Tres han sido en el año las repasadas que en futbol la selección de Estados Unidos le ha puesto a México. La más preocupante, la del viernes por la noche en Cincinnati, con especial énfasis en el segundo tiempo. Lo peor que le he visto al TRI en muchos años, y eso contando las innecesarias humillaciones a las que nos orilló don “Vende Humo” Juan Carlos Osorio, con su ruinoso pseudo sistema estratégico de “rotaciones”, que en los hechos nos llevó a perder un ciclo mundialista de oro para nuestro país: el de Rusia 2018.

Y aquí se presenta un dilema: Desde la dirección de selecciones nacionales hasta el señor Gerardo “Tata” Martino, actual timonel. Si no se da la lectura adecuada al delicado momento que vive la selección nacional, de cambio generacional en sus futbolistas, se corre el riesgo de ir a hacer un ridículo monumental a Qatar, y es que bien aplica aquí eso de que “lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer”.

No hay que preocuparse ni hacer escándalo, idéntico momento viven, por solo poner dos ejemplos, las selecciones de Costa Rica y Uruguay, y también lo vivió Estados Unidos, quedándose incluso fuera del Mundial de 2018. La diferencia es que Estados Unidos ya se la jugaban en esos días, pensando desde entonces, ya no digamos en 2022, sino en el Mundial que se celebrará en ese país, compartiendo sede con Canadá y México en el 2026.

Un ejemplo perfecto del mencionado cambio generacional, por lo tajante de su realidad, es la portería: Los tres arqueros mexicanos que han marcado una época de cosa de 15 años (Corona, Ochoa y Talavera) promedian los 40 años de edad, pero los que serán sus sustitutos (Sebastian Jurado, Carlos Acevedo y David Ochoa) sería muy temerario ponerlos, desde ya, a ocupar la tremenda responsabilidad de una posición tan delicada.

Todo lo anterior, si lo sumamos a que los dos jugadores mexicanos que debieran ocupar puestos más que relevantes en la selección (Carlos Vela y CH14) se abandonaron, hace ya tiempo, a una vida de ausencia de compromiso, disciplina, lujos y comodidades.

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En otras posiciones se vislumbran ya los nuevos nombres que entran al relevo, pero se sigue llamando a hombres cómo Guardado, Moreno y Herrera, por ejemplo, que en partidos contra escuadras veloces, cómo lo son ahora Canadá y Estados Unidos, quedan en evidencia.

Se debe poner sobre la mesa entonces, si es viable apostar a llegar el Mundial de Qatar con la misma convocatoria nominal, o de plano tener una visión a más largo plazo, y de una vez ir fogueando la columna vertebral al Mundial del 2026 con canteranos.

Difícil encrucijada pues, y lo peor: aún más difícil será en un futuro si la LigaMx se empeña en no reducir el número en el cupo de extranjeros, cortando de tajo muchas carreras y talentos nacionales, y si se empeña en mantener en inverosímil absurdo de continuar jugando sin descenso y ascenso, además de que pueden calificar equipos a la liguilla, vía la repesca, equipos que no tienen ni de lejos los méritos suficientes para llegar hasta ahí; criterios de diseño de torneos que, cómo nada, sólo fomentan la mediocridad y por ende, los pésimos resultados.

No es pues nada sencillo resolver el dilema, pero la posibilidad de jugársela con los más jóvenes ahí está. Sino hubiese calidad no sería México el actual medallista de bronce en futbol en Juegos Olímpicos, justa donde, precisamente, se juega con selecciones con límite de edad.

Ginés Sánchez en Twitter: @ginesacapulco