo las inspecciones suficientes para poder dar por válidas las uniones de las alas al fuselaje, en algunos modelos del Boeing 787Dreamliner.

Razón por la cual, la FAA abrió una investigación al percatarse que Boeing no le notificó que haya completado las inspecciones, por lo que la FAA supone que no lo hizo, a pesar de que se requieren para garantizar el correcto funcionamiento de las aeronaves. Según información del medio France24, la FAA declaró:

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“La FAA está investigando si Boeing completó las inspecciones y si los empleados de la compañía pueden haber falsificado los registros de las aeronaves. Al mismo tiempo, Boeing está volviendo a inspeccionar todos los aviones 787 que aún se encuentran dentro del sistema de producción y también debe crear un plan para abordar la flota en servicio.”

FAA

Todo esto se supo gracias a que un trabajador denunció ante la autoridad varias irregularidades. A su vez Boeing respondió dando el correo de quien dirige el programa del Boeing 787, Scott Stocker, encargado de los trabajadores de la planta ubicada en Carolina del Sur, que es el lugar donde se realizan los ensamblajes de los equipos.

A través de un correo electrónico Stocker mencionó que un trabajador había visto una “irregularidad en una prueba de conformidad” que se requiere para este tipo de aviones, y declaró: “revisamos rápidamente el asunto y descubrimos que varias personas habían estado violando las políticas de la compañía al no realizar una prueba requerida, pero registrando el trabajo como ejecutado.”

Para curarse en salud, dijo que Boeing ni tardo ni perezoso avisó de esto a la FAA, aseverando que ya estaba tomando “cartas en el asunto”, así como “medidas correctivas” a varios trabajadores.

Y aquí, como todos los días, no dejo de cuestionarme: ¿cómo es posible que la FAA sea tan estricta con Airbus, por ejemplo, pero tan deliberadamente laxa con Boeing?, cada día que pasa más y más cosas turbias salen en torno a estos equipos de la armadora norteamericana.

Para echarle más leña al fuego, el Departamento de Justicia de nuestro vecino país dice que Boeing puede ser procesado por “romper un acuerdo de seguridad”; vayamos al fondo de ese asunto.

El martes pasado el Departamento de Justicia Norteamericano le notificó a la fabricante Boeing que ésta incumplió con los acuerdos firmados en 2021 para evitar la acción penal por los dos accidentes fatales de los B737MAX.

Por supuesto que el gobierno actual de los Estados Unidos todavía no sabe cómo va a proceder. Reed O´Connor, el juez federal de distrito en Fort Worth, Texas, fue el encargado de supervisar ese acuerdo, que no se ha cumplido a cabalidad por parte de Boeing, y dijo:

“Por no cumplir completamente los términos y obligaciones bajo el acuerdo de procesamiento diferido, Boeing está sujeto a procesamiento por parte de Estados Unidos por cualquier violación penal federal de la que Estados Unidos tenga conocimiento”

Reed O´Connor, juez federal de distrito en Fort Worth, Texas

Pero a pesar de esta declaración, en el gobierno del todavía presidente Biden desconocen cómo se procederá con respecto a este incumplimiento, y tampoco tienen claro qué medidas deberán tomar. Tienen hasta el 13 de junio para remediar esta terrible situación, o en dado caso de que no hagan absolutamente nada, el 7 de julio el tribunal responderá cuál será su proceder con este incumplimiento por parte de Boeing.

Para saber en qué consiste el “acuerdo de procesamiento diferido”, revisemos lo dicho por CNN en español:

“En virtud de su acuerdo de procesamiento diferido de enero de 2021, Boeing pagó 2,500 millones de dólares en multas, y prometió mejorar sus protocolos de seguridad y cumplimiento. Las familias de las víctimas del accidente del 737 Max de Lion Air en octubre de 2018 y del accidente del 737 Max de Etiopía en marzo de 2019 habían denunciado, durante mucho tiempo, el retraso en el acuerdo de procesamiento, argumentando que les negaba justicia por la muerte de sus seres queridos.”

CNN en español

En pocas palabras, las fallas se siguen dando; tan es así que el incidente del vuelo de Alaska es un gran recordatorio de las pifias de la fabricante de aviones, como este que acaba de suceder; así que queda de manifiesto que los errores en los controles de calidad siguen vulnerando la seguridad aérea.

A todo esto hay que sumar que en el mes de abril Airbus volvió a superar a Boeing en cuanto a entrega de equipos, o sea que la cosa sigue sin pintar bien. Además la Comisión de Valores y Bolsa de los Estados Unidos se encuentra investigando a Boeing por el tema de seguridad aérea.

Todo indica que Boeing engañó a sus inversionistas, violando las normas de Wall Street, tras el incidente del avión de Alaska, lo que ha llevado al desplome del valor de sus acciones, teniendo pérdidas de hasta un tercera parte de su valor original.

Por supuesto seguiremos atentos a esta historia que parece no tener fin, esperando que las autoridades norteamericanas se encarguen en serio del tema, y no solamente estén buscando cómo guardan y ponen en su lugar los esqueletos que se salieron del clóset.

Y es que es contradictorio que mientras los norteamericanos frenan la puesta en operación de un avión de fabricación francesa, las pifias que comete su propia industria son minimizadas.

De verdad, si este caso se hubiese presentado con su competencia, hoy la historia sería muy distinta; de entrada no les permitirían ni siquiera utilizar los aviones. Pero como se trata de los dueños del mundo, siguen dando maromas y parándose de cabeza para sacar la cara por Boeing.