ESTIRA Y AFLOJA

Fue presentado como el salvador del futbol mexicano, entrenador que por sus vivencias con las selecciones de Paraguay y Argentina, sumado al Barcelona de España, fue vendido de esa forma. Presentado en enero del 2019 ante los medios, el presidente de la Federación Mexicana de Futbol, Yon de Luisa y quien fuera el director de Selecciones Naciones, Guillermo Cantú, solo sonreían, estaba en su decisión el “cambio”, la deseada metamorfosis de la Selección Nacional.

Pero no ha sido así, han pasado tres años y lo único que se ha transformado es el semblante de Gerardo Martino, ninguna mejoría futbolística y lo peor: dudas, demasiadas dudas si es el entrenador que llevará a México al quinto partido, objetivo por el cual fue contratado.

Sus números no son malos, el funcionamiento sí. El primer año, desde que debutó en marzo del 2019 hasta alzar el título de la Copa Oro en ese mismo verano, todo fue la gran luna de miel del rosarino con los aficionados mexicanos. Embalado el equipo, jugando a un sistema impuesto por el Tata, ganando y convencidos de que ese era el camino a seguir.

Pero empezó el espiral cuando inició la pandemia. Se alejó, no estaba en México, su vida asentada en Argentina y viendo desde muy lejos los problemas del futbol mexicano. Eso sí, tomando decisiones contundentes como no volver a convocar a Javier Hernández, Miguel Layún, por indisciplina. Ese alejamiento, no estar cercano al futbolista mexicano, dejar el liderazgo del interior del equipo en manos de Andrés Guardado, le ha costado una baja de juego considerable. Parece que ya nadie le cree.

Las columnas más leídas de hoy

Y claro saldrán los defensores de lo indefendible, los jilgueros baratos que asegurarán desde sus tribunas que “la eliminatoria es muy complicada, lo importante es clasificar”, algo que no solo muestra la mediocridad sino que no se reconoce que el futbol mexicano no avanza, está estancado, con Martino, sin él, con De Luisa, sin él. Está estancado, porque no poder mejorar en toda la historia de la eliminatoria de peor nivel en el mundo, es digno de ver hacia adentro, de una fuerte y disciplinada autocrítica. México no debería estar nunca en tercer lugar de la zona, es indignante.

Martino cumplió contra Jamaica 47 partidos como entrenador de México, ha ganado 32 veces 8 empatadas y 7 derrotas. La efectividad numérica no es el problema, la profundidad es ver como Estados Unidos ganó tres veces consecutivas a la Selección Mexicana, con titulares, con suplentes, no importa, simplemente les ganó y los superó ampliamente y como Canadá no pierde ya contra México en eliminatoria, dos países que sí han avanzado, que sí han tomado el futbol como deporte sin poses y sin arrogancia, y sobre todo sin sentirse superiores, como bien decía el costarricense Jafeth Soto: “México cree tener mejor futbol del que realmente tiene”.

Por eso la metamorfosis no ha sido del equipo, ese sigue igual, el cambio es físico, mental, incluso hasta de hartazgo de Gerardo “Tata” Martino, donde ya le pegó la maldita silla del entrenador de la Selección Mexicana.

Gerardo Velázquez de León en Twitter: @gvlo2008